Todas las cábalas de la noche electoral del 28M quedaron congeladas tras el sorpresivo anuncio de elecciones generales que se produjo al día siguiente. Los pactos locales quedaron repentinamente supeditados al inicio de una nueva campaña. Por arrancar inmediatamente la contienda nacional se comenzó a pactar con mucho más sigilo de lo inicialmente previsto, mirándose todos los partidos de reojo.

Sin una convocatoria electoral en marcha puede que hoy viésemos pactos sociovergentes o tripartitos de izquierda, pero la llamada a las urnas ha implicado la vuelta a las trincheras: de nuevo los procesistas juntos, que no revueltos, de nuevo se han levantado muros y cordones y los pactos que se han formalizado son muchos menos, y en general más previsibles, que los que se dibujaban hace unas semanas.

Desde Waterloo se ha dictado orden de excomunión procesista a quien pacte con los partidos del 155 y desde Madrid ha dado miedo cerrar algunos pactos, desde EH Bildu a Vox. Eso ha dado, salvo excepciones, más ventaja de la que se pensaba en la noche del 28M a los líderes de las listas más votadas. Un gran beneficiado del adelanto electoral ha sido el PNV, porque el PSE ha tenido que alejarse de EH Bildu para no dañar más sus intereses nacionales y el PP ha estado rápido leyendo el partido en una aproximación al partido jeltzale que igual le viene bien el 24J. Un movimiento similar al de Barcelona se ha repetido en varias localidades vascas. Pero en muchos casos, los partidos han primado sus intereses electorales a la lógica local.

Pero ya tenemos alcaldes, por lo que ahora hay que ponerse a trabajar. No vale esperar a ver qué pasa el 23J para plantear nuevas alianzas o matizar las actuales. Votamos para que la gente gobierne, no para que se especule y juegue con nuestro voto. El proceso de constitución de ayuntamientos evidencia que podemos estar meses sin gobierno, sea nacional o autonómico, pero en tres semanas se renuevan los ayuntamientos. Señores concejales, póngase a trabajar ya sin más dilación. Respecto a las comunidades autónomas, Valencia no ha perdido ni un minuto en negociaciones, pero es casi una excepción. No parece probable que haya muchos gobiernos autónomos constituidos antes de la celebración de las elecciones generales, no sea que los pactos autonómicos alejen votantes. De nuevo los políticos nos tratan como niños a los que no hay que contarles la verdad.

En cualquier caso, en Barcelona tenemos una gran noticia, hay que celebrar que tenemos nuevo alcalde y eso significa que nos deja una persona que ha infringido muchísimo daño a nuestra ciudad por su sectarismo y falta de altura de miras, como volvió a demostrar en su discurso lleno de odio del sábado pasado. Es tiempo de deshacer el camino andado y tratar de poner la ciudad, al menos, como estaba hace ocho años. Hay que recobrar la seguridad, la limpieza y el orgullo de ser una de las mejores ciudades de Europa. Hay que borrar un legado que solo ha traído retroceso.

Necesitamos que el turismo de negocios, el de calidad y el de cruceros se vuelvan a impulsar. Los japoneses y los norteamericanos tienen que volver. Hay que quitar la prohibición de construir nuevos hoteles, hay que hablar con el Four Seasons, con JW Marriot y con todas las cadenas a las que hemos hecho ascos y se han ido a Madrid. Debemos sacar petróleo de la Copa América, del Mobile Congress, de la Fórmula 1 y de tantos y tantos eventos que tienen lugar en Barcelona. No podemos perder más agencias europeas o inversiones de franquicias como el Hermitage. Y hay que ampliar el Prat.

La verbena de Sant Joan tiene que poder celebrarse en la playa, hay que recuperar las zonas de párking, hay que abrir el agua de las duchas... hay que devolver la playa a los ciudadanos y a los turistas. El Barça va a jugar en Montjuïc al menos un año, tiene que planificarse muy bien, porque es ingenuo pensar que todo el mundo va a ir en patinete.

Hay que devolver la seguridad a la Raval, a las Ramblas y a las puertas de los hoteles de lujo. La Guardia Urbana debe ser la primera línea de defensa del ciudadano, en los robos, en los hurtos y en las okupaciones.

Deben pararse y replantearse todas las obras en curso, las primeras las de un tranvía que nadie quiere. La Via Laietana tiene que recobrar su sentido, Aragón no puede seguir así, hay que quitar el ilógico carril bici de Via Augusta a la salida de los túneles de Vallvidrera. Tiene que volver el sentido común a la relación de Barcelona con los coches, con las bicicletas, los patinetes y todo lo que se mueve. Respetemos el legado de Cerdà y digamos no a las superillas. No repensar la ciudad pondría muchas cosas en duda.

Querida exalcaldesa, que tanta paz te lleves como descanso dejas. Dicen que puede que vayas a algún chiringuito de la ONU, buen viaje. Si no, seguro que en Nueva Zelanda te necesitan como asesora. Y ya de paso, llévate a alguno de tus acólitos. Ojalá que tu legado quede solo un mal sueño del que pronto despertemos.