Pensamiento

Contra el odio y la violencia

17 junio, 2015 08:45

El pasado 13 de junio se constituyeron algunos de los ayuntamientos más emblemáticos de nuestro país envueltos en la polémica y en no pocos incidentes.

No puedo evitar asociar esta fecha con otro sábado de triste recuerdo, el 27 de julio de 1793, en el que Maximilien de Robespierre entró a formar parte del Comité de Salvación pública, instaurando el Régimen del Terror. No se me escandalice por la comparación el lector de veleidades políticas más montaraces. Le ruego que antes de exaltarse lea mi reflexión hasta el final. Tiempo habrá para sofocos.

Una conducta asumida en su ADN político, que expresa su intolerancia y falta de respeto hacia las esencias de todo régimen democrático

Mucho se ha escrito en estos días sobre los desmanes verbales de algunos representantes de la izquierda radical. Tan justamente indignadas han sido algunas críticas como cínicas y sonrojantes en su desfachatez, las excusas de otros –impagables los desvaríos de Monedero en la Sexta o el arropamiento podemita y de los hooligans de Ahora Madrid al concejal Zapata en las redes sociales-. Novedoso recurso el de “y tú más”, sí señor. Muy propio de partidos anticasta.

El problema de estas y otras manifestaciones de la manada de émulos de La Montaña jacobina no es tan sólo la miseria moral, el odio o el afán revanchista y frentista que destilan. El verdadero problema es que constituyen un patrón de comportamiento. Una conducta por repetida asumida en su ADN político, que expresa su intolerancia y falta de respeto hacia las esencias de todo régimen democrático y los derechos fundamentales sobre los que se asientan.

Es evidente que toda revolución no es una evolución. También podemos sostener lo contrario. Pero lo que no deja de preocupar es que ahora, como en otras épocas, al calor de la necesidad y las situaciones desesperadas de muchos ciudadanos, sofistas de academia envuelvan sus lobunas intenciones en mantos de blanca lana para alcanzar el poder y, desde sus recién estrenadas poltronas, intentar desmontar –que no renovar- la democracia que todos nos hemos dado con la ayuda de violentos y agresivos “supporters” del más triste y espero que casi extinto corte futbolero.

Como integrante de una fuerza política que condena sin paliativos estas prácticas, podría usted, avezado lector, creer que la mirada que dirijo a estos acontecimientos puede estar un tanto sesgada. Nada mejor que remitirme a los hechos, aunque sea de modo sucinto, para que juzgue por sí mismo: ¿un patrón o hechos aislados?

Guillermo Zapata, concejal por Ahora Madrid:
“Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcaser (sic!) para que no vaya Irene Villa a por repuestos”.
“¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En los ceniceros”.

Pablo Soto, concejal por Ahora Madrid:
"Yo no puedo aseguraros que por torturar y matar a Gallardón se vaya a cambiar toda la historia, pero por probar no perdemos nada".
“"Ojo, que no es que yo quiera quemar bancos, que es por su bien. Y por lo bonito que hace el fuego".

Jorge García Castaño, concejal por Ahora Madrid:
“Compañeras, creo que ha llegado el día de empalar a Toni Cantó”.

Alba López Mendiola, concejal por Ahora Madrid:
Esta autodefinida marxista leninista, ríe en un tweet en el que incluye la noticia del fallecimiento de un teniente coronel al colocar la bandera española en el tejado de su residencia.

¿Qué decir de la portavoz de Carmena, Rita Maestre? Que está pendiente de Juicio Oral por un acto de profanación por ofensa de los sentimientos religiosos al asaltar la capilla de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Ya se sabe que la libertad de culto no es un derecho fundamental… para algunos. Impagable también la exhibición de sus turgentes senos como expresión reivindicativa. Muy respetuoso con sensibilidades ajenas.

Acabo esta reseña en la capital con los anónimos seguidores de Ahora Madrid en las redes sociales hablando de Ana Pastor a raíz de su entrevista a la lideresa de Ahora Madrid: "Algún día sacaremos a los republicanos de las fosas y las llenaremos con perras voceras como tú, bastarda".

Pero claro, ya se sabe que en las redes hay animales de todo pelaje. Eso les disculpa mucho.

Lo mismo puede decirse de los simpatizantes de Ahora Madrid que el sábado se concentraron ante el municipio durante la investidura de la ex juez e insultaron a Begoña Villacís, representante de Ciudadanos, afirmando que merecía "la guillotina y la horca". Claro, es que con su trayectoria política … ¿Qué no tiene? Pues por sus ideas. ¡Habrase visto desfachatez la de la naranjita!.

Viajando por el resto de nuestro maltrecho país, quisiera detenerme primero en Andalucía y luego en dos comunidades que han sufrido el flagelo del terrorismo nacionalista.

La representante andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, cual corifeo de Pablo Iglesias afirmó: “El miedo ha cambiado de bando y la ilusión, también”. Debe estar muy influida por la máxima del viejo Maximilien: “El terror no es más que la justicia rápida, severa, inflexible”. Que teman ellos pues.

No son el fruto de puntuales deslices propios de la condición humana. Constituyen un patrón

Los concejales de UPN, grupo mayoritario en el Ayuntamiento de Pamplona, así como sus familiares, han sido insultados y amenazados tras la toma de posesión del nuevo alcalde Joseba Asirón, de Bildu. La hija de uno de los concejales ha sido acosada y le han dedicado una sana y bienintencionada admonición: “Ahora sí que vais a necesitar escolta”. Me ahorro otras presiones a sus candidatos durante la campaña por mor de la síntesis.

Paralelamente, las Candidaturas de Unidad Popular (CUP), grupo separatista radical catalán, no se quedan atrás. Más allá de los acosos, amenazas e insultos a miembros de mi partido, práctica en la que se aplican con fruición desde hace años, María José Lecha, la representante de su grupo municipal en Barcelona, terminó su intervención en el pleno con el grito de "Visca la Terra Lliure", Viva Tierra Libre, en referencia a la banda terrorista del mismo nombre. ¿Apología del terrorismo? El tiempo dirá.

Josep Garganté, otro de sus concejales, fue condenado a pagar cinco mil euros por destrozar una cámara de TV3 durante una huelga. Garganté lleva inscrita en las falanges de la mano izquierda la palabra "odio". ¿Sorprendente?
¿Un patrón o hechos aislados?

Decía Ortega y Gasset que “odiar a alguien es sentir irritación por su simple existencia”. Lo preocupante de todas estas manifestaciones, querido lector, es que no son el fruto de puntuales deslices propios de la condición humana. Constituyen un patrón. Expresan un marco profundo de pensamiento, polarizador, simplista, demagógico y violento. Son fruto de unas mentes totalitarias incompatibles con el debate de ideas que es consustancial a la democracia. En ellos se personaliza la definición de Todorov: “El totalitarismo es un intento por restablecer características de la sociedad de ayer en un marco moderno y de someter nuevamente al individuo al grupo e imponer valores únicos a toda la sociedad”.

Frente a estas actitudes, me uno a Václav Havel para afirmar con contundencia: Estamos obligados a luchar enérgicamente contra todos los eventuales gérmenes de odio colectivo.