Notición del mes para El País: tras zarpar con posterioridad a las tres de la tarde del domingo 31 de agosto, arropados por una multitud que ovacionaba a los tripulantes a su paso, las embarcaciones de la Global Sumud Flotilla, también conocida como la Flotilla de la Libertad, se han visto obligadas a regresar a puerto debido al temporal que ha azotado el litoral catalán.
La aguerrida escuadrilla se dirigía rumbo a Túnez, donde estaba previsto que llegasen el 4 de septiembre. Sin embargo, transcurridas varias horas de travesía combatiendo el oleaje, la organización decidió por el regreso al puerto de Barcelona para salvaguardar la seguridad.
Esa multitud enfervorizada, ¿cómo se las ha ingeniado para ovacionar a los tripulantes del desfile naval? ¿Los palmeros progres han adquirido el don de caminar sobre las aguas para poder acompañar a las embarcaciones a su paso? ¿O es que el entusiasta redactor de El País habrá querido decir que la multitud vitoreaba a los tripulantes a medida que acudían a las embarcaciones para subir a bordo? Un Cervantes del periodismo…
¿Quién era el comodoro (título naval referido a un oficial de marina que manda más de un barco) de la Flotilla que ha tomado esa decisión? Lo digo para firmar una petición a fin de que sea desposeído de cualquier título de marina mercante del que esté provisto por no haber consultado el parte meteorológico.
Caso de no existir comodoro, ¿las decisiones se han tomado a través de esa fórmula tan arraigada entre los pijoprogres? ¿Cómo lo han discutido? Si es por radio, malo porque las comunicaciones navales a través de radio suelen estar muy restringidas. ¿Se imaginan las conversaciones?:
• “Pol, aquí la Ada. Axó lo veo molt crudo. La cosa está molt xunga. No lo dic per mí, eh?. Penso en los vaixells petits y per pacificaaaaá la mar. Cambiu”.
• “Aquí el Pol. Ada, no te ho puc desir porque tengo a todos verdes, vomitando unos encima de los escarpines del Decathlon de otros. Cambiu”
¿Alguien me puede explicar qué tamaño tenían o tienen las embarcaciones pequeñas? ¿Nadie les ha explicado que hay un límite mínimo para navegar a partir de cierta distancia de costa?
¿El capitán de la marina de la Marina Vela Barcelona (Port Vell) no ha intervenido para controlar embarcaciones y titulaciones?
¿Cómo es que tan aguerridos navegantes de la procelosa mar mediterránea son incapaces de saber arribar a la mitad de la singladura hasta su primera etapa en Menorca y, en cambio, un cayuco con 200 personas es capaz de cruzar desde África hasta Baleares sin vela, con un motor de juguete, sin agua y sin comida?
¿Alguien se ha enterado de que la mayoría de las embarcaciones cambiaron de muelle pasando de la Marina Vela de Barcelona al puerto de Badalona?
¿Ninguno de los patrones o capitanes de los barquitos sabe que el mes de septiembre es especialmente duro e imprevisible en este lado del Mediterráneo?
Según algunos medios, tras la primera “espantá”, los barcos han aprovechado para aprovisionarse. ¿Nadie ha informado a los neonavegantes pijoprogres que para ese tipo de travesía es obligado salir bien pertrechado y aprovisionado?
Menos mal que “la actitud” es lo que cuenta. Gracias a su esfuerzo, tesón y osadía (hija de la ignorancia) 12 de los 19 barcos que realmente zarparon (de los 37 previstos) pudieron llegar hasta… ¡Barcelona de nuevo! Sí amiguitos, tras zarpar por segunda vez 12 barcos han tenido que volver porque había “mu” mala mar. Terribles galernas del Cantábrico han complotado con olas propias de un tsunami (todo ello orquestado por la ultraderecha, evidentemente) obligando a buscar cobijo de nuevo en Barcelona.
Nueve largas horas de dura navegación. La meteorología es “feixiste” y, según una portavoz del desfile naval, se han registrado vientos de 30 nudos (55 Kms/h). Pero, criatura, que eso ya se sabía antes de zarpar. ¿Es que el primer regreso no ha servido de lección para leer una previsión meteorológica en el segundo intento?
Lástima que tampoco, en este segundo y más vergonzoso regreso, se haya acercado ningún medio a captar alguna imagen. Tras la segunda reculada, se echa de menos conocer el aspecto de esos tripulantes que zarparon con camisetas negras sin tirantes (impensable para cualquier regatilla entre Barcelona y el Port de Garraf) que agitaban sus pañuelos palestinos.
Menos mal que Jordi Coronas, concejal de ERC en Barcelona, ha sabido dar las oportunas explicaciones. “El mar es un medio hostil”. Así, él solo, sin ayuda de nadie, ha llegado a tamaño descubrimiento. Solo le faltaba haber declarado muy serio: “El mar es fascista”. Me recuerda a Serrano Suñer, cuñado de Franco y factótum de la primera época dictatorial que soltó lo de “Rusia es culpable” para justificar la invasión de Alemania a la URSS.
Para acabar de salpimentar el cachondeo, resulta que entre la flota de la almiranta Colau figuraba el Alma Explorer Yacht, un yate de 28 metros de eslora que en 2018 fue interceptado con más de 336 kilos de cocaína. Este verano el Ayuntamiento de Calella ha querido suprimir la habanera “El meu avi va anar a Cuba / a bordo del Català / el millor barco de guerra / de la flota d’ultramar…”. Lo que teníamos que hacer los barceloneses es cantar a la Colau y a Coronas: “El meu progre va anar a Palestina / a bordo del Alma Explorer Yacht / el millor barco de droga / de la flota de coca fina…
El Cirque du Soleil debería tomar nota para sus payasos tragicómicos. ¿Cabría una nueva temporada de “American Horror History” denominada “Barcelona Naval Horror History”?
Un último detalle: para los amantes del lenguaje: Sumud (que no sumid) en árabe significa “resiliencia”. Pongan en su buscador lo que en árabe significa la siguiente palabra más acorde: “Global Kharqā Flotilla”.
¿De verdad los palestinos necesitan esto?
¿De verdad serán capaces de llegar?