Me parece muy bien que esperes con ilusión el nuevo disco de Leonard Cohen, “You want it darker”, anunciado para octubre. Pero para entretener la espera me atrevo a recomendarte otro disco, que sale el día 2 de septiembre. Se titula “Charlatan de Balkan” y es del cantautor y showman esloveno llamado Magnifico, muy conocido en el área ex yugoslava y un poco en todas partes gracias a su rap “Hir ai kam, hir ai go” (Here I come, here I go) descargado de Youtube millones de veces. Magnifico luce siempre bigotito, indumentaria y actitud admirablemente cool, un aspecto parecido al de un Domenico Modugno o al del cineasta español Albert Serra que se acabase de levantar con una suave resaca y hubiese decidido “hoy tampoco me afeito”...
Magnifico hace una música ecléctica, mestiza entre lo funk y lo balcánico tradicional, entre la acelerada música gitana y un pop de consumo y, aunque sea un compositor sólido y su banda muy competente y contundente --eso cuando no actúa con “La orquesta del Ejército Serbio” o con el conjunto de transexuales Sestre, que con su participación en el Festival de Eurovisión de 2002 (con una canción de Magnífico) levantó ampollas entre los círculos más conservadores de su región--, no se le caen los anillos si incurre en la horterada sin paliativos. Es más, creo que le gusta.
La contradicción entre la melodía melancólica y el impostado optimismo de la letra sencilla y sentimental le da su morbidez extrema
Quizá Magnifico te suene como el autor de la banda musical de la película “Montevideo”, donde pone la voz, tan bien como siempre, Luz Casal.
Poco después de que Gran Bretaña votase el Brexit, precisamente cuando Eslovenia cumplía el 25 aniversario de su independencia --que obtuvo tras una guerra de diez días que dejó detrás unos cuantos muertos y algunas otras cosas--, Magnifico conmemoró ambas efemérides, el Brexit y la independencia de su país, grabando con su conjunto, al aire libre, bajo un puente de Liubliana, su versión bufa y burlesca de “We’ll meet again”, que es una de las canciones más tristes que se hayan escrito nunca. No tanto o no sólo por la canción en sí misma cuanto por su contexto. Data de 1939, la grabó en Londres Vera Lynn y fue muy popular durante la Segunda Guerra Mundial porque parecía aludir a la separación de los jóvenes soldados que se despedían de familia y amigos para partir a combatir en el continente, de donde muchos no regresarían. La letra dice:
"We'll meet again / Don't know where / Don't know when / But I know we'll meet again some sunny day. / Keep smiling through, / Just like you always do, / Till the blue skies drive the dark clouds far away. / So will you please say "Hello" / To the folks that I know, / Tell them I won't be long. / They'll be happy to know / That as you saw me go / I was singing this song. / We'll meet again, / Don't know where, / Don't know when...".
(Nos volveremos a ver, / no sé dónde, / no sé cuándo, / pero sé que nos volveremos a ver algún día soleado. / Mientras, mantén la sonrisa / como siempre has hecho / hasta que el cielo azul se despeje de oscuras nubes. / Por favor, saluda / a la gente que conozco, / diles que volveré pronto. / Les alegrará saber / que cuando me viste yéndome / yo iba cantando esta canción./ Nos volveremos a ver, / no sé dónde, / no sé cuándo…).
La contradicción entre la melodía melancólica y el impostado optimismo de la letra sencilla y sentimental le da su morbidez extrema. “Saluda a la gente que conozco, les gustará saber que me fui cantando…”. Estas frases retratan esa circunstancia de honda soledad que se presenta cuando uno no debe compartir su angustia, su pena o su dolor. De esta canción se han hecho varias versiones, más o menos logradas; la mejor es la de Johnny Cash, que la eligió para despedirse: es la última del último disco que grabó en vida. Una versión espléndida, austera, matizada. La de Magnifico, el Charlatan de Balkan, para despedir a Gran Bretaña de la Unión Europea (de la que Eslovenia es miembro), es una profanación, realzada con bufidos de trompeta y saxofón y con muecas irrisorias de tristeza falsa. Un sacrilegio. Pero escúchala en Youtube, mira a esta pandilla de chiflados, no podrás evitar sonreírte.