Cuando ni siquiera hemos tenido tiempo de digerir una dramática sorpresa, se siguen produciendo nuevas y más nuevas lo cual conlleva una sensación de inquietud que pocas veces había experimentado en mi vida. De nuevo el tema catalán en plena ebullición, con la banda independentista totalmente fuera de sí, los personajillos que mandan se tiran los trastos a la cabeza con alcance Waterloo--Barcelona, se vetan personas y sillones en la mesa de negociación, --esa auténtica broma trampa--, no acuden los que eran llamados por ambas partes y a bombo y platillo se publica como conclusión de todo que no se fijan plazos, todo queda en intenciones sine die, contrapuestas por supuesto y tan contentos. Ahora bien, eso sí, no hay acuerdo alguno, pero han conseguido la foto del Presidente Sánchez partiéndose el espinazo ante la bandera catalana en total ausencia de la española, con una sumisa vulgaridad, además, en la cancha de juego catalana decorada y con unos protocolos de Estado aldeanos e inútiles.
Solo ello debería producir pesadillas, no solo al pueblo español sino en el seno de el mundo independentista, cabreado y en guerra abierta, así como en los partidos políticos que juegan un perverso papel por un puñado de votos. Pero lo más grave es que el mundo socialista debería estar desangrándose al borde del colapso, al ver a su líder supremo y acólitos hacer ya no un ridículo nacional sino ofrecer una verdadera y patética vergüenza a los ojos del mundo entero. Si el propio partido socialista no se rebela ante tanto disparate es que tienen que hacérselo mirar si quieren seguir siendo algo en política nacional de altura.
Los cambios de caras visibles y de gobierno no han servido para nada pues andamos, si cabe, peor con el gallinero ministerial correteando como pollos sin cabeza, mintiendo, ocultando hechos y verdades, silenciando verdaderos delitos para proteger a sus enchufados y un montón de lindezas más.
A todo eso las ministras comunistas machacando el equilibrio laboral, con medidas que nos abocarán a más paro y mayor pobreza general, pero eso sí, bellezas femeninas podemitas vestidas de gala y bien a la moda de vestidos y zapatito fino porque hay que estar presentables en el Vogue y revistas del corazón y salir monas en las fotos. Claro, feministas ellas mientras todo arde y Afganistán muere.
Comunidades fundamentales en el país como Baleares y Valencia con presidentes y gobiernos idiotas o prestidigitadores de bisoñé que están dinamitando la convivencia territorial, partidos políticos que han muerto simplemente o descafeinados, tímidos de líderes frágiles que además han arrinconado a personas muy valiosas que debieran no obstante gozar de un papel protagonista en el escenario.
En ese contexto se hace urgente e imprescindible el estudio y divulgación a la sociedad y partidos de la Agenda del Cambio en la que un notable conjunto de entidades y asociaciones de la sociedad civil están ya trabajando seria y eficazmente de forma transversal y sin exclusiones. Sin mencionar aquí a los protagonistas de esa Agenda del cambio debe representar el documento-mandato que la ciudadanía, de nuevo la sociedad civil, entregue al país para iniciar una etapa nueva de solidaridad y progreso para definitivamente dejar atrás la triste estación de tránsito en la que se encuentra España.
Con toda modestia y contundencia ya que parece que nuestros gobernantes no son capaces de marcar el rumbo y el camino necesarios, vamos a ser la sociedad civil y la ciudadanía quienes lo hagamos.