Desde el privilegio absoluto de contarlo y haberlo pasado en casa. Con Covid.
Lo empecé a notar con un leve carraspeo, nada preocupante, en la garganta un miércoles por la noche - “nos tomaremos un Strepsil…”
Amanezco estupenda y a lo largo del jueves y el viernes se me empieza apoderar un “trancazo” tampoco nada exagerado… Ojos y nariz constipada, una tos también reconocible…. --“vamos añadir un Fluimil Forte como mucolítico para que esta tos no empeore… ".
Seguimos con absoluta normalidad: cena con familia (burbuja) el viernes , y comida el sábado… Prima lista y sabia recomienda: “No te has hecho un test de antígenos de los que tienes desde Navidad? “¿¿¿Yo??? Pero si esto es un resfriado como tantos”
Sábado por la tarde asumo el absoluto convencimiento primero de que no tengo Covid, pero decido probar con los tests usados por Navidad y a los que la verdad es que no les daba yo mucha credibilidad…--“no sé yo si estos test de antígenos son muy fiables….”
Cojones ¡soy positiva! . Susto morrocotudo del marido, normal pobrecito. Se lo hace y…positivo.
Llamada al médico de la familia y amigo desde la infancia. --“Encerraros en casa diez días. Estad tranquilos y empezad a vigilaros”.
Hijos con test negativos dejan la morada familiar y buscan refugio para aislarse en otras casas de la familia que ahora mismo están vacías. Privilegios de los veraneantes.
Empieza una semana dura, durísima. Otra querida amiga, sabía y lista, recomienda: “cómprate un oxímetro”. Comprado
Inicio de días de control personal vigilante ante cualquier cambio de vitalidad. La salud empieza a empeorar: fiebre, tos, dolor de cabeza y cansancio inmenso que va apoderándose de una y que la deja exhausta cada vez que se acerca a la cocina a por un vaso de agua; no digamos la proeza de secarse el pelo. Acabaré haciéndolo sentada en una silla lo que queda de semana.
Y miedo, todo ese desasosiego que empieza a florecer y al que intentas controlar sin poder evitar que se te apodere. Las tres tomas diarias recomendadas de temperatura y oxígeno se convierten en auténticos exámenes finales. Llamada periódica de control del amigo médico (Ángel de la Guarda) que sirve de bálsamo y te ancla en una realidad que va mejorando.
Pasan los diez días y tu velador te emplaza ya a una visita para el alta médica: “auscultación normal, ( ¡bien¡) dolor de cabeza, catarro y tos que durará unos días (sin problema) y, por cierto, hay que hacer unos análisis de control de coagulación… (glups es verdad…)
Más horas de preocupación hasta resultado de la analítica….Llegan: todo dentro de los parámetros normales post Covid (Buff, de nuevo buenas noticias).
Por cierto, el compañero de enfermedad y pareja vital sin síntomas… bueno: miento ….pérdida temporal de gusto y olfato…. Pobrecito, una pena, pero, ¿la verdad? “Con eso me hago yo un pendiente”.