Salvador Illa lleva un año como presidente de la Generalitat. Un año complicado porque en el Parlament no tiene mayoría. ERC se la da o se la quita en función de sus prejuicios con Junts por su competencia por liderar el mundo --menguante-- independentista. En Madrid, Salvador Illa tiene abiertos varios frentes: Ley de Amnistía, situación política del PSOE y del Gobierno, y financiación singular. A primera vista, su agenda es casi un sudoku y asumir estos frentes, a la vez, parecería un imposible.
Sin embargo, es todo lo contrario. El presidente recorrió la maratón de Barcelona en tres horas y 41 minutos a sus 59 años. Una proeza que parece ser su modelo a tenor de su agenda. En un año ha visitado 97 municipios, se ha reunido con sus alcaldes y en muchos de ellos no se ha olvidado de visitar la comisaria de los Mossos. Con la policía, hizo su primer acto institucional visitando su cuartel general en Terrassa.
Además, ha asumido en primera persona los grandes conflictos naturales --DANA, incendios y sequía-- reuniéndose con los alcaldes de los municipios afectados además de tener encuentros sectoriales como con los ayuntamientos del Partido Judicial de Martorell o con la Asociación de Municipios Rurales que ya tienen aprobado su Estatuto. Sin olvidar las dos entidades que agrupan al mundo local, la AMC y la FMC.
Si en Cataluña hay 947, Salvador Illa ha tenido contacto con alrededor de 200 alcaldes, un 20% del total. No está mal para un año. Un dato: 7252 kilómetros recorridos.
También Illa ha asumido en primera persona la ampliación del aeropuerto, la problemática de la vivienda y un reto particular: el papel internacional de Cataluña. En este primer año se ha reunido con 13 embajadores, con el jefe de Gobierno de Andorra, con Angela Merkel o Enrico Letta, con el Gobernador de Jalisco y con la Gobernadora de Michigan.
Ha desarrollado una amplia agenda en Europa tanto en el Comité de las Regiones como en la Comisión y en el Parlamento Europeo además de intensificar las relaciones con Baden Wuntemberg, Lombardía, Occitania, Roine-Alps o Pirineos Orientales. En esta frenética actividad ha hecho nueve viajes internacionales --China, Japón y Corea, los más sonados-- con un claro acento empresarial para captar inversiones y abrir nuevos mercados.
El clásico correcaminos a estas alturas de la agenda estaría exhausto, pero para Illa, un hombre que se levanta muy temprano y que a las siete de la mañana ya contesta mensajes por WhatsApp tras su primera carrera del día, es un aperitivo. En este primer año ha visitado 612 entidades, ha realizado 131 visitas institucionales y ha visitado varias comunidades autónomas. De hecho, el president se ha reunido con sus homólogos de Asturias, Canarias, Navarra y Euskadi al menos en dos ocasiones. También con el presidente Sánchez se ha visto en varias ocasiones de forma oficial y oficiosa. En la crisis del PSOE por el caso Cerdán, Illa sugirió el nombre de Montse Mínguez y acabó de portavoz. La primera vez en la historia que una militante del PSC es la portavoz del PSOE.
Si alguien duda de la vuelta a la normalidad en Cataluña, solo un dato. Más allá de romper moldes recibiendo a Estopa, celebrar la Diada de Sant Jordi conversando con Javier Cercas, dando la Creu de Sant Jordi a Loles León o recibiendo en Palau a Eduardo Mendoza, el presidente Illa ha coincidido con el rey en 12 ocasiones, ha acudido al 12 de octubre y ha sido anfitrión de la Conferencia de Presidentes. Se ha reunido con 12 ministros del Gobierno de España y ha realizado 288 actos institucionales y 286 reuniones públicas. Su entorno considera que las reuniones privadas de trabajo superan a las públicas.
Illa no elude tampoco reunirse con los grupos parlamentarios, citó en su despacho a los expresidentes Aragonés y Montilla, y acude al Parlament con asiduidad. Al margen de las sesiones de control ha realizado 27 actividades en el Parlament y tiene a sus consellers y conselleres en forma, con 47 reuniones hasta la pausa de agosto.
Illa se ha visto con entidades económicas, visitado empresas, sindicatos, con el tercer sector, con la universidad, el mundo educativo en todas sus etapas, con el sector primario, con la iglesia y con el resto de confesiones, entidades sociales desde la gent gran hasta Oxfam Intermon, mundo judicial y abogacía, colegios profesionales, medio ambiente, entidades culturales, medios de comunicación, y la seguridad. Sus visitas al territorio no dejan de lado a las comisarias de los Mossos y en los incendios se puso al frente escuchando a los bomberos y a los agentes rurales. Vamos que habla de las cosas de comer y, sobre todo, escucha.
Illa es un president que ha iniciado una legislatura nada fácil, pero después de ver su agenda durante este año queda claro que él tampoco se lo va a poner fácil a sus adversarios. No es extraño, por tanto, que a pesar de los malos momentos que atraviesa Pedro Sánchez, inmerso en su manual de resistencia, Salvador Illa apruebe en su gestión y genere un respaldo mayoritario en la sociedad catalana. Un respaldo, sobre todo, transversal. Ni Jordi Pujol en sus mejores tiempos y nada que ver con Puigdemont, Torra, Mas o Aragonés. Illa es otra cosa.