Pensamiento

Ramon Llull, según Amador Vega

17 julio, 2016 00:00

Algunos libros de Amador Vega, catedrático de la Pompeu Fabra formado en Alemania, me han hecho arder el pelo. Libros sobre religión, misticismo, espiritualidad en el arte, sobre determinados espacios físicos que son puertas de embarque al infinito; o sea sobre materias y actividades intelectuales que se internan en lo inefable. Zen, mística y abstracción, Arte y santidad, Tres poetas del exceso: Eckhart, Silesius y Celan… 

Al saber que Vega era el comisario de la expo sobre Llull en el CCCB temí que ésta sería un espectáculo solo para eruditos, giróvagos sufíes y monjes tibetanos de esos que a la hora en que otros hacen la siesta, levitan.

Algunos sostienen (...) que en su tiempo Llull fue "un halcón, no una paloma"

Por suerte no es así. La exposición La máquina de pensar. Ramon Llull y el Ars combinatoria respeta al visitante, es entretenida y hasta apasionante; y tiene el acierto de poner al prolífico e influyente autor del siglo XIII en sintonía (si no como precursor) con la revolución tecnológica en la que, setecientos años después, estamos metidos. El arte combinatorio de Llull, complejo mecanismo de letras y conceptos llamado a explicar el universo y resolver armoniosamente las contradicciones de la humanidad, prefigura el conocimiento en red y la computación.

Algunos ven a Llull tan actual, tan contemporáneo, que lo presentan como un intelectual dialogante, tolerante, una especie de roquero en gira permanente por las cortes del Mediterráneo. Otros llullistas  –-pienso en Josep Maria Ruiz Simón, al que siempre he admirado tanto por lo que dice como por lo que calla-- sostienen que en realidad el arte combinatorio fue concebido como arma espiritual contra los errores de los infieles y que en su tiempo Llull fue “un halcón, no una paloma” que pugnaba por emprender una nueva cruzada contra los infieles. 

Sea lo que fuere, me sumo a la unánime celebración de esta exposición-discurso sabiamente dispuesta por Amador Vega; los preciosos libros antiguos que se exhiben en las vitrinas parecen realizarse con fluidez y naturalidad en las obras de los artistas contemporáneos que se inspiran en la figura proteica del sabio mallorquín. Cada pieza invita a pensar; y todas juntas, a volver.