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La Global Sumud Flotilla vuelve a partir desde el Puerto de Barcelona, a 1 de septiembre de 2025, entre las personas que están se incluye la activista sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau.

La Global Sumud Flotilla vuelve a partir desde el Puerto de Barcelona, a 1 de septiembre de 2025, entre las personas que están se incluye la activista sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau. Kike Rincón EuropaPress

Manicomio global

Fin del paripé solidario

"Ha sido una oportunidad más para que la señorita Tunberg y la señora Colau se hagan las solidarias"

Publicada

La expedición de la Flotilla Maravilla ha terminado según lo previsto, con todos sus navegantes detenidos por el ejército israelí a la espera de la inminente deportación a sus países de origen. Pese a los intentos de Ada Colau - una mujer capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el candelero político (ahí fuera hace mucho frío)- por aparentar que ella y sus compañeros corrían peligro, dado que desafiaban a un país genocida, sabía perfectamente que no le iba a pasar nada grave: Netanyahu está demasiado ocupado machacando a los palestinos como para dedicarse a hundir barquitos europeos y crearse más problemas internacionales de los que ya acumula. Así pues, postureo omnia vincit.

Lo de Gaza, evidentemente, es una tragedia. Pero, ¿alguien me puede decir en qué ha contribuido a interrumpirla la Flotilla Maravilla de Ada y Greta? Juraría que en nada práctico para acercarse a la paz. En todo caso, ha sido una oportunidad más para que la señorita Tunberg y la señora Colau se hagan las solidarias y las preocupadas por la deriva violenta del mundo que nos acoge a todos, todas y todes. No se ha podido conseguir que algún soldado les arreara un culatazo con el rifle, lo cual habría aportado unas fotos sensacionales, pero se ha hecho lo que se ha podido (por alimentar el ego de una chica que debería estar en la universidad y de una señora que intenta recuperar su cargo de alcaldesa de Barcelona, la primera bisexual al mando de la ciudad, como ella misma se encargó de precisar en repetidas ocasiones).

Las relaciones de Greta con la tripulación, a todo esto, no fueron ejemplares, pues acabó cabreada con todo el mundo (igual se dio cuenta de la memez y la frivolidad que reinaban en el ambiente, pues tonta no es), cambiándose de barco y sin hablar con nadie (lo cual permitió que Colau viera cómo se le dejaba de hacer sombra, pudiendo aspirar lógicamente al liderazgo de la misión, que ya nadie sabe en qué consistía, más allá de masajear el ego de algunos y algunas y algunes, pues con tanta gente a bordo de naves tan pequeñas, apenas si cabían media docena de bocadillos para los hambrientos gazatíes.

Lamentablemente para Ada y su ego, no fue ella la estrella de la expedición, pues le robó el cargo una desconocida que no paraba de grabar videos en los que se la veía bailando feliz, con la kufiya en la cabeza, mientras sus compañeros de expedición cantaban y daban palmas en cubierta. La mujer en cuestión (como nadie sabía quién era, fue rebautizada como Barbie Gaza; luego se supo que era una andaluza convertida al islam y madre de cinco hijos) representaba como nadie la frivolidad que imperaba en la Flotilla Maravilla.

Cuando abría la boca, la cosa empeoraba notablemente. Se puso a hablar de lo bien que se portaban los animales de Hamas con sus rehenes israelíes. Todos hemos visto imágenes horrendas del trato que recibieron los asistentes al festival tecno donde empezó el ataque de esos idiotas de Alá, pero, según Barbie Gaza, todos los rehenes comentaron el trato versallesco recibido de sus captores. Hasta hubo una chica que se sintió fea porque nadie se prestaba a violarla (un poco de machismo nunca viene mal).

Esta acémila islámica se ha convertido en lo que todos recordaremos más de la Flotilla Maravilla. Cosa que sería de lamentar si la flotilla de pacotilla hubiese sido lo que decía ser. Es posible que hubiese gente bienintencionada formando parte de la expedición, pero una señal de que los tontos abundaban es que nadie le requisara el móvil a Barbie para que dejara de ponerlos a todos en ridículo, hasta el punto de que más de uno ha deseado que la armada israelí hundiera los barcos a cañonazos.

Ada Colau ha conseguido sus quince minutos de gloria y Barbie Gaza se ha coronado como la reina de la Flotilla Maravilla y su más fidedigna representante. A todo esto, a los gazatíes los siguen machacando a bombazos y Hamas continúa maltratando a sus rehenes (perdón, dándoles dátiles y conversación). Aquí la única que puede decir “¡Misión cumplida”! es la señora Colau, a la que cada día me cuesta más distinguir de su admirada Judith Butler. Debe estar a punto de aterrizar en Barcelona con su nueva medalla pogresista recién colgada. ¡Tiembla, Collboni!