Tras unos años de decadencia, en el que el único objetivo era no bajar a Segunda División y que Hacienda no nos cerrara el chiringuito gracias a la abultada deuda generada por los anteriores propietarios, el RCD Espanyol afronta el futuro con esperanza. Tras el gran fracaso que supuso el que el club perico perdiera su identidad catalana, y se convirtiera en la enésima inversión de un millonario chino, solo nos queda asirnos a la ilusión que el nuevo dueño juegue fuerte, y convierta a este equipo más que centenario en un habitual de las competiciones europeas.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, unos gestores del Espanyol están haciendo las cosas como toca, con orden
Se cerró una etapa de 115 años en manos catalanas, y comienza la etapa ‘oriental’. En más de un siglo hemos conseguido cuatro Copas y hemos sufrido cuatro descensos. Veremos hasta dónde llega el nuevo propietario. Por una vez, y sin que sirva de precedente, unos gestores del Espanyol están haciendo las cosas como toca, con orden. En vez de inflar el globo con declaraciones grandilocuentes, lo primero que hicieron fue reordenar la deuda, comprar las acciones a Sánchez Llibre y sus aliados para hacerse cargo plenamente de la gestión, han iniciado una ampliación accionarial para recapitalizar el club y han fichado con cabeza.
Un entrenador serio, Quique Sánchez Flores, ha aterrizado con un proyecto consistente y ha fichado a jugadores solventes, de esos que no consiguen titulares, pero que sirven para formar una plantilla de esas que ilusionan y dan más alegrías que disgustos. Durante la pretemporada el Espanyol ha demostrado que se puede confiar en él, y que posiblemente nos evitaremos los horrores que vivimos la pasada temporada. Tras la decadencia que vivimos durante los últimos años de ese ‘danismo’ que contaba con la mayoría de las acciones y que nos llevó al pozo económico, toca soñar.
Toda la grada perica necesita un estímulo, una ilusión. De momento parece que el último servicio de Daniel Sánchez Llibre, escoger a su sucesor, ha sido un acierto. Aunque como buen espanyolista sigo siendo escéptico, porque las hemos visto de todos los colores a lo largo de nuestra historia, quiero creer. Por pura necesidad, porque lo de sufrir en el fútbol es algo perenne, pero me gustaría hacerlo por objetivos más ambiciosos que el buscar tres equipos más ‘tontos’ para evitar el descenso. Los retos del RCDE son recuperar la fe del perico, el construir un equipo que sea habitual en la Europa League, que luche hasta el final por la Copa y que plante cara, gane o pierda, a los equipos con más fuste de la Liga. Ojalá lo consigamos.