Pensamiento

Lo que pasará el 28S

24 septiembre, 2015 02:36

Francesc Moreno tiene toda la razón cuando dice que este domingo España no se juega la vida, pero sí que aumenten las tensiones de este órdago separatista que se ha convertido en una pesadilla.

La espera del desconocido Godot --"¡Nada ocurre, nadie viene, nadie va, es terrible!"-- recuerda a la del mito de Eldorado: la independencia

Los gallos de marzo fundaron hace tres años la Assemblea Nacional Catalana con ecos reverberantes de la histórica Assemblea de Catalunya. Fue en un Palau de Sant Jordi a reventar. Un mes después, la musa del president Artur Mas, Carme Forcadell, fue elegida presidenta de una ANC que en su cronograma fundacional puso en rojo fosforito el 11 de Setembre de 2014, como día de la declaración de independencia. Fecha tótem.

Como marca la ensoñación romántica ideada por el político y periodista Antoni Rovira i Virgili, president del Parlament de Catalunya en el exilio, la proclamación de la Republica catalana debía hacerse coincidir con los trescientos años de la caída de Barcelona.

Bueno. No es que Rovira i Virgili tuviera esos dotes de prestidigitador, pero para los seguidores de la ANC el simbolismo de la fecha les ponía para hacer algo grande. Lo máximo que Cataluña podía hacer en los últimos trescientos años, dixit Artur Mas, y él era el hombre encarnado para devolvernos el paraíso robado...

Entonces escribí un artículo que acababa así: al día siguiente, el 12 de Setembre de 2014, se bajará de nuevo el telón, y al otro día habrá una nueva función de 'Esperando a Godot'...

Esta obra de teatro de Samuel Beckett está considerada la obra cumbre del teatro del absurdo, cuyo más alto representante en España es Enrique Jardiel Poncela con 'Los ladrones son gente honrada'.

Los 'ladrones' de la ANC también son gente honrada; sí, 'ladrones', porque nos quieren arrebatar España a los catalanes que también nos sentimos españoles. Pero ahora quiero trazar el paralelismo con Esperando a Godot de Beckett.

Después del 27 de septiembre, llegará el lunes 28 y vuelta a empezar la semana. Y seis meses después llegará otro marzo, igual que el de 2012 cuando arrancó la ANC

Voy a hacer un spoiler para quien no conozca la historia de la obra del dramaturgo irlandés: dos personas (Vladimir alias 'Didi' y Estragón alias 'Gogo', pueden llamarlos Mas & Junqueras, tanto da), se encuentran en un paisaje desolado esperando, esperando y esperando a un desconocido Godot. En esa eterna espera conversan y a veces discuten. Se repiten una y otra vez. Van dando vueltas a lo mismo. Nunca pasa nada. Se aburren y aburren: "Hoy no vendrá, mañana de seguro, sin falta, lo hará". Es la frase que define la situación.

Ese bucle melancólico es una tragicomedia de la nada. Hay una frase definitiva: "¡Nada ocurre, nadie viene, nadie va, es terrible!". Pues bien, está metáfora, la espera del desconocido Godot, recuerda a la del mito de Eldorado: la independencia.

Después del 27 de septiembre, llegará el lunes 28 y vuelta a empezar la semana. Y seis meses después llegará otro marzo, igual que el de 2012 cuando arrancó la ANC. La historia y la vida es un enorme reloj de cocina que gira eternamente sobre su eje fuera del tiempo.

El órdago separatista es un monumento al teatro del absurdo del que nuestro país es maestro: Enrique Jardiel Poncela estrenó su obra once años antes de que Samuel Beckett estrenara la suya.

El espejismo de unos desesperados que vagan por el desierto es una condena que, tal vez, merezcamos porque --como un día leí a alguien-- España ha sido una mala madre para los españoles. No recuerdo a quién, pero tiene razón porque, si no, no nos pasaría esta fantasmal pesadilla a la que estamos condenados de por vida.

En el fondo, los separatistas son Vladimir y Estragón, protagonistas de una obra absurda. Acabo con esta escena final paradigmática:

Estragón: No hay nada que hacer
Vladimir: Entonces ¿nos vamos?
Estragón: Sí, vámonos.
(No se mueven)