Junts se ha salido con la suya. Por mucho que Pedro Sánchez nos explique que ha salvado las pensiones y otras medidas sociales con un nuevo decreto pactado a última hora, lo cierto es que se ha plegado a la realidad de los siete votos de Junts.

Por eso, me pregunto si para hacer este viaje eran necesarias tantas alforjas. Lo digo porque quizá se hubiera podido negociar sin el vértigo de lo sucedido esta semana, habida cuenta, además, que Junts aprieta, pero no ahoga porque no quiere que caiga el gobierno.

Ahora es imprescindible, pero puede acabar en el ostracismo en un panorama que dibuje la mayoría de la derecha y la ultraderecha. Quizá no fue buena idea hacer un decreto ómnibus porque Junts necesitaba un triunfo que, a la postre, ha conseguido.

Lo del PP es harina de otro costal. Según cuenta mi buen amigo Javier Caraballo, los populares de Feijóo están empeñados en matar moscas a cañonazos, y en esta batalla siguen ganando las moscas.

Feijóo desaprovechó la ocasión de vestirse de hombre de estado y se coció en su propia salsa. Quedó en ridículo, se peleó con el PNV, y llegó a una conclusión: el gobierno no cae y hay legislatura para rato. Y batió su récord de memez con la idea de recoger firmas para obligar al Gobierno a firmar el decreto de pensiones. La idea murió a las pocas horas y acabó anunciando que votaría que sí al decreto porque sus barones estaban de los nervios.

Ese es el as que vende Pedro Sánchez. Que de nuevo hay legislatura, pero de momento no tenemos presupuesto. Los que auguran el fin del sanchismo se empecinan en su error, pero el gobierno está desvalido.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras Eduardo Parra Europa Press

Junts ha salido, aparentemente al menos, reforzado y ERC ha quedado tocada. En el Congreso, por cierto, hay también siete diputados republicanos y si las vejaciones del Gobierno continúan, Rufián y los suyos pueden actuar de forma diferente porque están situados en el hartazgo. De momento, ERC no ha roto el juguete y le ha dado un capote al presidente Illa con la prórroga presupuestaria.

El PSC no sale bien parado del troceo de la ley Ómnibus. Es el que peor parado sale. Cataluña se queda sin 1.900 millones, el sector automovilístico ve como ha caído el Move III y empresas como Seat, y su empleo, pueden verse perjudicada.

También se han quedado compuestas y sin novia las empresas grandes consumidoras de energía -muchas de ellas en Cataluña- que han visto como han desaparecido las ayudas que propiciaban una reducción de la factura.

Por si fuera poco, Repsol ha anunciado una inversión de 800 millones en Tarragona al albur de la caída del impuesto energético, gracias a Junts. Y lo peor, el Gobierno de la Generalitat queda al pairo de los movimientos de Junts y de los antojos de Puigdemont.

La prueba del algodón, el anuncio de Miriam Nogueras en Catalunya Ràdio de un acuerdo con el PSOE para hacer de TV2 un canal en catalán. Tuvo que salir Albert Dalmau a corre cuita para dar la imagen de que el acuerdo se sustentaba en el acuerdo de investidura con ERC y Comunes. Tarde llegó, muy tarde. El triunfo ya estaba en manos de Junts.

Como colofón a este sainete, la salida de tono de Aznar cuando se refiere a Junts como partido golpista. Su desfachatez no tiene sentido porque este Junts es el mismo que persigue el PP para conseguir el apoyo de “los golpistas” la moción de censura.

Su España se rompe, es una entelequia y que diga que Sánchez miente cuando él fue el autor de las mentiras del 11-M y de las armas de destrucción masiva, es de un cara dura impresionante. Para colmo de Aznar, el PP votará un acuerdo impuesto por ese partido golpista. Juzguen ustedes.

Ahora la gran incógnita es saber cuál es el camino a seguir. Dicen que el acuerdo sobre inmigración es inminente, pero eso es mucho suponer. De las expulsiones parece que ahora se conforman con expedir los NIE, y del control de fronteras a definir el papel de los Mossos en esas fronteras, o sea, en colaboración con Guardia Civil y Policía Nacional.

Dicen que el camino de los presupuestos es la siguiente parada de esta carrera de obstáculos y no digamos cuál es el futuro de la moción de confianza. Junts ha presentado un nuevo redactado, no compromete, pero tras su tramitación se debatirá. Seguro que Sánchez no le dará pábulo, pero el mal ya está hecho.

Junts es insaciable y no cejará en esta política de tira y afloja. De momento, tiene la soga alrededor del PSOE y en el PSOE no hay ninguna mente pensante que la destense. Al final, si esto sigue así, tendremos lo que nos mereceremos. Un gobierno con la extrema derecha que colle no a Junts, sino a los catalanes. Y nos lamentaremos. El primero Puigdemont.

O Sánchez pone pie en pared o esto acaba como el rosario de la aurora.