El partido de Junqueras ha considerado oportuno incluir en sus listas para la campaña de las legislativas a la señora Eugenia Parejo, amiga andaluza del líder "republicano", al que conoció en un programa Salvados de La Sexta. Doña Eugenia se suma así a una variopinta fauna de ciudadanos no catalanes que a gastos pagados apoyan directa o indirectamente la independencia de Cataluña a través de un referéndum de autodeterminación.
En el caso que nos ocupa no solamente aparece el estrambótico apoyo de la señora Parejo al proceso de fragmentación del Estado, sino que incorpora el "factor andaluz" al debate. El secesionismo catalán es consciente de que Andalucía es un gran obstáculo para alcanzar sus objetivos e intenta debilitar la fuerte oposición de la sociedad andaluza a la fragmentación del Estado del que forman parte desde hace siglos.
En la actualidad cualquier reforma territorial viable para España necesita de Andalucía, ésta fue sin duda el centro del debate de las interesantes jornadas Diálogos Catalunya/Andalucía, celebradas a primeros de abril en el Palau Macaya de Barcelona. Jornadas donde intelectuales, políticos y representantes de organizaciones sociales de los dos territorios, analizaron el "estado de la cuestión".
Existe una reflexión política andaluza con un cierto perfil académico, situada en un sector de la "izquierda" de orientación "podemita" y de sesgo anti-PSOE, que llega a afirmar que en el Parlamento y en la sociedad civil andaluza subyace un fuerte sentimiento anti-catalanista, cuidándose de no aplicar idénticos términos a la deriva supremacista y anti-constitucional del nacionalismo catalán. Existe sin duda en esa "izquierda" una cierta admiración por el "procés" y su capacidad movilizadora. Lo que Cataluña pide como nación se considera un “derecho histórico”, las demandas andaluzas explicitadas en el "no queremos tener menos que los demás", serían una muestra de un sentimiento “antivasco y anticatalanista”.
El catalanismo en muchas ocasiones, no ha denunciado con la suficiente contundencia, el pensamiento nacionalista claramente xenófobo de líderes catalanes como Pujol, Barrera, Torra.. Llama la atención que las declaraciones de carácter supremacista de estos dirigentes nacionalistas hacia los catalanes de origen andaluz u de otras regiones españolas, no hayan tenido en sectores de la izquierda catalana e incluso de los sindicatos de clase, la denuncia y un contundente posicionamiento en contra. No existen en la ensimismada Cataluña del "procés", personas como Alfonso Comín que miren al sur con la misma intensidad ética que él lo hizo. ¿Dónde está hoy en Cataluña el discurso político-cultural que el construyó?
Habría que denunciar con toda energía a esa "izquierda" española, que ha situado su lucha contra el Estado Español como referente de su acción política, sensible a las reivindicaciones secesionistas e indiferente a la defensa de los derechos cívicos de los catalanes no secesionistas. Destaca la decepcionante actitud de la alcaldesa de Barcelona, líder de esa "izquierda" de salón, situándose al margen de las justas reivindicaciones de centenares de miles de ciudadanos que participaron en las manifestaciones constitucionalistas convocadas por SCC el 8 y el 29 de octubre del 2017. Esta estrategia suicida ha dado un claro soporte al secesionismo mas tronado y tendrá sus repercusiones negativas en los resultados electorales del 28-A.
Las fuerzas políticas y los sectores mas avanzados de la sociedad civil catalana y andaluza deberán contribuir a tejer espacios de colaboración institucional. Sin duda el desarrollo federal de nuestra Constitución podría ayudar a atender mejor las justas reivindicaciones de sus ciudadanos. La única manera de combatir la "catalanofobia" de sectores de la sociedad andaluza y el "supremacismo" del nacionalismo catalán, es ayudando a construir una España más plural y diversa, en la que todos quepamos. Hace falta más España, eso sí, una España diferente.