La corporación ovetense Masaveu, una de las compañías familiares más robustas del panorama hispano, es un vasto conglomerado integrado por 120 sociedades. Abarca ocho líneas de negocio, a saber, cemento, bodegas, obras de arte, centros médicos, aparcamientos, energía, inversiones bursátiles e inmuebles.
De todas ellas, la de mayores ingresos es la cementera. Pero las más conspicuas, por el importe de las fuertes inversiones que administran, son las financieras y los bienes raíces.
Masaveu va camino de los doscientos años de historia. Los orígenes de la dinastía se remontan a comienzos del siglo XIX, cuando Vicente Masaveu Rovira, humilde vecino del municipio barcelonés de Castellar del Vallès, se traslada a Oviedo para trabajar de aprendiz en una tienda de tejidos. Poco tiempo después se le une su hermano Pedro, también procedente del municipio vallesano.
Los dos pioneros progresaron e hicieron fortuna, al igual que sus descendientes. Una centuria después, el apellido Masaveu ya lucía entre los más prósperos de la península.
En la actualidad, la saga mantiene un nulo perfil periodístico y detesta asomarse a los medios informativos. Su atávica discreción es directamente proporcional al enorme tamaño de la fortuna que maneja.
La estirpe asturiana ha conservado desde sus raíces algunas costumbres ancestrales catalanas. Quizá la más llamativa sea haber mantenido, generación tras generación, la figura del "hereu", por la que los hijos varones se suceden unos a otros al mando de los caudales del clan.
Entre las actividades de Grupo Masaveu descuellan por su relevancia económica las inmobiliarias y las financieras. Las primeras están representadas por media docena de grandes edificios en Estados Unidos, sitos en Dallas, Houston, Miami y Washington DC, amén de fincas históricas en Oviedo, Madrid y otros enclaves. El grueso paquete de ladrillos se valora en los estados contables en 1.260 millones. Dos tercios de ellos están ubicados en EEUU.
Las inversiones bursátiles son descollantes. Comprenden sendos paquetes del 5% de Bankinter, de Línea Directa Aseguradora y de Logista. También incluyen cerca del 4% del gigante Energías de Portugal, amén de un abultado cupo del banco Unicaja. Las participaciones citadas proporcionan a Masaveu saneados dividendos anuales.
El volumen de los activos consolidados del conglomerado escala al cierre del ejercicio 2022 la cota de 4.366 millones, los recursos propios suben a 1.600 y el beneficio neto, a 48. En el último decenio ha repartido dividendos cifrados en 425 millones.
El accionariado del titán del norte presenta facetas graníticas. Su principal titular es la Fundación María Cristina Masaveu, con el 41,3%. Esta institución se dedica a fomentar el patrimonio histórico, la música y las artes, la formación de los jóvenes y la investigación científica. Además del valioso manojo de títulos de la holding, atesora una de las colecciones pictóricas más sobresalientes de España.
Tras la Fundación, en el cuerpo de socios figuran cinco entidades poseedoras cada una del 10,7%. Pertenecen a Fernando, José, Luis, Carolina y María Masaveu Herrero, descendientes directos de los dos adelantados.
Tal como prescriben los usos hereditarios catalanes, la Fundación y la Corporación están presididas por el hijo mayor Fernando.
El quinteto fraterno representa hoy uno de los linajes asturianos de más rancio abolengo. Es el único supérstite de la antaño poderosa oligarquía del Principado, que todavía retiene presencia en la gran banca nacional. Su mascarón de proa, la Corporación Masaveu, constituye una potencia mercantil de solidez a toda prueba.