El extraordinario impulso inversor de Criteria nos alcanza en un momento idóneo. Así, las tomas de participación en Telefónica, Colonial, ACS o Puig, a la vez que su liderazgo en la deseable recomposición accionarial de Naturgy, llevan a las siguientes consideraciones.

En primer lugar, se producen en un contexto en que la política industrial activa regresa a Europa. Un actor de la capacidad y determinación de Criteria resulta determinante para arraigar y consolidar algunas de las compañías españolas más relevantes, especialmente si coincide en ese objetivo con el gobierno, como así sucede. Nada que no vengan haciendo desde hace tiempo nuestros socios europeos más comprometidos en la protección de su industria nacional. Parece que, por fin, nos hemos decidido a imitarles.

A su vez, las inversiones de Criteria, cuya base operativa sigue en Barcelona, devuelven poder económico perdido a Cataluña. Desde el inicio del procés, hemos mantenido un notable nivel de actividad económica, entendida como el que las fábricas produzcan y los hoteles se llenen, pero hemos ido perdiendo pulso económico. La salida de nuestras mayores empresas hizo que cada vez menos decisiones relevantes se adoptaran en Barcelona. Ahora, nuevamente, la Diagonal vuelve a situarse en el mapa del poder económico español y del sur de Europa. 

Finalmente, esta actividad de Criteria junto a la salida a bolsa de Puig, la recuperación de la antigua Nissan para Chery u otras iniciativas de los últimos meses -a la que esperemos se añada el fracaso de la OPA de BBVA sobre Banc Sabadell- confirman que Cataluña recupera tono. Así, si desde la política priorizamos el gobierno de las cosas, aparcada la utopía del procés, en pocos años podemos recuperar gran parte del protagonismo perdido en los últimos lustros. 

Y, también, y no poco relevante, Criteria consolida los 600 millones de euros anuales de presupuesto que Fundació la Caixa destina a su obra social y que, indiscutiblemente, la sitúa como el primer actor privado español y europeo en apoyo a iniciativas y proyectos a favor del bien común.

En cualquier caso, para que este retorno de la ambición y sensatez se consolide, es fundamental lo que hoy suceda en las urnas. Todo pasa por una Europa más fuerte e integrada. Veremos.