El progreso económico de una sociedad se encuentra estrechamente ligado a su capacidad para transformar ideas en empresas y proyectos en bienestar. Es un principio en torno al que coinciden la mayoría de los analistas económicos contemporáneos, que parten de la premisa de que las compañías reflejan el pulso, la vitalidad y la capacidad de una tierra para generar oportunidades. En este aspecto, Cataluña ha sido tradicionalmente un polo de atracción de talento e iniciativas emprendedoras.
A lo largo de los últimos años, sin embargo, nuestra tierra ha observado una tendencia inédita que, por momentos, ha llegado incluso a resultar inquietante: numerosas empresas aquí establecidas decidían trasladar su sede social a otras comunidades autónomas, motivadas por diferentes causas.
Ese saldo migratorio negativo en materia empresarial, según reflejan los datos, ha comenzado a cambiar ahora. El último informe registral de Estadística Mercantil, correspondiente al segundo trimestre de 2025, evidencia que por primera vez en varios años son más las empresas de otras comunidades que deciden trasladar su sede social a Cataluña que las que recorren el camino inverso.
Los datos reflejan que en el periodo de abril-junio de este año un total de 210 sociedades han fijado su domicilio social en nuestra tierra, frente a las 200 que han partido hacia otras regiones. El saldo, aunque ajustado, es positivo, y plantea un claro contraste con lo observado a lo largo del ejercicio de 2024, año en el que Cataluña registró uno de sus peores datos a partir de un balance de 926 empresas que se marcharon por las 575 que llegaron (-351).
Si bien es cierto que el flujo de traslados de sede responde a una dinámica habitual entre regiones con alta intensidad económica, también lo es que la Comunidad de Madrid, al menos hasta ahora, se imponía de forma habitual a Cataluña en el intercambio empresarial. No obstante, en este trimestre, más de la mitad de las empresas que se han establecido en Cataluña provienen de Madrid (54,9%).
La Comunidad Valenciana emerge como el segundo destino predilecto para las empresas que optan por abandonar Cataluña (16,67%), mientras que Andalucía atrae al 8,1% de estas sociedades. En sentido contrario, un 39% de las compañías que tenían su sede social en nuestra tierra decidieron trasladarse a Madrid, mientras que un 15,71% y un 12% lo hicieron respectivamente a Andalucía y Valencia.
Cabe resaltar un aspecto importante de este balance. El hecho de que en el último trimestre hayan llegado 210 sociedades a Cataluña no significa, necesariamente, que estas hubiesen tenido antes su sede social aquí. La estadística no nos permite hablar de empresas que retornan a casa, dado que no hay evidencia sobre ello.
Otro de los aspectos clave de la estadística mercantil del que podemos extraer una lectura positiva es el de las constituciones de sociedades. Cataluña cosechó en este periodo un incremento del 17,4% en la creación de nuevas empresas con respecto al mismo trimestre del año anterior, lo que muestra que, al margen de idas y venidas, nuestra tierra sigue exhibiendo una destacable capacidad para generar proyectos novedosos.
Una buena muestra de esto se pudo observar, por ejemplo, en el mes de mayo, cuando se constituyeron un total de 2.784 sociedades en Cataluña, un 45,3% más que en el mismo mes de 2024, lo que nos situó además diez puntos por encima de la media de crecimiento nacional (35,9%).
Por todo ello, no resulta exagerado concluir que los datos mercantiles apuntan al posible inicio de una etapa de bonanza empresarial en Cataluña, ante la que también conviene guardar ciertas dosis de prudencia. Será necesario analizar la evolución de la actividad societaria mes a mes, para así poder proyectar conclusiones que resulten fiables en el tiempo. Las certezas duraderas en clave de crecimiento representan el mejor estímulo para nuestro tejido productivo.