SEAT, como la mayoría de fabricantes de coches europeos, es una compañía muy presidencialista. A pesar de ser una empresa enorme, la mayor con sede en Cataluña, y de ser parte de un gigantesco grupo multinacional, el que más coches fabrica y vende en el mundo, su destino está fuertemente marcado por quien la lidera. Luca de Meo ha dejado su impronta y ha dado un impulso espectacular a una marca que arrastraba demasiados problemas durante demasiados años. Atrás quedan las pérdidas, los ajustes de plantilla y la incertidumbre. Con de Meo SEAT ha ido encadenando records de ventas, producción y resultados. Pero sobre todo Luca ha sido capaz de dotar a SEAT de un sentido, algo que durante muchos años carecía.
Volkswagen compró SEAT en 1986 fundamentalmente para aprovechar su red de distribución y poco más. Pero la fortaleza del primer Ibiza, aquel mítico “System Porsche”, y el espíritu expansivo del entonces presidente Dr. Carl Hann hizo cambiar los planes iniciales y SEAT se constituyó en la marca de entrada de un grupo que en aquel entonces contaba solo con dos marcas, Audi y Volkswagen. Para crecer en ese entorno positivo se construyó la planta de Martorell y justo cuando se estaba terminando entró en el escenario Skoda, además de una gran crisis económica y dos devaluaciones de la peseta, y todo se complicó. El posicionamiento sencillo, coche caro, medio y barato, ya no funcionaba y SEAT quedó a la búsqueda de un sentido en un grupo que cada vez era más grande pero también más complejo.
SEAT fue una marca mediterránea, una marca latina, la marca con autoemoción,… SEAT no sabía muy bien lo que era mientras se sucedían presidentes que o bien estaban de paso o bien no tenían claro cómo hacer que una marca cada vez más lejos de las marcas globales alimentase una planta que era tanto su bendición como su condena. Varios de ellos pasaron sin pena ni gloria porque arriesgar podía implicar el final de su carrera. Sólo por la fortaleza del Ibiza y más adelante del León, SEAT pudo sobrevivir, no sin sobresaltos, sacrificios y ayudas.
Tras la época histórica de la SEAT que sobrevivió a quedar sin dueño probablemente fue Pierre Alain de Smedt quien más y mejor la entendió y, casualidades de la vida, también dejó SEAT para marchar a Renault, en su caso de número dos.
Luca de Meo sale de SEAT en principio para recalar en Renault, pero de número uno, y deja tras de sí deja un legado del que puede estar orgulloso y todos, todos, agradecidos. SEAT ha dejado atrás los complejos y las dudas, se ha convertido en la marca joven del Grupo Volkswagen y se ha vinculado de una manera increíble con Barcelona, y eso que la Barcelona que ha conocido Luca de Meo no es la más abierta y amable con la industria del automóvil ni con las empresas en general. Ahora SEAT goza de una variedad de productos inimaginable hace unos pocos años, en Martorell se fabrican coches de SEAT, pero también de Audi, y los coches de SEAT se fabrican en Martorell, pero también en otras plantas del Grupo VW. SEAT tiene socios en China, envía kits de piezas para ser montados en el norte de África, tiene una posición cada vez más sólida en Europa, pero también en México, ha lanzado una nueva marca, Cupra, muy enfocada a un público amante de los coches deportivos que es el coche oficial del Barça desplazando a Audi, y en definitiva, SEAT es muchísimo más fuerte que antes de su llegada. Tal vez el deber pendiente, no sé si imposible, es la fabricación en Sudamérica, zona del mundo donde Volkswagen es muy fuerte y nunca ha dejado hueco a SEAT.
Habrá quien se pregunte por qué de Meo marcha. Por mucho que queramos a SEAT Renault juega en otra liga. La alianza Renault – Nissan – Mitsubishi es la segunda en volumen y facturación del mundo por lo que el salto cualitativo es enorme. Pero además la rumología apuntaba a que su siguiente paso hubiese sido la presidencia de Audi, pero hace poco Volkswagen optó por un profesional de BMW, fuente por cierto de cada vez más ejecutivos para el grupo con sede en Wolfsburg. Sin un destino claro para dentro de un año cuando se terminaría su contrato en SEAT y con una oferta de otra dimensión la decisión está más que clara.
Perdemos a uno de los mejores presidentes de SEAT de su historia y a un embajador de nuestra ciudad. Todo apuntaba a una sucesión ordenada y a dar más responsabilidad a directivos españoles, pero habrá que ver hacia dónde camina SEAT de la mano probablemente, de nuevo, de un alemán que ojalá se mueva bien en el Grupo y no prefiera vivir en Castelldefells, Gavá o Sitges en lugar de en nuestra ciudad, como algunos directivos alemanes que pasan por Martorell más pensando en la playa que en integrarse en nuestra sociedad. Luca también en eso ha sido diferente.
De Meo iba a ser Presidente de la Asociación de Fabricantes de Coches, ANFAC, pero lógicamente ya no lo será, puede que algún día lo sea de la asociación europea, ACEA En cualquier caso, desde Renault tendrá que tomar muchas decisiones que afectan a España ya que cuenta con plantas en Valladolid y Palencia y una planta de cajas de cambio en Sevilla. Hoy están bien, pero han de afrontar, como todas las plantas de coches, una gran transformación derivada de la irrupción del coche eléctrico. Y también podrá influir, aunque mucho menos en el corto plazo, en el futuro de la planta de Nissan en Zona Franca. Las decisiones sobre ella recaen en Nissan y aunque es posible que de Meo acabe presidiendo la alianza, de momento su responsabilidad se circunscribe a Renault.
Perdemos un gran ejecutivo y alguien que ha hecho por Barcelona y Cataluña muchísimo más que muchos patriotas de pacotilla. Nos queda una SEAT más fuerte y enraizada que nunca y el recuerdo de una persona tan inteligente como amable. Grazie e Forza Dottore!!.