Pensamiento

La gran empresa, asilo de políticos en paro

21 febrero, 2016 00:00

Vuelve al primer plano de la actualidad el espinoso asunto de las llamadas 'puertas giratorias', es decir, el aterrizaje de responsables políticos cesantes sobre las principales sociedades cotizadas en bolsa. Durante los últimos días han acontecido dos casos llamativos. Tienen de protagonistas a sendas ex ministras de la escudería de Rodríguez Zapatero, a saber, la malagueña Trinidad Jiménez y la orensana Elena Salgado.

La 'señorita Trini' es licenciada en Derecho, por lo que sus conocimientos sobre el ámbito de la telefonía y las redes de telecomunicaciones son perfectamente descriptibles

La primera de ellas fue titular de Sanidad y después de Asuntos Exteriores. Ahora ha trepado a la cúpula de Telefónica. "Se incorpora como una trabajadora más", tuvo a bien aclarar el líder socialista Pedro Sánchez, sin que nadie se lo pidiera. Excusatio non petita...

La 'señorita Trini', mote despectivo que le asestó su entrañable compañero de partido Alfonso Guerra, es licenciada en Derecho, por lo que sus conocimientos sobre el ámbito de la telefonía y las redes de telecomunicaciones son perfectamente descriptibles. Dada esta circunstancia, el mayor mérito que el mandamás de Telefónica ha debido de ver en ella para contratarla es probablemente su prolífica agenda de contactos al más alto nivel, de la que podría echar mano en caso de apuro.

Por su parte, Elena Salgado fue ministra de Sanidad, de allí saltó a Administraciones Públicas y finalmente pasó a Economía y Hacienda, más la vicepresidencia segunda del gobierno zapateril. Acaba de desembarcar en Nueva Pescanova, heredera de la tambaleante pesquera, hoy controlada por los bancos acreedores.

A la hora de acaparar cargos, Salgado no se anda con remilgos ni medias tintas. Pocos meses después de cesar como ministra, ingresó en el estado mayor de la filial chilena de Endesa. Más tarde entró en un órgano asesor de Abertis. Huelga subrayar que ambas canonjías están remuneradas con abundosa esplendidez.

En este asunto de las puertas giratorias resulta especialmente significativa la presencia de ex pesos pesados de los gobiernos de todo color en gigantes de sectores férreamente regulados, o sea, que dependen en buena medida de la prosa insípida del 'BOE'.

Continuo trasvase

Así, nada menos que José María Aznar estuvo a sueldo de Endesa en calidad de asesor. Felipe González ocupó una poltrona en el consejo de Gas Natural. Dimitió porque --confesó-- se aburría como una ostra. Casi sin solución de continuidad, su sitial pasó a la ex ministra socialista Cristina Garmendia.

En Iberdrola, el otro coloso eléctrico del país, el capo de la casa, Ignacio Sánchez Galán, uno de los ejecutivos mejor pagados de Europa, reclutó para su sanedrín al ex ministro del Interior del PP Ángel Acebes y al socialista Braulio Medel. Es bien sabido que no conviene colocar todos los huevos en una misma cesta.

La banca tampoco escapa a la sospechosa moda de fichar ex políticos. El Santander alberga de antiguo en su sanctasanctórum al socialista Guillermo de la Dehesa y a la 'popular' Isabel Tocino. También ha acogido a Belén Romana, ex jefa del banco público Sareb y antes de eso, directora del Tesoro con Aznar.

Semejante práctica no está tipificada en el Código Penal. Pero nadie arrebata al pueblo llano la sensación de que esa mescolanza de lo público y lo privado es poco encomiable y se presta a hondas suspicacias

Caixabank situó a Rodrigo Rato en el máximo centro de mando de su inmobiliaria Servihabitat, pero hubo de deshacerse de él cuando estalló el nauseabundo escándalo de las tarjetas black.

En total, suman más de medio centenar los servidores públicos que tras quedar en el paro, pasaron a chupar del bote de las compañías punteras del Ibex. Semejante práctica no está tipificada en el Código Penal. Pero nadie arrebata al pueblo llano la sensación de que esa mescolanza de lo público y lo privado es poco encomiable y se presta a hondas suspicacias.

En asuntos de esta índole, lo de piensa mal y acertarás se da con harta frecuencia. Lo que ocurre es que a muchos prebostes empresariales, las consideraciones de orden ético y estético les traen bastante al fresco.