El fabricante de pan refrigerado Europastry-Fripan, de Sant Cugat del Vallès, va como un cohete espacial. En 2022 batió todas las marcas anteriores, tanto en giro, resultados y capitalización, como en expansión internacional. Sus productos se venden en un centenar de países. Y sus afortunados propietarios, los tres hermanos Gallés, nadan en una abundancia ubérrima. Solo en dicho ejercicio se embolsaron un dividendo de casi 10 millones. Con ese aporte, el trío fraterno ha recibido durante el último decenio, por tal concepto, la jugosa suma de 41 millones.

La corporación posee unos tentáculos comerciales tan poderosos que ni siquiera la aciaga pandemia del coronavirus le afectó. Aun cuando las ventas bajaron por el cierre de tiendas, hostelería y hoteles, se mantuvo en la senda de la rentabilidad y siguió cosechando beneficios a carretadas, tan campante.

Las magnitudes económicas arrojaron en 2022 una facturación de 1.121 millones y un excedente de 26. El flujo de caja rozó el redondo guarismo de los 100 millones. La tabla adjunta resume la evolución en el postrer septenio.

GALLÉS OFFICE (en millones de €)

Año Ventas Beneficio
2022 1.121 26,1
2021 845 17
2020 686 4,6
2019 850 32,7
2018 729 17,3
2017 594 28
2016 559 29

El grupo ocupa el quinto puesto del escalafón mundial de la panadería y la bollería helada industrial. Dispone de una capacidad enorme, con 26 plantas fabriles, de ellas 14 en España; tres en Portugal; tres en Países Bajos; tres en Estados Unidos; dos en Méjico; y una en Rumanía. El entramado se completa con una prolífica cadena de 70 almacenes, desde los que abastece a 650 distribuidores y a millares de clientes dispersos por todo el orbe. La plantilla consta de 4.200 empleados.

El balance de Europastry detalla las ingentes cantidades de materias primas que sus factorías consumieron en la manufactura y empaquetado del surtido de panes y bollos precocidos. Se resumen en la bagatela de 200.000 toneladas de harina, 17.000 de mantequilla, 7.300 de azúcar y 11 millones de litros de aceite, así como 36.000 toneladas de papel y cartón.

Europastry cuenta con tres potentes laboratorios, sitos en Sant Joan Despí, Barberà del Vallès y Lugo. Cada año generan centenares de inéditas variedades de hogazas y pastelillos.

Su principal rasgo distintivo respecto de los competidores reside precisamente en su tecnología propia, que le ha conferido un total dominio del proceso de enfriamiento de los artículos. Ello fue posible por la constante aplicación de recursos dinerarios a la I+D.

Además de su crecimiento orgánico, sigue de antiguo la política de comprar a tocateja firmas rivales y carteras de clientes. Propinó el golpe más sonado hace ahora veinte años. Adquirió por 100 millones de euros la tarraconense Frida Alimentaria, que ocupaba el segundo puesto del ramo ibérico, después de Europastry.

A esta magna operación le sucedieron en años recientes otras del mismo estilo, todas en el extranjero. Se apropió sucesivamente de Wenner Bakery y Euroclassic, en Estados Unidos; Crandon, en Chile; Grand Duet, en Holanda; Confeitaria Torres, en Portugal; y European Pastry más European Pastry Prod, en Rumanía. Por último, tomó el control del renglón de congelados de Dawn Foods en Alemania, Francia, Holanda y Reino Unido.

El conglomerado pertenece a la sociedad holding Gallés Office, con cuartel general en la parte alta de Barcelona, en calle Santa Fe de Nuevo México, junto al complejo de Piscinas y Deportes.

Sus accionistas son los hermanos JordiEva y Ana Gallés Gabarró. El “hereu” y la segunda poseen el 43% cada uno, mientras que la tercera tiene el 13%. Su madre Gloria Gabarró Ciurana conserva un 1%.

Gallés Office es dueña del 73% de Europastry-Fripan. Otro 20% se encuentra en manos del fondo inversor madrileño MCH. Este entró en el capital en la lejana fecha de 2011. Posteriormente trató de colocar su parte en bolsa y largar el pelotazo, pero la tentativa no prosperó porque los amos catalanes no estaban por la labor. Trece años después, el socio financiero capitalino sigue madurando cómo soltar el petardazo de una vez por todas e ingresar la consabida plusvalía, con el permiso de la familia dominante.

El avispado Pere Gallés Payás, oriundo del municipio ausetano de Moià, fundó Europastry en 1987. Experiencia no le faltaba, pues veinte años antes había abierto una tahona en el municipio vecino de Castellterçol. Además, era hijo y nieto de horneros de la comarca vicense, cuyos antecedentes se remontan a mediados del siglo XIX.

Su portentosa visión del negocio del pan, que sigue siendo el alimento popular más básico, catapultó el grupo hasta al liderato del mercado nacional.

Sus vástagos no le han ido a la zaga en iniciativas e impulso. Desde que el pionero falleció en 2010, han logrado triplicar el patrimonio y los activos, hasta las exuberantes sumas respectivas de 260 y 1.380 millones. Toda una proeza. Europastry es hoy una de las empresas familiares más prominentes del país.