Es la deducción más lógica tras asistir, con pena y asombro, a las maniobras gubernamentales y periodísticas para blanquear la corrupción. ¿Gürtel fue corrupción? Sí. ¿Los ERES han sido corrupción? También. Pues ya está. Todo dicho. Corrupción de unos y corrupción de los otros. Los detalles son opiniones de cada cual.
Pues en la última semana hemos asistido a la ocultación de la información y a la ocultación de la verdad. Así no. Así no vamos a ninguna parte. No se puede, ni se debe ocultar, ni blanquear lo que ha sido corrupción. No se puede justificar la corrupción de los ERES como el “método más novedoso de agilización de pagos”, vendido por el periódico más importante del país hasta hace poco tiempo, llamado El País, y que hoy desinforma y obedece al poder político y al poder económico para sobrevivir. Un respeto al lector y al ciudadano español que paga impuestos y cumple la ley. De Gürtel se habló y se escribió todo lo necesario. De los ERES se ha hablado y se ha escrito lo mínimo indispensable. El poder político actual, o sea el PSOE, ha impuesto sus normas. Ocultar. No hablar. No comentar. No ha existido. Lo que comenzó como ayudas de fondos públicos para suavizar los efectos de la gran crisis acabó siendo un despilfarro de cerca de 700 millones de euros destinados a comprar voluntades. De momento. Porque en cuanto se escarbe más se sabrá que son muchos más millones, miles de millones de euros. Corrupción.
Que cada medio lo llame como quiera. Que cada televisión lo informe como le dé la gana, pero ha sido corrupción. Da lo mismo la campaña de blanqueo. Ya estamos cansados de engaños. Los ciudadanos ya nos informamos por otros medios que no son las televisiones ni los medios clásicos de papel. Nos hemos cansado de leer que el mayor caso de corrupción de la democracia ha sido un problemilla insignificante, una gestión de fondos con algunos errores. Minucias. Que no es lo mismo robar que crear una red clientelar. ¡Vaya, hombre! Pues sí es lo mismo. Tan corrupto es el que roba para sí como el que roba comprando votos, como ha sido el caso. El lucro y el despilfarro del dinero público van de la mano. No blanquear según intereses del poder. Ya está muy visto. Es hora de tomar soluciones. Echarse la culpa unos partidos a otros no soluciona nada. Blanquear un caso y publicitar otro caso tampoco soluciona nada. Habrá que aclarar de una vez por todas lo que es un servicio público y diferenciarlo de la gestión política que manejan los partidos. Ya es hora de diferenciar.
¡Vaya semanita que hemos pasado! ¡Vaya semana de banquillos! Banqueros espías, presidentes autonómicos, (Chaves, Griñán y Torra) y la manada de los cinco cerdos. ¡Vaya semana! Ultrajes de toma y da. Ultraje al dinero público, ultraje a la Ley y la Constitución. Y no pasaba nada. Nadie pensó que habría que rendir cuentas. Viva la fiesta. Pero todo tiene un final. Y llegó el final de manoseo del dinero y el final del manoseo de la Ley. Suele ir, lo de las leyes, todo muy lento, pero al final llega. Y ya llegó. Penas de cárcel, exclusión de la vida pública y multas. Bueno, eso es evitable. Porque el común denominador de la corrupción en España es que nadie devuelve lo robado o malgastado. Unos meses encerrados y luego… a vivir, que son dos días.
La sentencia está clara. Rotunda. Y más. Ha sido una sentencia contra el PSOE. Eso es peligroso. El PSOE es un actor en peligro. Un agravio del partido en el poder a la sociedad y a la democracia. Fuerte. Pues debería responder el partido de tal agravio, de tal pena. Hubo personas, pero fue el partido quien delinquió. No ha habido condena al partido, pero podría haberla. Se podría ilegalizar. ¿Cómo? Como lo lee. Fue una corrupción del partido en el poder. Tiene su responsabilidad. Y una deuda que pagar a la sociedad. Habrá que esperar. De momento nuestra Justicia personaliza los delitos. Seguiremos con el partido. No habrá ilegalización, ni cese de su actividad. También aquí se blanquea. Sin necesidad de cal viva. Quedamos a la espera del próximo caso de corrupción. No tardará. Sale barato. Y no hay que devolver nada. Nada.
Es tiempo de blanquear. Los ‘casos’ Gürtel, Púnica, Palau, ERES, Bárcenas, Malaya, Pujol, Fabra, Lezo, Palma Arena, etc., pasan por la lavadora y salen blancos, blanquísimos. Y puestos ya, blanqueamos la política, la extrema derecha, la extrema izquierda, independentistas... Blanqueamos las negociaciones para investir presidente entre un Gobierno en funciones y un Gobierno autonómico. Y así blanqueamos a Pedro Sánchez, que aún no es candidato, con una quinta investidura para que llegue a ser presidente de verdad. De blanco. No hay quinto malo. La lavadora del Congreso se va a quedar sin jabón con tanto blanquear. Casi será mejor esperar a abril y que otras elecciones blanqueen la política. Atentos al Ultra Fairy, se puede terminar.