El aumento de votantes en las elecciones catalanas respecto a 2015 ha sido de 245.000. El censo ha aumentado en 40.000 personas, producto, básicamente, de la entrada de 136.000 jóvenes y la salida (por muerte o cambio de residencia al resto de España) de 96.000. En grandes cifras, y a falta de un estudio en profundidad del aumento de votantes, entorno a 145.000 provienen de la abstención en 2015 y alrededor de 100.000 serían nuevos electores.
Las candidaturas secesionistas han incrementado sus votos en 105.000, las constitucionalistas en 180.000 (contando los votos de Unió de 2015 en este bloque), y los comunes han perdido 42.000 votos. La hipótesis, basada en en el CEO, de un escoramiento de los jóvenes votantes hacia el independentismo, es que los abstencionistas de 2015 han votado muy mayoritariamente por partidos constitucionalistas y los nuevos votantes han apostado por candidaturas independentistas. Un estudio en profundidad sería necesario para concretar las cifras.
La cronificación del conflicto va a dañar gravemente a la economía catalana
Por otra parte, la cronificación del conflicto va a dañar gravemente a la economía catalana. La reacción de los secesionistas ha sido negar la realidad y/o culpar al Gobierno español. Pero una dinámica económica negativa puede beneficiar al secesionismo en cuanto frena la inmigración en general y especialmente la proveniente de otros lugares de España. Por ello, algún dirigente ha expresado su alegría por la marcha de empresas ya que, además de frenar la llegada de nuevos inmigrantes, comporta la salida de autónomos, trabajadores y jubilados, especialmente los que no se identifican con el secesionismo. Que los contrarios a las políticas nacionalistas, y aquí es muy importante que el castellano sea tratado como lengua extranjera y no sea lengua vehicular en las escuelas, se vayan es no sólo un deseo sino una política activa. Las palabras de la expresidenta del Parlament pidiendo a Inés Arrimadas que vuelva a su tierra es un ejemplo. Acoso y problemas económicos son armas muy poderosas para fomentar la emigración.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, se puede concluir que los secesionistas continuarán adoctrinando en la escuela, no cumplirán las sentencias en materia lingüística y les traerá al pairo el empobrecimiento de Cataluña siempre y cuando no les perjudique políticamente, lo que trataran de evitar negando la realidad y/o culpando al Gobierno central, como ya he dicho. A ellos, con controlar el presupuesto de la Generalidad les vale, como ocurre en tantos países, para seguir manteniendo una clerecía numerosa y agradecida.
El otro objetivo estratégico del nacionalismo es mantener el monopolio de la información en catalán. Desde los medios públicos y subvencionando los privados. Que la batalla ideológica al nacionalismo sólo pueda hacerse llegar a la población en castellano es un problema de extrema gravedad pues implica que a una buena parte de los ciudadanos ni siquiera les llega otra visión de Cataluña que no sea la nacionalista. La CCMA no va a cambiar. Promover medios privados en catalán debería ser una prioridad para aquellos empresarios que piensan que la independencia no conviene a los catalanes.
Cuando el secesionismo habla de ampliar la base social piensa en aprovechar en su favor los cambios del censo electoral causados por las migraciones, lo nuevos votantes y los que se mueran.
Cuando el secesionismo habla de ampliar la base social, no esta pensando tanto en convencer a los votantes actuales del constitucionalismo sino en aprovechar en su favor los cambios del censo electoral causados por las migraciones, lo nuevos votantes y los que se mueran.
Frente a todo ello, la oposición catalana y el Gobierno español deberían tener una estrategia definida y sostenida. No debería volver a ocurrir lo que ha pasado desde 1980: estrategia a largo plazo del nacionalismo y cortoplacismo entreguista de los demás.