Cada vez más. La escasez es preocupante. No por la cantidad, que sobran, sino por la calidad, que está ausente. Con excepciones, claro. Siempre se salva alguno, o varios. Pero, visto lo que hay, el nivel es muy bajo. De suspenso. Como los másteres de algunos, suspenso. O los doctorados o doctorandos o como se llamen, de suspenso. Y son los que tienen el poder. Menos mal que otros dirigen el país. Sí, unos gobiernan, pero otros dirigen y mandan. Lo que hay deja mucho que desear. ¿Hay gente preparada en cualquier ideología? Claro. Pero esos no quieren bajar a la arena política actual. Y si alguno, veterano y con nivel, como el ministro de Exteriores, Josep Borrell, baja a la arena termina resbalando y casi le pilla el ridículo. Últimamente se ha resbalado bastante, no se sabe si con pleno conocimiento o porque está hastiado y quiere decir adiós. Todo es posible.
Hasta hoy, el ministro más brillante de este Gobierno era Borrell. Más que el presidente, por supuesto. Pues se ha cansado. En los últimos días sus discursos no han sido de nivel. Han sido de confusión. En bastantes apreciaciones. Aunque los sí resbalan son los nuevos o jóvenes. Da igual el partido. Da igual el color. Larga tarea de aprendizaje. Habrá que esperar. Están en el Congreso, los que van, y pasan de quien pregunta. Pasan de quien responde, salvo que sea de los suyos. El teléfono móvil. El móvil es lo importante. O su ordenador. Cada cual a lo suyo, que no es lo tratado en el Congreso ni lo que esperan los ciudadanos. Pasen al hemiciclo pero sin móvil. Los móviles déjenlos en la puerta. Tendría que imponerlo la presidenta, doña Ana Pastor. ¡Dejen los móviles fuera!
Se buscan políticos de futuro. Y que cumplan con sus obligaciones de diputados. Por no escuchar no escuchan ni al ministro Borrell. En cada respuesta da una lección. Le aplauden hasta algunos de los diputados del PP. Como el pasado miércoles le aplaudió el exministro de Educación Íñigo Méndez de Vigo. Y el expresidente del Congreso Jesús Posada. Todo un detalle. Toda una lección para el resto de diputados opositores que no se enteran de lo dicho por el ministro porque no atienden. El teléfono móvil lo acapara todo. Brillante estuvo Borrell en la sesión de control al Gobierno. Brillante, para contrarrestar la ofensiva independentista de ERC. Y en defensa del embajador en París.
No tanto en sus intervenciones fuera del auditorio de las Cortes. “Ya me gustaría a mí tener los medios y recursos que tiene Diplocat”, dijo Borrell. Dinero que le ha dado el Gobierno de Madrid, señor Borrell. Contrarrestar. Habrá que invertir en propaganda para frenar la eficacia de los independentistas. Y no les felicite porque se lo creen más y no habrá quien los pare. Usted lo dijo: “Las batallas políticas se ganan en el campo de la comunicación” para conseguir “que tu relato se acepte como verdadero”. Al ataque señor ministro.
Se buscan políticos para que nos expliquen claramente lo que es una nación. Porque Borrell se ha liado al explicar la evidencia de que “Cataluña, desde un punto de vista socio-cultural y lingüístico, es una nación”. No se entiende. ¿Qué es una nación? No se capta por el ciudadano de a pie, por lo menos en León, cuna de las Cortes. “Quien lo quiera entender, lo entenderá”, matizó Borrell. No lo entendemos, ministro.
Como no se entiende sus duros ataques a Estados Unidos, a su presidente y a su proteccionismo comercial por la mañana. Y sus más duros ataques a Italia y a su ministro populista Matteo Salvini por la tarde. Ni su apuesta por reconocer a Palestina, aunque tenga razón, por delante de la Unión Europea. Que lo haga primero Alemania. La cara del embajador judío era todo un poema, ministro. Con Israel se precisa prudencia aunque no se le quiera ver. Su juego, ministro, induce a equívocos. Parece una despedida. Parece una retirada. ¿Ya se cansó, ministro, del juego del presidente Sánchez, que no sabe a qué juega? Una medida, una rectificación. El diputado del PP Ricardo Tarno ya se lo espetó a su ministra de Defensa, Margarita Robles, “¿es consciente de que sólo acierta cuando se equivoca, perdón, cuando rectifica?". La frase lo resume todo. Tiene que rectificar hasta quien pregunta. Quien además le espetó a la ministra “las bombas son muy distintas a usted porque son inteligentes”. Rastro de basura, bajo nivel. ¿Esto es un circo o es el Parlamento?
Por eso se buscan políticos para el futuro. Salvando a los que todos salvamos, los hay excepcionales pero pocos, el resto se puede ir a casa. Se precisa más nivel para que no se nos hunda la democracia. Si se hunde el hotel Ritz también se puede hundir España. Se precisan políticos de altura. Se buscan.