Cataluña es una de las regiones europeas con mejores infraestructuras logísticas, Barcelona es el más potente hub logístico aeroportuario del Mediterráneo. Lo anterior no es óbice para reconocer que tenemos importantes déficits de infraestructuras de movilidad , unos debidos a graves incumplimientos de compromisos de inversión contraídos por el Ministerio de Fomento y otros consecuencia de las incapacidades e incompetencias de los gobiernos nacionalistas y soberanistas. En cualquier caso los incumplimientos se instrumentalizan como leitmotiv para justificar la secesión.
El Corredor Mediterráneo sigue siendo la asignatura pendiente de Fomento, es incomprensible los retrasos acumulados en un proyecto clave para el desarrollo del tráfico de mercancías en el litoral mediterráneo español, al mismo tiempo es injustificable la marginación de la conexión ferroviaria entre Barcelona y Valencia. A lo anterior, habría que añadir la poco inteligente y menos astuta estrategia de los gobiernos soberanistas, buscando la instrumentalización partidista y no la solución al problema.
Otro de los temas clave de la movilidad en el territorio son los graves problemas de las cercanías y regionales ferroviarios en la RMB y en toda Cataluña. Las cercanías necesitan urgentemente actuaciones para la modernización de las infraestructuras, mejora en los sistemas de alimentación eléctrica y de señalización, garantizando la seguridad de la explotación a través de la incorporación de sistemas ERTMS. El problema de los regionales está relacionado con la necesaria modernización del material móvil, parte de la flota tiene 30 años de antigüedad, se trataría por lo tanto de realizar una fuerte inversión en la renovación y ampliación de dicho material.
Los temas anteriormente señalados exigirían acuerdos PSC/PSOE, Ciudadanos y Podemos para exigir al Gobierno del PP la activación de las inversiones y la ejecución de los proyectos. La debilidad actual y el desgobierno de la Generalitat deja a Cataluña sin interlocución directa con el Estado.
Toda estrategia para abordar la solución de nuestros problemas de infraestructuras pasa por la colaboración institucional y no por la confrontación partidista
La contratación de material móvil es una gran oportunidad para desarrollar la innovación ferroviaria catalana. La Generalitat ha anunciado su intención de proceder a la contratación de 15 trenes para la prolongación de la línea Sabadell-Tarrasa de FGC, sería su primera inversión ferroviaria importante desde 2009. Esos trenes serían la continuación de los 24 trenes UT 113 FGC adjudicados en ese año. La adjudicación estará pendiente de la autorización de crédito a FGC, condicionada a la aprobación de los presupuestos de la Generalitat, es decir volvemos a estar en manos de la alegre muchachada de la CUP.
Esta adjudicación así como la derivada de la puesta en servicio de tramos de la L9 del metro de Barcelona serían una excelente oportunidad para reactivar nuestra deprimida industria ferroviaria. Tenemos una administración catalana muy conservadora y poco innovadora, incapaz de apostar de forma decidida por el desarrollo de la innovación local que evite la deslocalización de la industria ferroviaria ubicada en Cataluña. No estamos hablando de proteccionismo sino de favorecer la localización competitiva a través de la innovación.
Toda estrategia para abordar la solución de nuestros problemas de infraestructuras pasa por la colaboración institucional y no por la confrontación partidista. Un claro ejemplo de cómo no deben hacerse las cosas es el proyecto de ampliación del TRAM. Proyecto sometido a la pugna política entre la actual alcaldesa y la obtusa postura del exalcalde Trias. Añadir a lo anterior la irresponsable estrategia de elección de presidentes de TRAM que en muchas ocasiones responden a prácticas de puertas giratorias y repartos clientelares más que a criterios de gestión eficaz.
El uso de la confrontación política y la subordinación a intereses electorales y económicos particulares a la hora de diseñar y ejecutar proyectos de infraestructura es la peor estrategia posible para solucionar nuestros déficits de movilidad ferroviaria, estos solo deben estar sometidos a criterios de rentabilidad social y eficiencia económica.