Dice el taoismo que en todo lo existente en el universo encontramos una cosa y su contraria, que somos el resultado del equilibrio de una permanente contradicción. Pues no sé si nuestro gobierno socialdemócrata comunista progresista reformista feminista igualitario dialogante ecologista y cuantos adjetivos y adjetivas queramos ponerle es también taoísta, pero lo que parece evidente es que tiene un alma y su contraria en su seno.
En un gobierno de coalición ya toca tener algo de diversidad, pero en este caso nos hemos venido arriba. Tenemos perfiles liberales ortodoxos en lo económico y otros que ven en el modelo cubano el paraíso dorado, proindependentistas y antiindependentistas, perfiles altamente políticos junto a tecnócratas”, la Ministra más joven de la democracia y uno de los ministros con mayor edad en su nombramiento, excelentes curricula académicos y aprobados justitos en cultura general. Desde luego eso que dice el presidente de tener varias voces pero una sola palabra lo vamos a ver día sí, día también. Corazón progresista, mente ortodoxa, hay que ver en qué se traduce eso.
El primer reto, y en definitiva el que más importa a los ciudadanos, estará en la aprobación del nuevo presupuesto. Llevamos demasiado tiempo con un presupuesto hecho en fase de crecimiento de la economía y ahora, como poco, se está frenando. De igual modo que el olfato político de Sánchez hizo precipitar la investidura para evitar el abundante ruido judicial que se desencadenó justo después, hay quien espera los próximos presupuestos en cuestión de semanas para evitar interferencias, si bien técnicamente requerirían una elaboración de al menos tres meses.
Saldrán como la investidura, cómo y cuándo se pueda. Porque ahora todavía estamos en tiempo de promesas y se pueden subir al carro muchas partes, dentro de seis meses, o antes, la realidad será muy otra y de la ilusión llegará el desengaño. Sin duda tener un proyecto de presupuestos en tramitación parlamentaria en cuestión de semanas será el objetivo.
Y con unos nuevos presupuestos ya es posible imaginar dos o tres años de legislatura porque nacerán para ser prorrogados y una mayoría a la contra para una moción de censura es prácticamente imposible con la actual aritmética parlamentaria. Si por el contrario no saliesen los presupuestos, entonces el escenario político volvería a la situación de bloqueo. Cuanto antes mejor.
Queda poner una vela a Santa Rita, patrona de los imposibles, para que estos aún no natos presupuestos velen por el interés general y no solo por los intereses del ciudadano valenciano nacido en Teruel, de los vascos de derechas pero también de los de izquierdas, de los republicanos catalanes, de, solo, media Canarias y así siguiendo las reivindicaciones de quienes están llamados a aprobar los presupuestos que presente el recién nacido gobierno de coalición.
Lo que sí parece es que nos traerán es más injusticia fiscal porque se subirán impuestos en lugar de evitar el fraude y la elusión fiscal, más desempleo, porque la contrarreforma laboral llegará en el peor de los escenarios, menos inversión extranjera, por mucho que se ha elegido probablemente a la mejor Ministra de Exteriores para tratar de hacer política económica internacional, más gasto, y algo, no mucho, de inversión.
El objetivo del 1,7% de déficit parece misión imposible tanto por el incremento del gasto como por el más que probable frenazo de los ingresos acorde con una economía menos boyante. Como de costumbre quedará el recurso de la negociación con Bruselas, pero será un mal comienzo de una legislatura que promete pocas alegrías en lo económico.
La transición energética puede generar empleo y riqueza neta si se hace bien y sin prisas. En la anterior oleada fotovoltaica se enriquecieron más quienes ya eran ricos, se arruinaron muchos pequeños inversores, se potenció la fabricación de placas en China y se enfadó a medio mundo por uno de los peores casos de inseguridad jurídica de nuestra democracia.
Ahora hay que hacerlo bien, potenciando la industria europea y el autoconsumo y, sobre todo, evitando la especulación y la creación de burbujas especulativas. Siempre es mejor avanzar de manera ordenada que precipitada. La irrupción del coche eléctrico está generando un auténtico tsunami en la industria del automóvil y componentes, la más importante de nuestra economía. Hay que trabajar en ayudas, reindustrialización, reconversión y atracción de nuevas inversiones. En el turismo nuestro modelo se está agotando, como demuestra el decreciente interés en nuestros destinos estrella de los touroperadores.
La salida de la UE del Reino Unido presenta riesgos, pero también oportunidades para nuestra economía que hay que intentar aprovechar. La guerra arancelaria no ha hecho más que comenzar…
La lista de retos del futuro próximo es interminable y es imprescindible actualizar el marco presupuestario a esta realidad que es todo menos sencilla.
Por el bien de todos, la etapa del bloqueo debería estar superada, es hora de trabajar en lo que importa, hemos perdido un año, o más, y el mundo gira cada vez más deprisa. Presupuesto ya, aunque no sean los mejores.