Lo creemos. Si nada se tuerce en la recta final habrá declaración y acuerdo para empezar la Operación Chamartín. Será mañana o el lunes, 31 de julio, con un mes de retraso, pero habrá firma. Entre las tres partes: ayuntamiento, Ministerio de Fomento (Adif-Renfe) y Distrito Castellana Norte (DCN), compuesto por el BBVA y la constructora San José. Comentan muy bajito que, al fin, habrá firma y acuerdo. Se dieron de plazo seis meses y han sido siete. No está mal. Siempre que algún discrepante no tire por la borda el trabajo de siete meses, extensible a casi 24 años. Para no creerlo.
En los último quince días las reuniones al más alto nivel han sido varias. Los comentarios, muchos. Y las intoxicaciones periodísticas, bastantes. Cada cual arrimando la sartén a su lado. Han comentado que no se había firmado ya por las desavenencias entre la alcaldesa Carmena y su pupilo concejal José Manuel Calvo, duro a la hora de negociar. Que Carmena quería firmar ya y Calvo no. Mucho interés ha tenido DCN en distribuir tal desavenencia para sacar tajada y beneficio, pero fuentes serias dicen que no, que no ha habido nada de eso. Que son intereses externos para que el ayuntamiento ceda en sus últimas exigencias. De ahí la filtración a El País del futuro acuerdo por parte de DCN. Todo es posible y mucho más.
Lo que sí parece claro es que el ayuntamiento ha logrado reducir la edificabilidad en un 36% y exigir que la nueva estación sea lo primero en construirse y en el centro de la futura ciudad financiera de Madrid. Algo es algo. Que disminuyan los edificios en un 36% respecto al plan de Ana Botella tiene su mérito. Como demérito que la anterior alcaldesa Ana Botella y su anterior, Ruiz Gallardón, con todo el PP en el cuadro de mando madrileño no fuese capaz de sacar adelante la Operación Chamartín. ¡Ay! Y todo porque González, presidente del BBVA, no le hizo la reverencia a Aznar, marido de la alcaldesa. Eso dicen, eso cuenta. La clase de reverencia queda por explicar. A la imaginación de cada cual. Pero la Operación Chamartín no se hizo, ese sí fue el resultado final.
Parece claro que el ayuntamiento ha logrado reducir la edificabilidad en un 36% y exigir que la nueva estación sea lo primero en construirse y en el centro de la futura ciudad financiera de Madrid
Pues ahora sí se va a hacer. Todos los actores involucrados ya tienen el borrador y se disponen a firmarlo el último día de mes, salvo grave percance. Ya se conoce que la edificabilidad será un 36% menor. Al principio, la oferta de DCN fue de disminuir un 20%. Se excluyen los terrenos de las vías ferroviarias, que no se transforman. Se conoce que se crearán unos 214.000 puestos de trabajo, según estudio elaborado por mandato de Distrito Castellana Norte, uno de los actores de este teatro. Es posible que queden espacios para construir colegios, centros médicos, jardines, parque para niños y parque para mayores, por lo que tanto han luchado y reivindicado los habitantes de los barrios afectados. Algo es algo. A la vez que cada barrio tendrá distinto parámetro de edificabilidad. Independiente uno de los otros.
Tras siete meses de negociaciones ya llegamos al final. Tras duras batallas. La última fue hace unos quince días, el jueves 13 de julio, cuando se reunieron los tres cabezas de los actores: Antonio Béjar, por DCN; Juan Bravo, por Adif y José Manuel Calvo, por el Ayuntamiento de Madrid. Ahí limaron los últimos flecos tras los rumores que habían recorrido la ciudad de una posible ruptura de las negociaciones. Con diálogo casi todo se supera. Se pusieron de acuerdo en cómo ha de ser la nueva estación. Sus áreas comerciales. Las zonas verdes de la operación. Las viviendas, la edificabilidad, cómo van a quedar los barrios y cómo se solucionará el entramado circulatorio del nudo de Manoteras. Y algo muy importante: el que toma el mando es el ayuntamiento. Decidirá las prioridades en cada momento. Ahí es nada. Ha tomado el mando que nunca tuvo. Calvo es duro negociador y se ha salido con la suya, con su máxima de que es el ayuntamiento el responsable y, por lo tanto, es quien debe decidir. La operación ha dejado de ser un proyecto privado a ser público. No le ha gustado nada a Distrito Castellana Norte. Mucho menos al BBVA y a su presidente, González. Pero las circunstancias aprietan y hay que tragar. Pero esto es otro capítulo.
Calvo es duro negociador y se ha salido con la suya, con su máxima de que es el ayuntamiento el responsable y, por lo tanto, es quien debe decidir
Lo que sí queda claro en el acuerdo es que la nueva estación de Chamartín será el centro de toda la operación. Será el centro de la nueva zona. El corazón de la nueva City financiera. Con zonas comerciales y un nudo que unirá la estación con el aeropuerto Madrid-Barajas. Y se creará un distrito empresarial. Las torres a las que tanto miedo tienen los ciudadanos de los barrios afectados. Pero con zonas verdes y de ocio entre las mismas. Como ya hemos dicho anteriormente los empleos que se crearán superarán los 200.000. Con grandes infraestructuras. La Nudo Norte estará a cargo del ayuntamiento. Las nuevas estaciones de metro se financiarán a través de la inversión público-privada. Veremos cómo es esto, todavía no está claro y mucho menos nítido. Como no está muy claro el protagonismo del peatón y la bicicleta en la nueva operación. Veremos el resultado.
Los negocios quedarán al sur de la M-30 y cada edificio tendrá muy cerca un transporte público. Falta por saber qué número de rascacielos se construirá. Recordemos que en el anterior proyecto de DCN se iba a construir el rascacielos más alto de Europa, con unas 70 plantas. Se planteaban, además, otros cinco rascacielos. Se pretende atraer a grandes empresas de todo el mundo.
La Operación Chamartín empieza a diseñarse. Ha llegado el momento y la firma de la misma está al caer. Veremos si para beneficio de los ciudadanos o de un reducido número de empresas. BBVA va en cabeza.