Este escrito es la continuación del anterior (Pedro Sánchez se perdió en la carretera), que no resumiré porque pueden leerlo en el historial a pie de página. Pedro Sánchez no tiene la culpa de haber cosechado los peores resultados electorales desde las primeras elecciones generales del 15-J de 1977. La pila bautismal del cambio político. El portazo al franquismo y la llegada de la democracia que nuestra generación abrazó con tanta ilusión como ignorancia porque la corrupción, en mi inocencia juvenil, estaba asociada a la dictadura, no a la democracia.

La culpa de los malos resultados del PSOE más que interna, es externa, aunque también está incubada en su seno porque, como dice una expresión que una mente privilegiada escribió en alguna pared lejana, "quien no vive como piensa, acaba pensando como vive". La vida de un político de derechas es igual que la de un político profesional de izquierdas.

La culpa de los malos resultados del PSOE más que interna, es externa

Luego llegó el crack de 2008, el 15-M, y un fenómeno nuevo en España: que un desconocido llamado Pablo Iglesias despertara la indignación de los telespectadores que le escuchaban a través de La Cuatro y La Sexta, los canales de izquierda de dos grandes medios de derechas, Tele 5 de Berlusconi y Antena 3 de Atresmedia. Son las contradicciones del capitalismo: para ganar cuota de mercado es mejor que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.

El populismo es un tridente con tres ganchos igual de fuertes: que tenga un líder carismático; dar soluciones fáciles a problemas difíciles, para que hasta los indocumentados lo entiendan; y buscar expresiones revolucionarias como que los partidos son una pieza clave para la democracia representativa, pero que existen otras formulas de mayor transparencia como la democracia directa. Que el asamblearismo como método interno, y la calle (a principios del XX eran las barricadas), como presión externa al gobierno es lo más efectivo que existe en democracia.

Es una repetición de los lemas anarquistas y comunistas que suenan nuevos pero que son del siglo XIX y triunfaron en Rusia en 1917.

El populismo de Podemos es una repetición de los lemas anarquistas y comunistas que suenan nuevos pero que son del siglo XIX y triunfaron en Rusia en 1917

La victoria de Trump objetivamente echará más leña al fuego, pues convertirá el tablero del ajedrez de la política en un simple juego de damas: blanco contra negro. En la dialéctica populista no hay más opciones. Y que los burros entienden a la primera con el grito del labriego de "arre" y "so".

Cuando la política entra en esta fase tan primitiva de buenos y malos, rojos y azules, negros y blancos. Amigo, ya puedes ponerte a temblar...

Me he quedado sin espacio para contar lo que tendría que hacer el PSOE para quitarse del cuello la garrapata de Podemos que le está chupando la sangre a borbotones con la intención de dejarlo anémico.

Y la culpa no es de Pedro Sánchez, aunque el cayó en el canto de sirenas Podemitas.