Los meses de confinamiento han supuesto un golpe duro para el sector del libro, especialmente para las librerías físicas, que han visto caer sus ventas en picado. Pero, como no hay mal que por bien no venga, “el auge de la compra on-line durante estos meses, sumado al exceso de pantalla en los hogares, ha ayudado a valorar mucho el rol de la lectura en la educación de los niños y niñas”, explica Muriel Bourgeois, CEO y cofundadora de Mi Cuento, una plataforma online de venta de libros infantiles personalizados con sede en Barcelona que, con solo una ronda de financiación, ha conseguido abrirse mercado en once países diferentes.
“De niña me fascinaban las historias. Eran mundos maravillosos donde todo lo que quisiera podía ser posible. Con los cuentos aprendí a ser valiente y sensible y a no dejar que ningún obstáculo se interpusiera ante mí y mis sueños”, recuerda Bourgeois, licenciada en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y con un Diplomado Superior en Educación, Pedagogía e Infancia de la Universidad Flacso (Buenos Aires, Argentina).
Después de una década trabajando como narradora oral y colaborando para distintos proyectos de educación infantil, tanto en Barcelona como en Argentina, en 2014 Bourgeois decidió dar el salto profesional como empresaria y montar Mi Cuento junto a su socio tecnológico, Javier Falco.
La base del aprendizaje
“La era digital en la que estamos inmersos implica que la lectura infantil compite con plataformas como YouTube, videojuegos y apps”, admite la emprendedora barcelonesa. Sin embargo, al aplicar la tecnología a la lectura --por ejemplo, permitiendo personalizar un libro online en una plataforma y que al cabo de pocos días el niño o niña protagonista “reciba en tapa dura una increíble aventura donde salva a un dragón de las estrellas o vuela hasta el planeta del Principito”-- permite situar a los libros infantiles en el mismo nivel de atracción que sus competidores. Algo fundamental porque, según Bourgeois, “la lectura, especialmente los cuentos, son la base del aprendizaje de cualquier ser humano, tanto para el desarrollo de la comprensión lectora como por la ayuda que representan para atravesar las dificultades en la vida”.
Bourgeois, que trabajó muchos años como narradora oral, asegura que se genera una “magia” muy especial “cuando niños y niñas se adentraran en esos mundos fascinantes que son los cuentos, haciéndolos protagonistas”.
La magia, sin embargo, no existe a la hora de levantar una startup tecnológica como Mi Cuento. Según la emprendedora, el factor clave del éxito de su plataforma ha sido el desarrollo de la tecnología, para poder asegurar la rapidez con la que las familias reciben el libro en casa. Gracias a la tecnología, Mi Cuento ha podido expandirse a once países: España, Argentina, México, Italia, Francia, Bélgica, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y Australia, y cuenta con un catálogo de 35 libros en 12 idiomas diferentes.
Valores en igualdad y diversidad
Cada mercado tiene sus tradiciones narrativas y particularidades culturales --Colombia, por ejemplo, es la cuna de los “cuentistas” o narradores orales, asegura Bourgeois--, pero según la fundadora de Mi Cuento, si de algo no hay que tener miedo es de las críticas de algunos grupos feministas contra determinados cuentos tradicionales, como La Cenicienta, Caperucita Roja o La Bella Durmiente, por difundir valores machistas:
“Se trata de un tema complejo, del que yo diferenciaría dos cosas”, aclara Bourgeois. Por un lado, señala la emprendedora, hay que considerar el rol los cuentos y el de los personajes que en ellos aparecen como arquetipos importantes, ya que juegan un papel en el avance de la unidad de acción y la vivencia del niño o niña. “Por ejemplo, es bueno que el lobo sea malo, porque está representando algo más allá que un simple lobo malo y el niño o niña aprende a trascender su miedo con él”, dice. “Todos los personajes cumplen un rol que va más allá de lo específicamente narrado y creo que no deberíamos eliminar, ni hacer buenas, ni edulcorar lo que pasa en las historias”, añade.
Por otro lado, “hay que tener presente que esos cuentos fueron escritos o interpretados en un contexto histórico específico. Eso no quiere decir que debamos mantener unos valores de épocas pasadas que ya hemos trascendido”, añade Bourgeois, convencida de que “si el niño o niña vive una educación en valores de igualdad y diversidad, será capaz de sacar su voz crítica y de no verse reflejado”.
Ser perseverante
El sexismo también ha tenido un rol en su carrera como emprendedora. “Como mujer he encontrado muchas ventajas desde el punto de vista de creación de equipo, intuición, empatía y visión estratégica”, dice Bourgeois. Sin embargo, uno de los principales desafíos sigue siendo la falta de referencias femeninas “para que la diversidad aporte haga del ecosistema emprendedor un lugar más completo y pleno para todas y todos”, añade.
Otro gran desafío fue encontrar financiación para una startup orientada al sector educativo y editorial. “Tuve que encontrar inversores que creyeran en lo importante de fomentar la educación y la cultura para las nuevas generaciones”, explica Bourgeois, que con una sola ronda de financiación semilla de 317 mil euros ha conseguido expandirse a 11 países y mantener un equipo de quince personas.
“El éxito de ser emprendedor es sentirse sensibilizado con un problema y soñar con solucionarlo”, concluye Bourgeois. Para todos aquellos que quieran emprender, tiene una recomendación: “No paréis hasta conseguirlo: el 50% del camino es ser perseverante con lo que queréis conseguir y entender el por qué vosotros creéis en ello”.