Hoy el día se ha despertado de noviembre. Es un mes que no tiene ningún glamour. Josep Pla decía que los días son grises o plateados. Pla es una rara avis, como poeta, porque nunca ha escrito un poema. Sus poemas son sus artículos, por eso el periodista es inclasificable, porque es el mejor escritor catalán sin haber escrito un libro. El Quadern gris es un dietario, iniciado en 1918 y 1919, y acabado en los años 60 artesanalmente.
Perdonen por la digresión, para pasar ahora al tema, a las elecciones en Estados Unidos; con Donald Trump y Joe Biden, el elefante frente a los demócratas. Me temo que para saber el ganador tendremos que esperar tantos días como los que esperamos con Bush, otro impresentable, aunque menor que el actual republicano. Hace veinte años ocurrió una situación similar con Bush Jr. El orgulloso Estados Unidos no tiene nada para sentir orgulloso por su Historia nacional. Los nativos viven en reservas y los blancos son emigrantes europeos sin excepción.
Los únicos presidentes importantes fueron el primero, que bautizó a la capital política que no económica, y a Lincoln que murió en un magnicidio que es el gran mito de Estados Unidos. Por eso tiene una monumental figura de mármol en la entrada de un edificio neo clásico en Washington. En Estados Unidos lo hacen todo a lo grande.
Creo que ganará Biden, es lo que quiero. Puestos a elegir, yo como casi todo el mundo no americano, quiero que Biden gane a Donald Trump. Nadie prefiere que gane el vanidoso Dios Sol, por el bien de la Humanidad. No he visto a un personaje tan engreído, faltón, narcisista, mala persona y encantado de haberse conocido como él. Verlo me pone de los nervios. Nunca he entendido a los americanos. Lo único que me gusta de la primera potencia del mundo es Apple, la Coca-Cola, --la Estatua de la Libertad es un regalo francés-- y Frank Sinatra, que es un descendiente de una familia italiana.
A Biden, a nivel personal, la tragedia le ha marcado la vida. Perdió a su mujer y a su hija en un accidente de tráfico y un hijo por un cáncer cerebral. No desaparecerá de la Historia porque gane o pierda siempre se le recordará.