Un pacto de estabilidad para Barcelona
Finalmente se ha concretado el pacto de gobierno entre Barcelona en Comú y el PSC. Tras intensas negociaciones y las votaciones de ambas militancias, el pacto alcanzado, si bien no llega a la mayoría absoluta, sí que permite una cierta estabilidad en un gobierno municipal que hasta ahora se había caracterizado más por lo efectista que por lo efectivo, y más en la improvisación que en tener un programa claro de labor municipal.
El PSC, que lleva en su ADN y en su historia la gestión municipalista, aportará ideas claras en áreas de gobierno que hasta el momento se encontraban en punto muerto, y que son claves
El PSC, que lleva en su ADN y en su historia la gestión municipalista, aportará ideas claras en áreas de gobierno que hasta el momento se encontraban en punto muerto, y que son claves para el desarrollo de la ciudad; concretamente en la promoción económica y la cultura. La primera debe servir para crear nuevos puestos de trabajo, garantizando que sean de calidad y con sueldos decentes, como forma de ir reduciendo la desigualdad entre barrios y ciudadanos de la ciudad. Y en cuanto a la segunda, se debe seguir manteniendo y promoviendo todo el tejido cultural que existe en Barcelona, y que es de por sí otro polo de ingresos y puestos de trabajo.
Hay quien dice que el pacto llega en mal momento para el PSC, porque nos encontramos de nuevo en campaña electoral y por los últimos acontecimientos en la ciudad: conflictos con los manteros y disturbios en Gràcia. Sin embargo, nada de esto se preveía cuando se estaba negociando, y los hechos ocurren cuando ocurren.
No obstante, el PSC debe saber mantener su perfil dentro del gobierno, criticando cuando alguna actuación no sea acorde con su ideario o programa; así como saber explicitar qué medidas de la actuación municipal son de su gestión o se han realizado gracias a su mediación o negociación.
Algún opinador corporativo nos ha dicho a los socialistas que tenemos complejo de colauistas. No entraré en definir cúal es su complejo, sería perder un tiempo valioso, y el personaje no lo merece, pero sí decir que no se entra en el gobierno de Barcelona por motivos tácticos o electoralistas, sino porque pensamos que es lo mejor para la ciudad y sus ciudadanos.