La figura del tonto útil, aunque parezca una antigualla comunista, goza de total vigencia en la Cataluña actual. Lo acaba de demostrar Xavier Domènech al solidarizarse con el cupaire Joan Coma y dar por buena la teoría nacionalista de que a ese señor de Vic lo han detenido por independentista, cuando en realidad ha sido por desatender en dos ocasiones la citación del juez de turno. Que esa confusión interesada la practiquen los políticos soberanistas de lo que queda de Convergència, ERC y la CUP resulta, lamentablemente, normal, pero que se apunte a ella alguien que asegura ser de izquierdas y estar cargado de ideas renovadoras para la sociedad que lo acoge es de lo más descorazonador: para el señor Domènech, no hay vida fuera del nacionalismo, y solo aspira a modularlo de la manera más conveniente para sus intereses. Convirtiéndose así en el máximo tonto útil con el que cuentan los separatistas y en un cero a la izquierda para quienes esperaban algo razonable a la izquierda del PSC, aunque ahí se hermana con sus amigos de Madrid, Iglesias y Errejón, en la causa común de mantener al PP en el poder hasta el día del juicio final.
Podemitas y comunes componen una izquierda que parece diseñada por la derecha para asegurarse el poder durante décadas
Podemitas y comunes componen una izquierda que parece diseñada por la derecha para asegurarse el poder durante décadas. Y en Cataluña han caído en la trampa de confundir el separatismo con el progresismo, de ahí que Domènech, convencido de que se puede estar en misa y repicando, exige para el detenido Coma unos derechos que no le reconoce al ciudadano común y corriente, que, ese sí, está obligado a presentarse ante el juez que le haya citado porque carece de una causa patriótica tras la que parapetarse para eludir su deber. Luego ya vienen burradas como la de comparar la audiencia nacional con el Tribunal de Orden Público franquista, pero ya se sabe que aquí te quitan puntos del carné de progre si no insistes permanentemente en que el franquismo sigue vivo.
Mientras tanto, el votante de izquierdas harto del nacionalismo obligatorio se siente huérfano y piensa quedarse en casa cuando lleguen las próximas elecciones (sobre todo desde que Albert Rivera ha renunciado a la socialdemocracia de los orígenes de Ciutadans y reivindica un ideario liberal, hermosa palabra que hoy día significa ser más de derechas que Rajoy). Sí, amigos, la figura del tonto útil goza de plena vigencia en la Cataluña actual. Y nadie la personifica mejor que Xavier Domènech.