"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada". Ayn Rand (1950).
Leyendo y releyendo esta cita de la americana Ayn Rand, nacida en Rusia, uno no puede por menos que hundirse en la silla y mirar al techo blanco del estudio con la resignación en la frente porque no hay cita que mejor refleje la verdad de la sociedad actual. La española en particular. Todo claro. Todo escueto. "La corrupción es recompensada..." y más que recompensada en esta España nuestra. Se le ponen medallas. Se le dan cargos de mayor rango. Se le aclama. Y ahí está incluida tanto la élite política como la empresarial. Ejemplos hay para llenar páginas y ya sobradamente conocidos. Pero no castigados, sino recompensados.
Porque casos hay más que días tiene el año. Algunos días se descubren dos, tres y más casos de corrupción. El pan da cada día. Un río a punto de desbordarse. Un río de casos que la justicia tendrá que encauzar. Si llega a tiempo y puede. Casos Banca Catalana, Berzosa, Brugal, Bárcenas, CAM, CCM, Campeón, Fabra, Filesa, Gürtel, Mercasevilla, Nóos, Pokémon, Zamora, Bankia... ¡qué asco! Y 126 casos más de corrupción. El último en aparecer con fuerza ha sido el caso Bankia. Lo tenían tapado. Luchaban porque no saliera a la luz. Está el Banco de España por medio. La institución. Lo que faltaba.
Corrupción en las torres más altas. Corrupción del sistema. Corruptos recompensados. Pero el poder no sabe nada. Seguimos avanzando. Esta sociedad está condenada
Y un hombre que fue su gobernador. Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Mafo para su cabreo. Malgastaba sus días en los pasillos de Prisa de la Gran Vía junto a otro ilustre, Carlos Solchaga, hasta que llegó Zapatero y lo rescató como secretario de Estado y luego lo hizo gobernador, con la venia de Solbes. Lo pusieron a controlar la banca. Zapatero presumía de la banca española. Era la mejor banca de Europa. La crisis no nos afectaría. Eso era cosa de los americanos. Hicieron tantas fusiones de cajas que crearon Bankia y pusieron de presidente al ministro milagro de la economía nacional con Aznar, a Rodrigo Rato. La antigua Caja Madrid la controlaba el partido del PP, el PP de Rajoy y Esperanza. Todos le aplaudieron, incluso el PSOE de ZP, IU y los sindicatos CC OO u UGT. Un genio en la dirección de Bankia.
Y tan genio, como se está comprobando poco a poco. Había que hacer algo grande. El mayor banco. Pues lo sacamos a Bolsa y que todos compren. Incluso los demás bancos, por orden del poder. Todos a comprar acciones de Bankia. Particulares, bancos y grandes compañías. Que Rato ya está preparado. Para tocar la campana de la lealtad. Se hizo. Una operación política que consintió el Banco de España y la CNMV. Ahora dice la Audiencia que tienen responsabilidad. Que el Banco de España sabía lo mal que estaba Bankia y apoyó su salida a Bolsa. Que alentó una presunta estafa a los inversores. Ahí es nada. A lo que hemos llegado.
Corrupción en las torres más altas. Corrupción del sistema. Corruptos recompensados. Pero el poder no sabe nada. Seguimos avanzando. Esta sociedad está condenada. Porque no hay barrenderos que limpien. O hay muy pocos. Ayn Rand lo pronosticó en 1950. No importa. No le haremos caso.