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Mujeres con burkas

Mujeres con burkas Agencias

Pensamiento

Como decía Fallaci: “Faltan cojones”

"Hay muchos dirigentes políticos en Europa, estatales, regionales y locales que son rehenes de esas nuevas 'bolsas de voto' que creen que pueden mercadear. En Cataluña, más aún"

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Suecia, Italia y Portugal son los últimos países de la Unión Europea en aplicar leyes para prohibir el burka y el niqab, ambos elementos que tapan completamente a las mujeres que lo llevan y que, obviamente, generan problemas de seguridad pública de manera indiscutible.

Sin embargo, en este asunto y en este momento, Europa no se puede permitir abordar este tema del islamismo galopante sólo desde la perspectiva de la seguridad. Sería un error tan grande que nos llevaría a nuestra propia autodestrucción como sociedad en menos tiempo del que cualquiera se pudiera imaginar.

Nuestra manera de vivir no es algo de lo que haya que avergonzarse. Ese sentimiento de culpa impostado es el que están intentando inculcar desde grupúsculos pseudo delincuenciales antisistema que se camuflan detrás de causas humanitarias, como la palestina, pero que en realidad les importa un carajo y sólo las utilizan como plataformas antidemocráticas de asalto al poder y de destrucción de la civilización tal y como nos la hemos trabajado.

La sociedad en la que vivimos, la europea, con todos sus defectos y carencias que nos son pocos es, sin duda, el mejor sitio del mundo para nacer, vivir y morir, seas quien seas y sea cual sea tu condición, especialmente si eres vulnerable por cualquier circunstancia. Explicado de otra manera, si apicaráramos la “Teoría de la Justicia de Rawls”, todos los seres humanos elegirían ser europeos.

Pero este escenario no se ha construido ni fácilmente ni de un plumazo, aunque de un plumazo lo quieran exterminar. Miles de años de diferentes civilizaciones, de evolución en el conocimiento, de mestizaje de personas e ideas, millones y millones de muertos en incontables guerras. Filósofos y filósofas pensando, revoluciones sociales, industriales, sexuales, culturales. Terrorismo, economía, dictaduras, libertad. Dos guerras mundiales y un Holocausto. Y pagamos un dineral de impuestos.

Y hace 70 años, una idea. La idea de implantar la paz para que crezca la economía de mercado y que la gente viva mejor y unos cuantos se hicieran muy ricos. Pero también, dar paso a la política frente a las guerras. Esa era la idea de la Unión Europea. Y dentro de ella, los derechos humanos derivados directamente de la Revolución Francesa, sólo que evolucionados 2.0.

Esa es la civilización a la que pertenecemos (simplemente por una cuestión de azar), y la que está totalmente en peligro por “la falta de cojones y la hipocresía de los propios europeos”, citando literalmente a la grandísima Oriana Fallaci en La Rabia y el Orgullo.

Falta de cojones e hipocresía que se hace patente cada vez que los dirigentes de un país se enorgullecen de hacer leyes para prohibir el burka, pero dejan que el velo islámico siga paseándose por las calles del Viejo Continente, por los lugares públicos, por las escuelas, etc. ¿Alguien sabe qué fue del laicismo?

El velo islámico, en cualquiera de sus formas, tamaños y versiones, es el símbolo del islamismo radical que amenaza cualquier atisbo de libertad y de progreso para cualquier país o pueblo. No dudo de que la mayoría de dirigentes mediocres y políticamente miopes, que es lo que tenemos ahora en toda Europa, están convencidos de que eso del velo sólo les afecta a las mujeres y que, por tanto, no importa mucho en realidad, y que con medidas de seguridad pública y cosméticas como prohibir el niqab, ya estamos todos salvados de la amenaza que se nos cierne.

Pues no. Ni sólo nos afecta a las mujeres, ni sirven para nada ese tipo de medidas, puesto que el mensaje de los dirigentes emasculados a los líderes islamistas cuyo objetivo es sustituir nuestra realidad por la suya es: “Me faltan cojones para plantarte cara en realidad, así que sigue con lo tuyo”. Y se los acabarán “devorando” a ellos también. De hecho, ya hay muchos dirigentes políticos en Europa, estatales, regionales y locales que son rehenes de esas nuevas “bolsas de voto” que creen que pueden mercadear. En Cataluña, más aún. Dense una vuelta por Barcelona esta Navidad de nuevo y me cuenta lo que ven.

El velo islámico en todos los países de la Unión Europa es ilegal hoy sin mover ni media coma de ninguna ley, porque representa todo aquello que está prohibido, que es: la discriminación, en este caso por sexo, la violencia machista, la falta de libertad y el antilaicismo.  ¿Por qué se permite? Ya lo he dicho antes, nuestros políticos imbéciles creen que solo les afecta a las mujeres.

Ciertamente el velo islámico es violencia contra las mujeres, es discriminación contra las mujeres, es la imposición de la sumisión de las mujeres a un sistema teocrático y ultrapatriarcal. Pero es la materialización en las mujeres de la violencia contra todo nuestro sistema social, civilizatorio, de derechos y libertades, de ciudadanía y de modus vivendi que hemos construido. No es perfecto, pero es el menos imperfecto de los que existen.

Así que sí, “faltan cojones” para defender la libertad y la igualdad, pero no sólo la de las mujeres, sino la de todos. Y estamos en peligro real porque los mandatarios que ahora las gestionan no han tenido que mover nunca ni medio dedo para ganársela. Que Oriana nos proteja.