La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió más que horquillas nos ofrece zanjas. El PSC se afianza en primera posición, pero no es lo mismo obtener 34 escaños que 40. ERC no consigue rentabilizar su gestión de gobierno porque se estanca. Estamos en las mismas. No es lo mismo no rentabilizar con 34 que con 29. Este último dato es una derrota sin paliativos. Seguimos. Junts per Catalunya se marchó del Govern y dice el CEO que recupera posiciones con respecto a la última encuesta. Bien, pero recuperar para quedarse con 28, cuatro diputados menos que ahora o con 22, lo que conllevaría un tsunami en una formación muy dada a los tsunamis.

Si seguimos viendo resultados llegamos a la cuarta fuerza, el PP. Entre 8 y 12 diputados que les suenan en la calle Urgell a música celestial porque los populares siguen sin líder y sin partido. Sin embargo, hay que destacar que también podrían obtener 12 diputados la CUP y los comunes, los primeros con horquilla 8-12 y los segundos 7-12. El CEO da un retroceso a Vox que tiene la menor horquilla de la encuesta, 7-10, y abre la gran zanja con Ciudadanos 0-5. O sea, que la encuesta que pagamos todos los contribuyentes no afina nada y nos aclara menos. Tampoco en generales. No sabemos ni quién ganaría porque el amable CEO nos dice que ERC y PSC pueden empatar y que Ciudadanos puede entrar con un diputado. No aportan nada estos datos.

Por tanto, me atrevo a decir que hasta las municipales el panorama político catalán no se moverá un ápice. Y después, ya veremos. El PSC se consolida como primera fuerza pero el independentismo puede mantener su mayoría. La incógnita es saber si serán capaces y por ahora no parece. La independencia, por el contrario, sigue reduciendo el número de partidarios aunque parezca una paradoja. O sea, en conclusión que un gobierno estable solo puede venir por la ruptura de los bloques. Se rompieron con la aprobación de presupuestos pero un gobierno son palabras mayores. Y lo más importante, este gobierno interbloques ¿quién lo liderará?

El CEO con todas las zanjas abiertas no aporta concreción y los interrogantes se multiplican. Debería el centro de datos ser más valiente y arriesgar más. Seguramente, si afinará más gustaría menos, sobre todo, al Govern de quién depende. Pero, ampararse en amplias horquillas denota frivolidad y falta de valentía. Una pena. Nos quejamos del CIS, pero el CEO no se queda atrás. Las encuestas públicas, otrora baremo sagrado, son hoy muy poca cosa, teniendo en cuenta que tras las elecciones municipales el tablero político se moverá como placas tectónicas. Según los resultados, las elecciones autonómicas se pueden adelantar y no se puede contar con la brújula del CEO. O sea, Aragonés no tendrá brújula.