Guillem López Casasnovas (Menorca, 1955) es uno de los expertos que forman parte de la comisión que asesora al Govern para preparar proyectos de cara a aprovechar al máximo los fondos europeos. Exvocal del Consejo del Banco de España, catedrático de Economía de la UPF, y con una larga trayectoria académica, señala que los fondos europeos suponen una enorme oportunidad para España, pero advierte de que sean sólo las grandes empresas las que se puedan beneficiar. En esta entrevista con Crónica Global, señala que no es partidario de la armonización fiscal, con la idea de que "cada palo aguante su vela", aunque considera que la Comunidad de Madrid se aprovecha de los efectos de "capitalidad". Este economista sí tiene claro que el Gobierno acierta con la propuesta de que las prestaciones por jubilación se calculen por toda la carrera laboral.
--Pregunta: Los fondos europeos se han convertido en una especie de panacea, ¿se equivocan los gobiernos, el español y el catalán, en depositar todas las esperanzas en ellos, teniendo en cuenta que deberían servir para un salto en el modelo productivo, pero no para paliar los efectos inmediatos de la crisis?
--Respuesta: No se equivocan, pero a estas alturas, sin conocer aún reglas y procedimientos de asignación, el impacto que pueda tener es incierto. Y a falta de proyectos claros, el riesgo de que acaben sirviendo sólo para paliar más que para reformar es elevado. Aunque paliando sabemos el destino, mientras con una merienda de negros vete a saber si no será para los blancos de siempre, es decir, que acaben beneficiando sólo a las grandes empresas.
--¿En qué proyectos concretos, dentro del ámbito sanitario, se podrían destinar esos recursos?
--Digitalizar es el común denominador, una condición necesaria para fundamentar una mejor medicina basada en la evidencia. Registrar lo que hacemos ante tantas posibilidades, y que son costosas, a partir de nuestros profesionales. La chequera del prescriptor, las recomendaciones del clínico hospitalario... Todo son datos para analizar, evaluar, decidir. Y también nos podemos centrar en poner orden a las nuevas terapias avanzadas y crear un gran nodo de investigación con foco asistencial e integrado con el sistema sociosanitario. Sin olvidar la inteligencia epidemiológica.
--La pandemia ha aflorado carencias en el modelo sanitario español y catalán. A su juicio, ¿cuál ha sido el principal y el que se debería resolver?
--Primero, escaso conocimiento experto inicial con demasiada interferencia política Después, como resultado, ha habido excesivas voces que se sintieron legitimadas para comentar éxitos y fracasos de los intentos prueba/ error ante lo incierto. Finalmente, una ciudadanía sorprendida de iniciativas stop and go, con cierres de la economía que a poco la tumban. Antídotos: mejores profesionales, más evaluación objetiva y límites a la política en minúscula, que ha habido mucha.
--En ese sentido, ¿ha habido una falta de coordinación, de cómo se fijan los criterios y cómo se defienden y se aplican después? ¿El estado autonómico, tal como está definido ahora, es eficaz?
--El estado autonómico no era ni es el vehículo de respuesta adecuado ante una pandemia. Tampoco el estatal: era Europa, una Europa que queremos sin fronteras. La falta de instituciones conjuntas hace que cada cual construya criticando las debilidades de los demás, sin mirar las propias carencias, que luego se defienden férreamente. Y así nos ha ido.
--Un grupo de expertos de distintos ámbitos, el que usted figura, pide una especie de AIReF sanitaria, ¿Qué han detectado cómo algo inasumible para reclamar esa mayor fiscalización?
--Sí. Son 40 años de mi vida profesional, de reivindicación de la contribución de la salud a la economía y viceversa. La pandemia muestra con toda su virulencia que este interfaz en nuestro país está mal resuelto: burocratizado y poco profesional, e ignorante del coste efectividad. Necesita institucionalizarse. El error lo resume muy bien una frase de una responsable de la Administración cuando afirma que 'sólo un funcionario puede ser objetivo e independiente'.
--¿Lo que está en juego, ahora, es replantear todo el estado de bienestar? ¿Sería necesario un gran debate sobre fiscalidad, a partir de lo que se quiere proteger y qué se está dispuesto a hacer para asegurar esa protección?
--Cierto. No hay estado de bienestar que aguante sin contribuciones fiscales. Sin confundirlo, sin embargo, con el bienestar de los trabajadores del estado. Y la sociedad del bienestar, con menos estado, impuestos inferiores y más dinero en los bolsillos de los ciudadanos, es de momento una entelequia. Y eso hay que saberlo.
--Es decir, por sus dimensiones y realidad económica, aunque sin desdeñar el potencial, ¿qué puede y qué no puede ofrecer el sistema sanitario español y catalán?
--Lo efectivo. pero de coste no asumible públicamente debería dejarse como catálogo complementario de aseguramiento privado. Con un aseguramiento con prima anticipada y colectiva siempre va a contener un elemento de solidaridad entre quién lo utiliza y quien no, por no tener la necesidad de la contingencia cubierta. Ello es siempre mejor que un pago de bolsillo, en el que solo el paciente enfermo paga. Y si algo no es efectivo, ni pan ni agua. En el caso de Cataluña podría introducir una desgravación fiscal en renta para aquellas prestaciones no asumidas por el catálogo publico, según la efectividad relativa. Hoy esta desgravación es tan sólo para empresas y de modo global no ordenado y poco equitativo a través del impuesto de sociedades.
--Siguiendo esa reflexión sobre el debate fiscal, ¿entiende que se debería caminar hacia una armonización fiscal, como ha surgido ahora con la negociación de los presupuestos?
-- No soy partidario de armonizar, sino de que cada palo aguante su vela. Pero las embarcaciones patera de unos no han de competir con lujosos fuerabordas de otros, y eso es aplicable a un efecto capitalidad que sí tiene Madrid, por ejemplo.
--Usted sostiene que el Pacto de Toledo no es el instrumento adecuado para resolver el gran problema de las pensiones. ¿Cuál sería, y qué prioridades se debería fijar? ¿Es suficiente con sacar las pensiones no contributivas del sistema y que se financien a través de los presupuestos?
-- Si se pactan resultados, la tentación de cada cual de añadir 'dos huevos duros' es enorme. Se deben pactar procedimientos que en el velo de la ignorancia --no sé desde el inicio qué pasará-- darán finalmente unos u otros resultados. Y quien se desmarque del procedimiento debido a una causa justa (no todo es posible para todos) que explique qué santo le ampara.
--¿Hay que comenzar a pensar en que los pensionistas pueden perder recursos en los próximos años? ¿Es una buena medida la propuesta del Gobierno de alargar de 25 a 35 años los años cotizados para calcular la pensión?
--Desde lo contributivo, lo lógico es considerar todo el período de cotización. La cosa se enreda cuando se mezcla con lo no contributivo. O el sistema es proporcional o es progresivo Las dos cosas a la vez no pueden ser.