Cuando se habla públicamente del aprendizaje del inglés se hace a menudo para referirse a los niños y niñas y a los adolescentes. Sin embargo, el estudio del inglés es también una necesidad acuciante o una decisión personal para los adultos. Excepto en casos contados, casi todas las personas adultas se han planteado alguna vez en su vida qué hacer con su inglés, si empezar, si seguir, si profundizar, si aplazar, … En algunos casos, el inglés es una urgencia profesional, en otros, una opción personal para abrirse horizontes y poder participar con solvencia en eventos internacionales.
Por mejores que sean las intenciones, los adultos se encuentran mayoritariamente con unas agendas laborales, familiares y de obligaciones varias realmente infernales. Pocas personas disponen de tiempo libre entre semana y muy a menudo es esta falta de tiempo la que lleva a posponer, año tras año, la decisión de empezar o mejorar el nivel de inglés.
¿Cuál es la mejor manera para que un adulto aprenda inglés actualmente teniendo en cuenta que todos vamos escasos de tiempo? En primer lugar, hay que considerar que las cosas han cambiado mucho y el aprendizaje tradicional con clases presenciales cada semana en una academia, en el Instituto Británico o en una Escuela Oficial de Idiomas no es la única manera de hacerlo. Estos mismos centros, conscientes de las necesidades de las personas actualmente, ya ofrecen, junto con los cursos anuales de 4-6 horas a la semana, una gama variada de cursos, muchos de ellos con un importante componente online a través de una plataforma Moodle. No hay que desplazarse tanto para aprender idiomas actualmente.
Así pues, aparte de las clases de grupo en una academia, hay que tener presente que existen otras opciones para los adultos y la mejor de ellas es un profesor particular, con el que se puede realizar una clase semanal o quincenal. La clase presencial con un profesor o profesora particular sirve sobre todo para hablar y, además, el profesor particular da pautas e indica al alumno o alumna qué trabajo debe hacer por su cuenta. Lo bueno de un profesor particular es que se adapta a las necesidades de cada persona, construye el curso adaptándolo a las situaciones en las que las persona tendrá que desenvolverse y modula el ritmo según la disponibilidad de tiempo de la persona.
Podemos decir, pues, que no tener tiempo para ir a una academia o no sentirse cómodo en una clase de grupo no implica abandonar la idea de aprender inglés puesto que uno puede perfectamente organizar una clase particular adaptada a su perfil.
Otra opción alternativa a las clases de grupo semanales es la de realizar un curso online. La oferta es enorme, con literalmente millones de páginas que ofrecen cursos online, por lo que es bueno dejarse aconsejar por alguien que conozca el tema ya que la calidad de los cursos es muy variada. Lo mejor es guiarse por el prestigio de quién ofrece el curso porque esto ya supone una garantía. Si se obtienen buenas referencias de una institución, universidad o centro lingüístico, uno ya tiene una guía y una cierta seguridad. Muchas de estos cursos online ya incorporan actualmente un componente de práctica oral a través de charlar con un profesor o profesora vía Skype o a partir de un programa propio de reconocimiento de voz.
Para aquellos que ya tienen algo de nivel y que observan con preocupación que cada vez saben menos porque se les olvida lo que habían aprendido, hay que tener en cuenta que el inglés está en todas partes. Dedicar quince minutos al día a escuchar un podcast en inglés sobre un tema de interés o ver las series favoritas de Netflix en inglés con subtítulos (en español o mejor, en inglés) es perfectamente factible. Puede parecer que no se está haciendo mucho pero no es cierto. El efecto acumulativo es enorme.
Escuchar inglés es una manera de familiarizarse con la lengua oral y entender cada vez más. Pero es también un pasaporte para pronunciar mejor y para que se te “queden” expresiones coloquiales. Escuchar inglés supone un input imprescindible para que uno pueda expresarse oralmente después. De hecho, el listening es la base de la expresión oral. Los europeos que mejor se desenvuelven en inglés, como los holandeses o los escandinavos, afirman mayoritariamente que lo han aprendido viendo la tele. Desde pequeños oyen la televisión en versión original y toda esta escucha es la base sobre la que han aprendido.
Ahora no es necesario tener versión original en la programación televisiva. Las nuevas tecnologías ofrecen muchas posibilidades. ¿Qué no tienes tiempo para el inglés cuando lo necesitas tanto? ¡Conéctate a Netflix! Y si también quieres hablar y tener una guía sobre cómo trabajar la gramática y el vocabulario, contrata un profesor o profesora particular.
En conclusión, existen muchas maneras de aprender o mejorar el inglés de cada uno. Es sencillamente una cuestión de ponerse, de forma realista y adecuada para cada persona, y estar dispuesto a una mínima dedicación. Sin prisa, pero sin pausa: esta es la mejor manera de hacerlo.