En las últimas semanas, la incertidumbre alrededor del futuro status de Cataluña ha afectado a los bancos cuya sede social se situaba en ella. En concreto, a Caixabank y al Sabadell. La independencia de España supondría la pérdida del BCE como banco central de referencia e impediría a éste prestarles liquidez de emergencia en el caso de necesitarla. Un problema que ambos han solucionado al trasladar su sede social y fiscal de Barcelona a Valencia y Alicante, respectivamente.
A pesar de ello, la valoración de sus acciones se ha resentido. En el período comprendido entre el 1 de septiembre y el 13 de octubre de 2017 el Ibex bajó un 0,4%, pero Caixabank y el Sabadell lo hicieron bastante más. El primero, un 6,89%, y el segundo, un 8,98%. Después de dicha evolución, estoy seguro de que muchos inversores tendrán una gran duda: ¿siguen siendo ambos bancos una buena oportunidad de inversión?
Mi impresión es que sí lo son, al igual que la mayoría de los que cotizan en la Bolsa española. El principal motivo es un entorno macroeconómico y financiero futuro muy favorable, tal como expliqué en el artículo La banca, un gran inversión bursátil, del pasado 4 de julio. En las siguientes líneas voy a analizar los principales aspectos que determinan que lo es Caixabank. No hago lo mismo con el Sabadell por falta de espacio.
Su liderazgo en el ámbito de los seguros en España permite a Caixabank disponer de una fuente de ingresos tradicionalmente más estable que la puramente bancaria
Los más positivos tienen que ver con su conversión en la primera aseguradora del país, un negocio centrado en España, unos buenos resultados semestrales que no han estado basados en el incremento del crédito, la progresiva conversión de las oficinas en centros de asesoramiento y el gran potencial de crecimiento del BPI (el banco portugués recientemente adquirido).
A través de la compra de otras aseguradoras y la venta masiva de sus productos en las oficinas bancarias, VidaCaixa se ha convertido en líder en el segmento de seguros en España. En el 2016, su cuota de mercado estaba en el 14,9% y supera en 3,4 puntos a la de Mapfre, la histórica primera en el ranking. Dicha cuota le permite disponer de una fuente de ingresos tradicionalmente más estable que la puramente bancaria. Una característica que ayuda notablemente a considerar a las acciones de la entidad como una de las de menor riesgo dentro del sector financiero.
Un aspecto que viene complementado por la gran aportación del mercado nacional a sus resultados. Este explica el 90’8% de los obtenidos por Caixabank en el primer semestre de 2017. Una diferencia impresionante respecto al Santander y BBVA, en los que su contribución únicamente fue del 18% y 17%, respectivamente. Dos bancos de origen español, pero cuyos resultados dependen básicamente de la coyuntura económica y financiera de América Latina, pues dicha zona supone el 44% y 54,8% de sus beneficios, respectivamente.
En el primer semestre del 2017, los 839 millones de euros ganados por Caixabank no han estado basados en el crecimiento bruto del crédito, pues el otorgado en España por la entidad aumentó un escaso 0,1%. Una característica que le otorga un gran potencial de crecimiento a su margen de intereses, principalmente componente de la cuenta de resultados de un banco, sin aumentar significativamente el riesgo incurrido.
La compra de BPI ofrece a Caixabank la oportunidad de crecer en un mercado como el portugués, cuyo riesgo es notablemente inferior al de los países de América Latina
La transformación paulatina de sus oficinas tiene como objetivo prestar más y mejores servicios a los consumidores y adaptarse a las nuevas necesidades que éstos tienen. En concreto, sustituir la banca de producto, basada en la comercialización de determinados activos y pasivos, por una de cliente, donde el principal objetivo es el asesoramiento continuado. Un aspecto que le puede permitir diferenciarse de la mayoría de las entidades competidoras, fidelizar a un cliente más exigente y ganar cuota de mercado.
La compra de BPI ofrece a Caixabank la oportunidad de crecer en un mercado como el portugués, cuyo riesgo es notablemente inferior al de los países de América Latina. Una nación en plena recuperación económica, con un mercado bancario menos maduro que el nuestro, pues el número de productos contratados por cada cliente es significativamente inferior. Por tanto, un magnífico entorno para explotar la venta cruzada en la que es especialista.
Unas magníficas perspectivas que parcialmente ya están contabilizadas en el precio de la acción y que han llevado al mercado a valorar a sus títulos bursátiles a 19,9 veces sus beneficios anuales. En base a estos últimos, su valoración no puede ser considerada como barata y viene en gran medida explicada por una revalorización en 2017 del 28,6%.
Las acciones de La Caixa me parecen una muy buena adquisición si el objetivo de inversión es obtener una plusvalía a medio plazo (tres o más años)
A pesar de ello, el principal reto de sus directivos consistirá en recuperar los clientes que han perdido durante los últimos días. Unos porque injustamente consideraban a la entidad como independentista, otros porque erróneamente creían que sus ahorros estaban en peligro y los últimos porque se sentía traicionados por el desplazamiento de su sede social y fiscal fuera de Cataluña. Un desafío del que considero saldrá triunfante, gracias a su probada capacidad comercial.
En definitiva, las acciones de La Caixa me parecen una muy buena adquisición si el objetivo de inversión es obtener una plusvalía a medio plazo (tres o más años). Un sólido balance, una morosidad menguante, un excelente entorno económico y financiero, una empresa con unas buenas fuentes de crecimiento y un acertado cambio de gestión en sus oficinas son sus principales puntos fuertes.
En cambio, la incertidumbre política actual es su problema. Una situación que estoy convencido que, afortunadamente para Cataluña, España y Europa, no durará mucho tiempo más. Por tanto, aunque en base a sus resultados actuales sus acciones no pueden considerarse un chollo, sí que creo que son una gran oportunidad en base a los beneficios que estimo que obtendrá en los años venideros.