Toni Soler, estrella de TV3 (la principal fuente de ingresos de su productora, Minoria Absoluta), anda a la greña en Twitter con Nacho Martín Blanco, de Ciudadanos. ¿Que Nacho cuelga un comentario irónico sobre la pool party de Pilar Rahola en el que aparece Jordi Cuixart? Pues Toni sale en defensa del hombre del mullet, le recuerda a su oponente que Cuixart se tiró tres años en el trullo y acaba deseándole que se pudra en la cárcel. ¿Que Nacho comenta lo del Rey no levantándose ante la espada de Bolívar? Pues Toni lo tilda de falangista. Ya sabíamos que Soler era un lazi de pro, pero yo diría que está sobreactuando con mi amigo Nacho, quien, a fin de cuentas, solo representa a un partido en proceso de derrumbe, mientras que él es, en comparación, un potentado al que todo le va muy bien y que no corre un peligro inmediato de pasar hambre (bueno, quiero creer que Nacho tampoco, pero su actual puesto de trabajo está algo más en el alero que el de Soler, cuyos programas volverán en septiembre porque, pese a las apariencias iniciales, en TV3 no ha cambiado nada).
Entendería mejor que fuese Rahola quien la emprendiera contra Martín Blanco, no en vano le van cada día peor las cosas y ya no sabe qué hacer para darse aires de grandeza. Pero el curro de Soler no peligra. Polònia y Està passant han sido convenientemente renovados y lo mismo pasará con otra cima del lazismo audiovisual, el Més 3/24, aunque no esté producido por Minoria Absoluta. La eliminación del FAQS fue una falsa alarma que permitió a algunos hacerse la ilusión de que algo iba a cambiar en la nostra, donde, por no cambiar, no han cambiado ni al director, confirmando al interino tras anunciar un concurso que vaya usted a saber si se ha llevado a cabo. Las tesis del interino, quien insistía en que había que limitar la política (o sea, la agitación y propaganda) a los programas informativos parece habérselas metido por salva sea la parte el interfecto. Y no veo al PSC muy dispuesto a dar la batalla para que TV3 deje de ser una televisión pagada por todos los catalanes, pero dirigida exclusivamente a una parte de ellos. Los que se relamieron ante la perspectiva de la clausura de Polònia, Està passant o Més 3/24 y la posibilidad de perder de vista a Jair Puta Espanya Domínguez o al humorista prepaleolítico Peyu ya pueden despedirse de sus ilusiones. Todo parece indicar que TV3 seguirá siendo Tele Prusés.
Así pues, con el futuro rutilante que se le adivina, no se entiende muy bien la manía de Toni Soler de enmendarle la plana a Nacho Martín Blanco. Eso sería más propio de alguien que ve cómo le siegan la hierba bajo los pies (véase el caso Rahola) o de algún aspirante a medrar que no medra ni a tiros (Albano Dante Fachín, sin ir más lejos). Pero cuando uno se forra riéndose de la mitad de los catalanes, aunque su sueldo se lo paguen todos, y es prácticamente el bufón mejor pagado del reino (perdón, de la inminente república), yo diría que no necesita ejercer el matonismo con un político de un partido en horas bajas. Como tampoco creo que Soler lo haga para añadir méritos a los que ya acumula, llego a la conclusión de que sus respuestas le salen del alma y se considera en posesión de la verdad.
Reconozco que cuando lo conocí hace años me pareció un tipo muy simpático, pero es evidente que se le ha agriado el carácter desde que empezó la tabarra del prusés y la gente se refugió en sus propias trincheras. Y tampoco me extraña demasiado, ya que a mí también, aunque a diferencia de Toni, me puede más el aburrimiento que el odio.