Bueno, parece que ya tenemos presupuestos autonómicos, pero la cosa ha costado un poco dado el tono sadomasoquista que han ido adquiriendo las negociaciones entre ERC y el PSC, que se han repartido, aparentemente, los roles de esclavo sumiso y estricto dominante. Me ha dado la impresión de que a Aragonès lo metían en las Cuevas del Sado socialistas, donde lo sometían a todo tipo de vejaciones ideológicas que, al final, no ha tenido más remedio que encajar virilmente porque, si no, se quedaba sin presupuestos de la Generalitat para este 2023. A lo largo de la negociación, se ha ido repitiendo en público (o sea, en TV3) la misma situación: primero salía alguien de ERC asegurando, con una sonrisa de palmo y medio (Laura Vilagrà o Marta Vilalta) que la cosa ya estaba prácticamente lista y luego, con cara de dolor de muelas, aparecía alguien del PSC (Salvador Illa o Alícia Romero) para decir que el asunto estaba aún muy verde, que no se había llegado a ningún compromiso sobre nada y que había que seguir negociando hasta que los republicanos tragaran con unas exigencias que, en teoría, iban en contra de sus principios. Finalmente, las sesiones sadomasoquistas parecen haber llegado a un final en el que el sumiso ha dicho que sí a todo y el estricto dominante se ha salido con la suya: lo de la B-40, lo del Hard Rock y lo de la ampliación del aeropuerto, que se ha convertido en modernización para disimular.

Ausente de las negociaciones, el beato Junqueras debe estar que trina, pues de todos es conocida su animadversión a esos sociatas tan malos que no le visitaron cuando estaba en la trena. No es el único. Los de Jéssica Albiach tampoco están muy contentos y amenazan con romper el pacto que apañaron con los de Aragonès. Según Eulàlia Reguant, de la CUP, son los peores presupuestos posibles, pero como nadie le hace ningún caso porque no pinta gran cosa, la CUP opta por exigir la dimisión del director de TV3 por haber cesado fulminantemente a un humorista siniestro de un programa de la casa que tuvo la ocurrencia de llamar nazis a los socialistas en pleno proceso de negociación de los presupuestos con los que le pagaban el sueldo (hay gente cuyo sentido de la oportunidad deja mucho que desear). De todas formas, el mayor de los rebotes se lo han llevado los de Junts x Puchi, como si saliera gratis abandonar un gobiernillo y dejar al socio que se apañe con sus 33 diputados. Jordi Turull, ese gran aspirante a estadista (aunque no debería haber pasado de delegado del partido en Vilamerda de l’Arquebisbe), hizo una oferta a la desesperada a Aragonès, pero afeándole la conducta por haber recurrido este al PSOE en Madrid para que le dijeran a Illa que dejara de morderle donde más duele (me temo que no le hicieron ni caso: “Bah, cosas de catalanes, ya os apañaréis entre vosotros”). El recurso de Aragonès al primo madrileño de Zumosol le ha sentado muy mal al trillizo Tururull, quien aspiraba a algún tipo de acuerdo que permitiera mantener el espejismo del 52% independentista, pero se ha quedado con las ganas, lo cual ha hecho que redoble sus ataques a ERC, ese partido de traidores y botiflers.

Lo más notable de todo el embrollo, por lo menos para mí, ha sido la firme actitud del PSC, que lo aleja momentáneamente de su natural pusilánime y de su renuencia a buscarse problemas con el lazismo. Incluso ahora, se insiste en que lo de los presupuestos es algo que no tiene nada que ver con un apoyo para lo que queda de legislatura y en que los sociatas van a seguir instalados en la leal oposición. Para ser un apparatchik reciclado en líder, hay que reconocer que Illa ha interpretado muy convincentemente el papel de estricto dominante, por no hablar de Alícia Romero, que ha sido, directamente, Dómina Zara cada vez que salía por la tele a decir que aún no había terminado la sesión de tortura para ERC, permitiéndose a veces una leve sonrisita de villano de película de James Bond que debía escocer lo suyo. Cada vez que ERC decía que ya teníamos presupuestos, salía el PSC a afirmar que ni hablar del peluquín. Y la tortura –consensuada, así que no cabe hablar de abusos porque todo ha tenido lugar entre adultos que se han prestado al juego— ha durado lo suyo, hasta que Aragonès, harto ya de recibir latigazos, ha pedido clemencia y les ha dicho a sus estrictos dominantes que sí a todo.

Esta excursión a las Cuevas del Sado del PSC ha puesto de relieve, por si hacía falta, la precariedad del Gobierno de ERC, así como la actitud pueril de Junts x Cat, que abandona el gobiernillo tras una rabieta y luego, desde fuera, pretende clamar por una unidad indepe que ni está ni se la espera ni se ha contribuido a crearla. Salvador Illa, por su parte, sale reforzado en su papel de líder de la oposición, pero eso no quiere decir que vaya a ganar las próximas elecciones autonómicas. Lo suyo ha sido un paso en la buena dirección: tendrán que darse algunos más para que, por fin, cuando nos crucemos con un sociata en la escalera, podamos discernir si la sube o la baja.