Tras casi un lustro de desaforada épica nacionalista, y a las puertas del que ya se perfila como decisivo V Año del Glorioso Alzamiento Nacional Catacuqui, aquellos que no comulgamos con sus rancios dogmas y su trasnochado discurso sabemos que la mejor arma con la que hacer frente a la horda uniceja es el humor puro y duro. En efecto, a los independentistas de socarrel la hilaridad del contrario les sienta a cuerno quemado, peor que una patada en la entrepierna, porque no conciben ni que el mundo les ignore ni que más de la mitad de la parroquia se ría a mandíbula batiente del vodevil surrealista que se ven obligados a mantener en antena. A fin de seguir minándoles el ánimo --con molt bon rollet, eso sí-- les propongo el muy divertido y gratificante juego del vaticinio astrológico. Les adelanto que esta columna contiene spoilers, que pueden fastidiarles la intriga y trama de esta quinta temporada.
El nuevo y oloroso partido de Mad Mas se hundirá hasta profundidades abisales. Dicen las encuestas que en caso de elecciones quedarían terceros, tras ERC y C’s, pero incluso Colau podría superarles. Y de ocurrir algo que les permitiera asomar la nariz, o mejorar expectativas, ya se encargará Arturito de joderla bien jodida, que ese honorable cenizo vale su peso en oro. El centro derecha burgués catalanista --el del seny i els calerons-- vivirá 2017 en un sinvivir, huérfano y aterrorizado, porque para más taquicardia, Montse Venturós, la alcaldesa de Berga, vaticina "hostias que parirán terror" y recomienda al pueblo que "se prepare, ya que lo que va a pasar marcará sus vidas para siempre, que esto no va de globitos amarillos". Ahí queda eso. Adiós a las cadenetes amb les tietes i els somriures. Abran los ojos: esto va de dinamita pa los pollos, que para liarla parda ahí están los abertzalillos matasietes de Arran, la cantera cupera de xiquets patriotas de pueblo, que ya amenaza con quemar el TC.
El centro derecha burgués catalanista --el del seny i els calerons-- vivirá 2017 en un sinvivir, huérfano y aterrorizado
En esa tesitura, Puigdemont, el guardíán del campanario, se verá obligado a nadar y guardar la ropa. Unilateralidad, la justa y bien medida, porque sin la CUP y sin presupuestos se le cae el tinglado, pero con la CUP y a las bravas, se le cae doña Colau del tablero. Así que Cocomocho irá contentando a unos y a otros, a base de cal y arena. De entrada no acudirá a la conferencia de presidentes autonómicos, para hacer visible su desprecio infinito, y también, dicho sea de paso, para no tener que ir a Madrid en un vuelo internacional de Air France, que cuesta una pasta. El Muy Honorable cuenta, además, con un arma de destrucción masiva, que amagará con enseñar en caso de que la fe de los carboneros sediciosos se tambalee, o su nivel de radicalidad sea puesto en entredicho. Me refiero, obviamente, a la Ley Chanchipiruli de Transitoriedad Jurídica Para Golpes Democráticos de Estado, que custodia el cancerbero Turull bajo siete llaves. A Anna Gabriel le pasarán una copia --For Your Eyes Only-- para que respire tranquila. Seguro que le da un subidón y hasta decide darse una ducha y regalarse para Reyes un frasco de Eau Marxiste, Parfum Pour la Minorie.
La temperatura de la caldera aumentará de modo inexorable a partir de febrero, a medida en que Forcadell, Mas, Ortega, Rigau y Homs comparecezcan ante la justicia, acompañados siempre por los 400 Caciques de la Vara. Las sentencias no se demorarán, porque sería de tontos retrasarlas: a la que se acerque el verano los indepes ya estarán priápicos a tope. Las resoluciones de esos juicios son una de las dos grandes incógnitas del año. Está claro que estos alegres trileros no se pueden ir de rositas, pero mucho me temo que las condenas dependerán del estado atmosférico del proceso y de los acuerdos soterrados que se puedan alcanzar entre el Estado y la Particularitat. Lo que sí es mucho más evidente es lo referido a la segunda incógnita. Veamos... si Puigdemont decidiera que de perdidos al río, y se lanzara a tumba abierta, a lo William Wallace, la secuencia sería la siguiente: aprobación de urgencia en el Parlament de la mentada Ley Supercalifragilística de Tránsito Jurídico Sedicioso (equivalente a una DUI); convocatoria de referéndum de autodeterminación (RUI) y recurso fulminante del Estado ante el TC. De no ser suficiente, el Gobierno de España, apoyado por el PSOE y C’s suspenderá total o parcialmente la autonomía de Cataluña: habrá detenciones, sentencias rápidas y cárcel. Eso lo sabe hasta Aramis Fuster.
El que lo verá todo desde la balaustrada, imperturbable y sin perder el apetito es Oriol Junqueras. A la chita callando, sabe que de un modo u otro él ganará
El que lo verá todo desde la balaustrada, imperturbable y sin perder el apetito es Oriol Junqueras. A la chita callando, sabe que de un modo u otro él ganará. Parece sentirse cómodo en su nuevo papel, más comedido y negociador, manteniendo un perfil bajo, prudente, y llevándose el gato al agua. No tiene prisa. El cargo de president le espera. Y sabe, además, que de independencia, nada de nada. Un dato significativo: en el informe anual que elabora la Generalitat para captar inversión extranjera --informe público que llega a los inversores más importantes del mundo-- se recalca que la estabilidad presupuestaria de Cataluña está garantizada, hasta 2026, gracias al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). Así que menos lobos, caperucita. A finales de año posiblemente ya se perfila con nitidez un tripartito de izquierdas en el horizonte.
En un orden secundario de cosas, 2017 no será muy sorpresivo. Gabriel Rufián seguirá viviendo de la sopa boba y medrando como el botarate útil que es; TVen3 rozará el 8% de audiencia y Cucurull descubrirá al mundo que Sitting Bull era hijo de un charcutero de Camprodón (apodado Sí, tinc bull) raptado por los indios Lakota.
Feliz 2017. Sobre todo, ríanse. Es lo que nosotros (y ellos) nos merecemos.