Elisabet Roselló recuerda que empezó a aficionarse al futuro desde muy pequeña: “Mi abuelo trabajaba en la imprenta de la Editorial Bruguera y por casa corrían varios libros de comics y clásicos de ciencia ficción: Verne, Wells, Asimov… me los leía todos”, recuerda esta polifacética emprendedora barcelonesa.
Roselló es la fundadora de Postfuturear, una consultoría especializada en investigación y creatividad de “futuros”, una disciplina poco conocida en nuestro país. Los Estudios de Futuros, también llamados “Futurología”, aunque los especialistas insisten en evitar esta expresión por las connotaciones negativas que tiene --“no leemos el Tarot en la tele”, se lamenta Roselló-- son una ciencia transdisciplinar que empezó a desarrollarse en los años 50 y 60 y se dedica a evaluar los cambios y transformaciones del entorno y el mundo, con especial énfasis en analizar diferentes escenarios de futuro.
Una técnica multidisciplinar
Los “prospectivistas”, como prefieren ser llamados, cuentan con una metodología propia, inspirada en técnicas de campos diversos, como Sociología, Estadística, Matemáticas, Diseño, Filosofía, y su objetivo es “tener en cuenta lo ocurrido en el pasado y el presente para determinar la posibilidad de futuros eventos y tendencias”, aclara Roselló, a punto de desayunar un plato de pan con tomate en la cafetería del Coworking donde trabaja.
A pesar de su afición a la Ciencia Ficción, Roselló recuerda que de joven se imaginaba siendo egiptóloga, descifrando jeroglíficos… y por eso estudió la carrera de Historia. “La Historia y el Futuro parecen conceptos antagónicos, pero no lo son: estudiar el pasado nos permite comprender los porqués y tener en cuenta que nunca podremos tener la misma perspectiva sobre un acontecimiento que en el momento en que ocurrió. Con el futuro ocurre lo mismo, no lo podemos predecir con exactitud”, explica Roselló.
A mitad de carrera, su curiosidad por el futuro le llevó a descubrir los estudios de Futuro --una disciplina que tiene como centros de referencia la Universidad de Turku, en Finlandia, además de diversos programas en Estados Unidos y Reino Unido-- y quedó cautivada por lo que leía en internet. Poco después, al darse cuenta que apenas habían publicaciones en español sobre este tema, decidió crear un blog dedicado a los movimientos Retrofuturistas, una corriente cultural que se imagina qué hubiera pasado si no se hubieran desarrollado determinadas tecnologías, como por ejemplo la electricidad o el motor diésel: “¿qué hubiera pasado si siguiéramos dependiendo del vapor?”, se preguntan los retrofuturistas.
Futuros que nunca fueron
Según Roselló, básicamente se dedican a diseñar artefactos no servibles, o a tunear ordenadores bajo diferentes premisas, haciéndose la misma la pregunta “¿qué hubiera pasado si la historia hubiera derivado por otro lado?”. Esta sencilla pregunta “¿Qué hubiese pasado sí? (what if…) es un método de pensamiento contrafactual que utilizan los prospectivistas para plantear diversos escenarios de futuro, apunta Roselló.
Su blog sobre retrofuturismos llamó la atención de una destacada agencia de tendencias en Barcelona, que la invitó a dar diversas charlas y a colaborar en diversos trabajos de investigación cuando aún era una estudiante universitaria. Gracias a su blog, Roselló también recibió el encargo de comisionar la exposición Steampunk: Futuros que nunca fueron” en el Museu dels Invents de Barcelona (MIBA), en noviembre de 2012. La exposición mostraba una colección de piezas inspiradas en esta corriente surgida de la ciencia ficción (“SteamPunk”) que imagina una sociedad utópica inspirada en los inventos tecnológicos de la primera y segunda revolución industrial.
En la actualidad, Roselló está centrada en tirar adelante su nuevo proyecto de consultoría– “no ha sido fácil, vengo de familia obrera, no tengo un cojín económico” –, además de organizar charlas y conferencias sobre Futuros.
“Nuestro objetivo es ayudar a empresas y organismos públicos a comprender hacia dónde vamos, que hagan un buen diagnóstico del entorno, más allá de que en el futuro todo serán robots”, dice la emprendedora, que también es miembro del Centre of Postnormal Policy and Futures Studies (CPPFS), una red internacional de investigación dedicada al estudio de futuros. El CPPFS fue fundado por Ziauddin Sardar, ex director de la revista Futures y antiguo profesor de Derecho y Sociedad de la universidad de Middlesex.
Crisis climáticas y sanitarias
Con el apoyo del Big Data y la metodología estadística, los prospectivistas ayudan a empresas y gobiernos a detectar tendencias y otras herramientas para detectar “hacia dónde puede cambiar la realidad y diseñar estrategias para diferentes escenarios y futuros posibles” y adaptarse más rápido a lo que Roselló ha bautizado como “acontecimientos WTF” (“What The Fuck”), entre los que se encontrarían la actual crisis climática y sanitaria que estamos viviendo. Los prospectivistas, según Roselló, hace tiempo que contemplan este tipo de escenarios y creen que cada vez habrá más.
“Los instrumentos estratégicos se han quedado obsoletos”, dice Roselló, convencida de tanto las políticas corporativas como las públicas “han de ser capaces de anticiparse a futuros cada vez más inciertos”. Roselló insiste en mencionar la teoría de los “cisnes negros” desarrollada por el matemático americano-libanés Nassim Nicholas Taleb, conocido como el “matemático de la incertidumbre”.
Cisnes negros
“Los “cisnes negros” son acontecimientos imposibles de predecir porque son extraños por definición, pero que cuando suceden tienen un impacto muy profundo. Por ejemplo, los atentados del 11S”, explica Roselló. Taleb quiso demostrar entonces que los científicos y los financieros sobreestiman el valor de las explicaciones racionales sobre datos del pasado e infravaloran el peso de la aleatoriedad en esos datos.
El trabajo de los prospectivistas, pues, es combinar la investigación pura y dura –datos, información, tendencias –y otras herramientas cognitivas con el hecho de tener que aceptar que el futuro “no se puede predecir de ninguna manera, porque el desarrollo de los acontecimientos no es tan lineal como parece”, dice Roselló.
Empresas implicadas
Shell y Coca Cola son algunas de las grandes corporaciones que ya cuentan con consultores internos o externos en Prospectiva. Sin embargo, en España todavía hay muchas empresas reacias “a incorporar una mirada no lineal”, apunta la emprendedora.
Su objetivo, como directora de Postfuturear, es dotar de herramientas a empresas y organizaciones para ayudarlas a innovar en el diagnóstico de escenarios de futuro, pero huyendo de las narrativas distópicas y pesimistas, y pasando a la acción. “Hay que proyectar escenarios de futuro desde un punto más positivo –sin caer en la autocomplacencia –, y, especialmente, más crítico”, concluye, ya que, como aseguran los prospectivistas, “el futuro no existe, ni se puede predecir”.