Políticos cesantes en los templos del dinero
El tráfico del sector público al privado sigue a la orden del día. Se trata del fenómeno de “las puertas giratorias”, por el que los altos cargos cesantes se instalan en el mundo de los negocios. El último ejemplo lo brinda Yolanda Barcina, ex alcaldesa de Pamplona y ex presidenta de Navarra. Ahora acaba de ingresar en el consejo de administración de Movistar , la flamante filial de Telefónica que integra las televisiones de pago de Movistar TV y Canal .
Estos trasvases alcanzan su expresión suprema cuando tienen por destino las multimillonarias empresas del Ibex 35, selecto club que algunos ya motejan de Ibex 75 por la provecta edad de muchos de sus capitostes.
Tan extendida está la práctica, que casi la mitad de las compañías cotizadas en el opulento índice bursátil aloja a ex políticos en sus bien retribuidos sanedrines. Cuando éstos ya andan repletos, o bien se les alberga en alguna de sus incontables filiales, o bien se les asignan puestos de vagas asesorías, que en los últimos tiempos han brotado como hongos tras las lluvias otoñales.
Curiosamente, las entidades que sienten más querencia por los ex servidores públicos son las que se desempeñan en mercados regulados, es decir, que dependen de tarifas oficiales. Entre ellas brillan con luz propia las energéticas.
Veamos unos pocos ejemplos. La madrileña Endesa cuenta con cuatro ex jerarcas, en su mayoría catalanes. Quizás no sea ajeno a tal circunstancia el hecho de que este coloso eléctrico monopoliza el suministro en Cataluña.
En su centro decisorio se sienta desde 2009 el ex diputado convergente Miquel Roca Junyent, lobista al por mayor. Sirve tanto para un roto como para un descosido. No le duelen prendas a la hora de defender a la infanta Cristina en el caso Nóos, o a los prebostes del independentismo, si se tercia. Como decimos por estos andurriales, “qui paga mana”.
También están en nómina Elena Salgado, ex vice económica de Rodríguez Zapatero, que ocupa una vocalía de la filial chilena Chilectra. Lo mismo ocurre con David Madí, ex secretario de comunicación de CiU, y Joan Majó, ex ministro de Industria socialista, como jefe y vocal del órgano asesor para Cataluña, respectivamente.
Colusión perniciosa
A Endesa no le va a la zaga el otro gigante eléctrico, Iberdrola, que tiene a sueldo a cuatro ex notables. En su cúpula figuran uno del PP, Ángel Acebes, ex ministro de Interior, y otro del PSOE, Braulio Medel, ex viceconsejero de Economía de la Junta andaluza, hoy imputado por el escándalo de los “eres” fraudulentos. A la vez, Juan María Atutxa, ex consejero de Interior del País Vasco, está enchufado en una filial. Y Manuel Marín, ex timonel del Congreso de los diputados en la primera legislatura de ZP, pilota la poderosa Fundación Iberdrola.
Otra gran energética, Gas Natural, de la órbita de La Caixa, ha lucido durante cinco años como vocal de su consejo al mismísimo Felipe González. Cuando éste cesó la primavera última, su sitial pasó a Cristina Garmendia, ex ministra de Innovación con Zapatero. El puente de mando de la gasista incluye otro peso pesado, la austríaca Benita Ferrero-Waldner, ex comisaria de la Comisión Europea.
Por último, el titán petrolero Repsol tiene de ejecutivo máximo a Josu Jon Imaz, ex mandamás del PNV y ex consejero de Industria y Comercio del Gobierno Vasco. Así mismo, da acomodo en su cúspide a Luis Carlos Croissier, ministro de Industria con Felipe González.
El florilegio transcrito resume la penetrante presencia de ex mandatarios en los núcleos estelares del capitalismo nacional. Se llegan a contabilizar hasta 40 políticos que chupan del bote de las firmas punteras. Este desembarco en tromba alimenta las inevitables suspicacias del pueblo llano. De hecho, sin la impúdica connivencia público-privada no se explica que las tarifas eléctricas y petroleras que venimos sufriendo los ciudadanos españoles figuren crónicamente entre las más caras de toda la UE.