Sí, Puigdemont vota PP. Así nos lo ha explicado. No de forma nítida y clara. No es su estilo. Lo ha hecho de manera enrevesada para ocultar lo evidente. Que la derecha catalana está más cómoda con la derecha española. Puigdemont, y su aventajada alumna Nogueras, dicen estar hartos de los incumplimientos de Sánchez. Y lo insultan en el pleno. A saber.

Ley de Amnistía. ¿La amnistía sería una realidad con Feijóo? Evidentemente, no. Sin olvidar que la oposición judicial mama en aquella frase de Aznar “quien pueda hacer algo, que lo haga”. O sea, esa oposición mama de las ubres de la derecha política y, por qué no decirlo, de la mediática que mantiene el fuego encendido.

Catalán en Europa. ¿Un Gobierno de Feijóo hubiera lanzado una campaña en Europa para que los idiomas españoles al margen del castellano fueran oficiales en la UE? Evidentemente, no, a tenor de la frenética actividad de la eurodiputada catalana, para más inri, Dolors Montserrat en Europa desde su liderazgo en el Partido Popular Europeo.

Financiación Autonómica. ¿Un Gobierno del PP se avendría a mejorar la financiación catalana con un nuevo modelo? Evidentemente, no, con la actitud de las autonomías populares que la califican como un robo a mano armada a los españoles por parte de los pérfidos catalanes.

Quita de deuda. Eso ya está aquí y se puede quedar en agua de borrajas gracias al bloqueo. ¿Con un Gobierno del PP estaríamos en este escenario? Evidentemente, no.

Competencias en inmigración. ¿Se hubiera llegado a un acuerdo con un PP dirigiendo el país? Evidentemente, no. Feijóo no tuvo problemas en compartir discurso con Irene Montero, y gracias a Podemos, todo quedó en papel mojado.

España está en deuda con Cataluña. Tiene razón Puigdemont. La ejecución de los presupuestos generales es manifiestamente mejorable, ¿pero un Gobierno del PP sería más generoso? Evidentemente, no. Pedro Sánchez, desde su llegada al Gobierno, ha aumentado la inversión en infraestructuras, Cataluña es la segunda receptora de fondos europeos, se han aumentado los ingresos del sistema de financiación, y se ha beneficiado de acuerdos bilaterales como es el caso de los Mossos, que permite financiar un aumento de la plantilla. Desde el PP, este escenario se considera un expolio. Sin medias tintas.

Entonces, ¿por qué Puigdemont quiere derribar a Sánchez? No nos engañemos, derribar a Sánchez comporta la llegada de Feijóo de la mano de Santiago Abascal. Por tanto, Puigdemont vota a un PP que está en la cuna que mece la mano de un Vox que puede alcanzar, ni más ni menos, 75 diputados, como vaticina la última encuesta de Opina 360.

¿Piensa Puigdemont, en serio, que un cambio de Gobierno del PP, tutelado por Vox, tendría un mejor trato al catalán, desbloquearía las inversiones, permitiría su retorno a España, y daría a Cataluña más competencias y mejor financiación? ¿Piensa realmente que PP y PSOE son lo mismo? ¿Piensa que en un nuevo escenario político, con Feijóo de presidente, Junts tendría un papel crucial? ¿Piensa que, si cae Sánchez por culpa de Junts, sus votantes les votarían entusiasmados para aupar a Feijóo? ¿Piensa que, con este postureo, la amenaza de Aliança Catalana se convertirá en un espejismo?

Los liderazgos son complejos, y a distancia, y con una dosis de protagonismo desmedido y de narcisismo añadidos, son un desastre. Si Puigdemont piensa que con Feijóo a Cataluña le va a ir mejor es que no vive la realidad. Y si se cree que la caída de Sánchez será sinónimo del descenso a los abismos de Aliança Catalana es que confunde deseos con realidad. Pero, si se cree de verdad todo lo que hace, que sea sincero y nos diga Puigdemont que vota PP. Y así todos podremos sacar nuestras propias conclusiones. No lo hace, porque no quiere ser claro y se enreda en los argumentos. Si no explicas un cosa de forma sencilla o es que no te la sabes, o es que mientes.