Pensamiento

La farsa de Rajoy en banco recién pintado

9 diciembre, 2015 00:34

¡Toma artículos sobre el debate! Digo, el teatro. La farsa. ¡Vaya teatro! Y sin el actor principal. Se fue a descansar. Pero antes, la pasada semana, ya había ensayado su farsa.

¡Vaya teatro! Y sin el actor principal. Se fue a descansar. Pero antes, la pasada semana, ya había ensayado su farsa

Fue hace unos días. En el parque de La Mota de muy noble villa de Benavente. Rajoy abrió la campaña desde un banco. No, los que guardan el dinero no, no sean ustedes mal pensados. Los de madera. Los de tablas duras y pintadas. Los de los parques. Lo habían pintado dos días antes para que el presidente Rajoy destacara. Para que se subiera a él y recordara cómo hace unos años huyó por la ciudad por miedo a enfrentarse a unos sindicalistas que reclamaban trabajo. Al mismo banco. Que hable como presidente. Pero recién pintado.

El ambiente era gélido. Niebla. Mucha niebla. No se veía ni a jurar. Rajoy en lo alto. Debajo fantasmas. Unas docenas de cabezas y algunas manos chocando entre sí para ahuyentar el frío. O haciendo aspavientos. Como las del ínclito ‘El Dioni’ García Carnero. Agitaba una mano mientras con la otra le limpiaba los zapatos al actor subido al banco. Que se presenta a senador. Que sigue subido a la poltrona. ¿Es este el cambio Mariano? ¿Es esto rejuvenecer la política? La niebla no te deja ver, Mariano. Y los fantasmas te rodean. Los de tu partido en esta villa. Los que impidieron el saludo con el alcalde Luciano Huerga. No importa el partido. El señorío está por encima de todo. Y el de un presidente, más. Te iba a entregar un recuerdo. De la Historia. De las Cortes de Benavente. Se llama Carta Puebla, del año 1167. Para que aprendieras algo de historia, que no andas muy sobrado. Para que, en algunas negociaciones con independentistas, les pudieras explicar la verdadera historia de estos pueblos de España. De estas tierras de León. No estuviste a la altura, Mariano. Y tus fantasmas, menos.

La niebla no te deja ver, Mariano. Y los fantasmas te rodean

De ahí tu discurso fallido. Pobre. Incorrecto. Estrambótico. Decepcionante. “Es el vecino el que elige el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde". La niebla te heló la frente. Te columpiaste, Mariano. Al alcalde lo eligieron los vecinos. Y bien elegido está. Con la ley. Al que tú no saludaste por consejo de los fantasmas que te rodeaban. Te entablillaste. No con el banco recién pintado. Sería que no veías más allá de los fantasmas. Y así no viste 'los cuestos' de la Mota en obras. Por el derrumbe de la pasarela que se llevó, dicen, un millón de euros. Por los menos. Se derrumbó con cuatro gotas de lluvia. Los problemas de los ciudadanos no cuentan. Los errores de tus fantasmas, tampoco.

Sólo importa tu mirada corta. Engañar. Y que salgan elegidos tus amigos Carnero y Maíllo. Maíllo ya ni procesiones preside. Pregúntale cómo es alcalde de Casacheca de las Chanas. Con la ‘abstención’ de las ediles de IU. Raro, ¿eh? Parece un ‘tamayazo’. No te enteras Mariano. Te engañan tus fantasmas. ¿Y ‘El Dioni’ García Carnero? Es perenne su cargo. De vividor a cuenta del Senado. A cuenta de todos. Su viajes a Cuba. A Centroamérica. ¿O tiene la bula de cargo perenne? ¿No será por guardar silencio? Por guardar bien guardados los papeles del ‘Caso Zamora’. Cuando el PP en Madrid no tenía dinero y se llamaba a Zamora. Necesitamos ocho millones, pedía el interlocutor. Y allá se los mandaban. Ocho o diez, los que hubiera. A cuenta de los zamoranos. A cuenta de las carreteras sin hacer, sin arreglar. Que vayan por aminos. O por senderos. Que esperen al médico en la calle, total... Gente de pueblo. No te enteras Mariano de los fantasmas que te rodean.

Desde el banco tenías horizonte, pero no se veía

Desde el banco tenías horizonte, pero no se veía. La niebla te impedía ver El Teleno, el Órbigo, los Valles de Tera y Vidriales, las encinas, el agua y la vida. Mirada corta. Mirada fantasmal. Solo la mirada de un niño da altura a esa reunión fantasmagórica. Un hermoso niño sobre los hombros de su abuelo dio belleza y claridad a tus palabrerías. La mirada de un niño. Limpia, alta, de futuro, de cambio de vida. Si vuelves, Mariano, aprende algo de historia y de señorío. Estos niños te lo exigen. Aunque no les dejen subirse al banco recién pintado. Mientras, tú Mariano, sigue descansando. Sigue con tu farsa. Otros hacen teatro. Por Navidad.