Fernando Simón, el responsable del Comité Científico del Gobierno español, ha recibido palos por doquier. En román paladino, le han dado cera. Que si no acierta ni una, que si no supo prever la pandemia, que si no fue previsor en el acopio de material, que si tiene que dimitir, que ….. Le acusan de todos los males y de sus contrarios. Si aconseja confinamiento, que lo tenía que haber previsto antes. Que si no lo aconseja que es un temerario. Desde que se inició la crisis el doctor Simón ha hecho múltiples declaraciones y no consta que ni en una sola haya criticado a quienes lo ponen a bajar de un burro, y menos a los partidos políticos. Ese no es su terreno de juego. Eso se lo deja al Gobierno de Pedro Sánchez.
Su replicante en Cataluña se llama Oriol Mitjà. Es el último fichaje estrella de un tal Joaquim Torra. Sus palmeros en medios de comunicación públicos y privados, incluidos los que no lee nadie pero que reciben suculentas subvenciones, lo han puesto en un pedestal elogiando el valor del “president”. Y a Mitjà lo han llevado directamente a los altares. Se ha convertido en una especie de ángel salvador. Su diferencia con Mitjà es que asume un papel que no es el suyo. Ha criticado a periodistas, ha cargado contra medios de comunicación y ha puesto a caldo a Miquel Iceta, primer secretario del PSC.
Dice que él no está en esto por prestigio ni por dinero. Que está por ayudar. Ahora lo han convertido en asesor del president y no cobra. Sólo faltaría, ya cobra de la administración pública por su trabajo en Can Ruti. De momento, no se pueden tener dos sueldos públicos. O sea, que eso de sacar pecho por no cobrar es un “engañabobos”. Nos vendieron a Mitjà como el gran investigador que estaba a punto de sacar la “vacuna catalana” contra el coronavirus. Seguro que está en ello. Antes de la pandemia la minusvaloró, aunque después dijo que los periodistas lo habían malinterpretado. ¡Vaya por dios! Hace pocos días afirmó que a partir del día 13 se debería empezar a suavizar el confinamiento de forma escalonada. Como el Gobierno de España ha hecho esta propuesta, ahora eso es un gran error.
Dice que no está en esto por política. Sin embargo, su progresión siempre ha estado bajo la égida de la política. Era amigo de Santi Vila, cuando era conseller. Estuvo en su boda y sus comentarios en el evento, según compañeros de mesa, no eran precisamente entusiastas con Puigdemont. A Torra ni se le conocía. Estaba más bien en las tesis de Vila. Ahora es un entusiasta de Torra que lo ha fichado para hacer un plan de desconfinamiento para el que la Generalitat no tiene competencias, ni competencia a la vista de la gestión en residencias --dónde la culpa de todo es de Madrid, president dixit, pero el damnificado es el conseller Homrani--; a la vista la gestión sanitaria en general --donde la culpa es de Madrid, solo faltaría, aunque las competencias llevan años en nuestra casa--- a la vista del plan para repartir mascarillas --donde los repartidores, los sufridos farmacéuticos no tienen ni idea de cómo y cuándo las recibirán--, y a la vista de los palos en las ruedas que se han puesto a la ayuda del ejército -que es un ejército de ocupación como todo el mundo sabe-, mostrando una imagen más que provinciana.
Seguro que a algunos gurús que viven de la subvención este artículo no les gustará y me dedicaran insultos en las redes sociales y lo atribuirán a oscuros montajes que se hacen, obviamente, desde MadriZ. Es el recurso de los incompetentes. No voy a entrar en una discusión porque si discutes con un imbécil te pones a su altura. Y si al señor Mitjà no le gusta, le aconsejo que haga como el doctor Simón, haga su trabajo y deje la crítica política a quienes se dedican a la política. Usted, hasta ahora, no lo ha demostrado.