Las industrias farmacéuticas actúan en un ámbito complejo, de precios rígidamente regulados y batido por la competencia de multinacionales muy poderosas. Además, el grueso de su clientela está integrado por organismos sanitarios públicos, que no se caracterizan precisamente por su diligencia en el pago de sus obligaciones. Pese a todo, unas cuantas entidades nacionales se las han arreglado para sobrevivir y progresar.
En Cataluña, el censo de firmas del sector controladas por capital familiar está dominado desde hace tiempo por Almirall, Esteve, Ferrer y Uriach. La única que cotiza en bolsa es la primera, aunque los Gallardo, de la saga propietaria, retienen la mayoría de las acciones y, en consecuencia, hacen y deshacen a su antojo en la gestión.
A renglón seguido de ese cuarteto de cabecera figura una lista de medianas y pequeñas compañías. Una de las más pujantes y provechosas es Aldo-Unión, de Esplugues de Llobregat. Su constitución es más reciente que la de las grandes citadas, pues se remonta a 1961.
Tuvo de promotor al doctor en Farmacia José María Calzada Badía, quien tres años después de levantar la persiana inauguró una pequeña planta fabril de aerosoles de uso inhalatorio. Asimismo fue pionero en el lanzamiento en toda España de un preparado para combatir el asma, que más tarde le proporcionaría fama mundial. Los aerosoles constituyen hoy su principal fuente de negocio y se venden en más de sesenta países.
El fundador Calzada, de 94 años, cuenta con 8 hijos, 24 nietos y 6 bisnietos. Años atrás se retiró de las responsabilidades del día a día. Cedió el mando a sus vástagos Guillermo y Alejandra Calzada Pratmarsó, quienes empuñan la batuta en calidad de administradores.
La expansión de Aldo-Unión en el postrer decenio es espectacular y refleja el acierto de las medidas desplegadas.
Durante el último ejercicio, la cifra de negocio se encaramó hasta los 108 millones de euros, un tercio de ellos por exportaciones.
Los rendimientos obtenidos fueron sustanciosos. El beneficio después de impuestos ascendió como un cohete y rebasó los 28 millones, récord histórico de la casa. Este hito significa que amasó unas ganancias netas de 26 euros por cada cien facturados.
ALDO-UNIÓN EN CIFRAS (en millones de €)
Año | Ventas | Beneficio |
2023 | 108 | 28,3 |
2022 | 100 | 19,4 |
2021 | 78 | 14,8 |
2020 | 80 | 13,5 |
2019 | 85 | 18,8 |
2018 | 84 | 18,9 |
Semejantes niveles de rentabilidad son frecuentes en el próspero sector de las medicinas. Y menudean las firmas del gremio que obtienen márgenes similares.
Es de subrayar que las utilidades cosechadas no permanecieron mucho tiempo en las arcas sociales. Tras dos años de sequía de dividendos, los Calzada acordaron distribuir 26,6 millones. Con ellos, se elevan a casi 70 millones los que la dinastía se ha embolsado por tal concepto en el pasado lustro.
Las dimensiones económicas de este gigante corporativo del bajo Llobregat se reflejan en el importe de sus activos y su patrimonio, cifrados en las respectivas y conspicuas sumas de 226 y 183 millones.
Dichas magnitudes son muy líquidas, pues la tesorería y otros fondos de disponibilidad inmediata se contabilizan en nada menos que 105 millones.
El consorcio luce, asimismo, un par de características dignas de nota.
La primera, que el equipo humano se compone de “sólo” 166 profesionales. Su desempeño se sitúa entre los más productivos del universo hispano del fármaco, pues cada puesto de trabajo contribuye al giro con 0,65 millones.
La segunda, que Aldo-Unión no debe nada a los bancos. Ello es así porque desde los tiempos fundacionales el doctor Calzada siempre financió sus inversiones, hasta el último céntimo, con los recursos que iba generando día tras día.
Tras seis décadas largas de existencia, Aldo-Unión alcanza unos niveles de desarrollo y capitalización impresionantes. Es, sin duda, un ejemplo palmario de excelencia empresarial.