Quizá nos ven cara de tontos. O quizá es que están tan acostumbrados a mentir y a soltar cualquier excusa sin que nadie alce la voz que piensan que cualquier comentario es aceptable y pasa inadvertido.
Hemos visto y escuchado a la ministra Ribera sobre el incremento del recibo de la luz. Nos ha dicho que no se debe crear alarmismo entre las familias “porque el recibo solo subirá unos cuantos euros”.
¿Perdone? ¿Cómo que unos cuantos euros? ¿Cuántos son “unos cuantos euros” para usted? ¿Este es el mejor momento para que aumente el recibo de la luz, aunque solo sea “unos cuantos euros”?
Vamos a ver, ministra. Estamos, desde hace un año ya, enfrentándonos a una pandemia que ha provocado en nuestro país, como en todo el mundo, una crisis sanitaria, social y económica de graves consecuencias. Hay familias que tenían una vida encauzada y con más esfuerzo que alegría iban pagando sus créditos, sus impuestos, sus gastos ordinarios… Pero iban viviendo. Y de la noche a la mañana, debido al azote de esta pandemia unos se han visto sin empleo, otros con reducción de salarios o con sus pequeños negocios cerrados y todos con la gran incertidumbre de si podrán seguir comiendo, vistiendo y sosteniendo sus gastos y los de sus hijos. Hemos visto, y seguiremos viendo, colas en cáritas y otras organizaciones solidarias, colas que hacen personas que antes jamás se habían encontrado en una situación de tamaña necesidad. Y, ante esta situación y la noticia de que el recibo de la luz se va a incrementar nada menos que un 27%, ¿el gobierno dice que no creemos alarmismo porque solo subirá “unos cuantos euros”?
Veo con preocupación el gran temporal que por la nevada está cayendo en muchas zonas de nuestro país, y veo el gran trabajo, ejemplo de solidaridad como siempre, de la UME, Guardia Civil, Policía Nacional y FCSE, emergencias y Cruz Roja que con su esfuerzo hacen más llevadera situaciones comprometidas para muchos ciudadanos. Y me pregunto si estos trabajadores, muchos de ellos servidores públicos y otros con gran vocación de servicio, que ponen su vida e integridad física a disposición de los demás y que en ocasiones se han visto vilipendiados por algunos ignorantes, merecen seguir siendo olvidados cuando se habla de condiciones laborales dignas. Esta nevada que, de momento ha provocado cuatro muertos, cierre de aeropuertos y líneas ferroviarias, colapso en numerosas carreteras no sabemos las consecuencias que nos traerá y cuantas personas fallecerán por no tener un techo donde cobijarse o por tener que calentarse utilizando medios poco seguros. Por eso unas declaraciones tan poco empáticas con el sufrimiento de los demás no solo me sorprenden sino que también me indignan.
Ni me corresponde ni es mi deseo decir a quien ha asumido voluntariamente la responsabilidad de gobernar, qué es lo que tiene que hacer, pero sí reivindicaré, como ciudadana española que soy, el derecho que tenemos a ser protegidos por el gobierno ante situaciones que nos colocan en grave vulnerabilidad y señalaré que su obligación es asumir sus responsabilidades, prever las situaciones con antelación, gestionar de forma eficaz, crear seguridad a los ciudadanos y adoptar todas aquellas medidas necesarias para salvaguardar las necesidades básicas e imprescindibles que tiene cualquier persona. Y la luz, el agua y el gas lo son. Servicios esenciales.
Por eso quienes, cuando estaban en la oposición en un tiempo en que no existía una situación de especial complejidad económica y social como la de hoy, decían que “miles de familias no podrán mantener sus casas a temperaturas adecuadas, lo que repercutirá gravemente en la salud de los que menos tienen. Ningún gobierno decente debía tolerarlo”, o que “si el gobierno lo consiente será cómplice”, hallándose ahora al frente del gobierno no solo no deberían permitir que el recibo de la luz se incremente sino que deberían trabajar concienzudamente para negociar su bajada.
Trabajar sí, y dejar de hacer declaraciones que lo único que consiguen es fomentar la indignación al creer que nos toman el pelo en los momentos de mayor sufrimiento.
Porque a algunos, Señora Ministra, por desgracia, les va de “unos cuantos euros”.