Los 'viejojóvenes'
No insulto la inteligencia de los lectores, todos ellos saben que estamos pasando tiempos convulsos en la política. No sabría que responderles cuando me preguntan si es acertado o no votar. Sinceramente. Todos sabemos que hay mucho donde escoger. Muchos partidos donde ir y participar. La gente me habla de engaños. Pero me sería complicado elaborar una lista donde situaran a los partidos tradicionales y a los nuevos con sus a favor y sus en contra.
Los tiempos han cambiado pero algunos se resisten a aceptar lo que les viene encima
No porque sea una tarea especialmente difícil. Puede resultar muy simple a simple vista. Pero para elaborar tal cosa hay que verlo con cierta distancia, especialmente en el tiempo. Cosa que por ahora resulta complicado. Especialmente por el factor tiempo. Todo se verá.
Los nuevos partidos tienden a poner como hemos visto a caras nuevas, especialmente jóvenes. Porque representan la novedad, representan una limpieza estética y rompe con todo lo anterior. Desde los radicalismos hasta los moderados. En cambio, los partidos tradicionales forzados por la presión electoral han incluido nuevos rostros para reforzar la credibilidad ante los votantes. Durante toda mi vida me han repetido esa frase de que la experiencia es una virtud. Y estoy completamente de acuerdo porque genera cierta estabilidad. Sea donde sea y en cualquier faceta de la vida.
Tenía una novia que decía que al final, el maquillaje al cabo de las horas se acaba agotando y desintegrando. Yo no sé si al cabo de unos meses o un par de años ese maquillaje de los nuevos partidos acabará desintegrado. Como le ha pasado a UPyD. Que todas las banderas que ha sustentado se han ido derrumbando. Desde sus inicios era una opción al bipartidismo, un partido con mucha democracia interna, con opciones claras de representar la tercera vía. Y ahora, acusado de autoritaria su líder, con candidatos a dedo, con fugas de militantes… ha caído el maquillaje. Quizá le suceda a sus sustitutos.
Ser joven representa muchas cosas: el entusiasmo, las ganas, el empuje, la frescura… y no lo digo yo porque lo sea. Creo que estarían de acuerdo todas las generaciones. Lo que es preocupante son los falsos jóvenes. Esos viejojóvenes que por edad lo son pero por formas es lo más rancio. Esos estilos que no son más que el reflejo del hombre. Aquellos caciquismos piramidales de antaño. Esos que su mezquindad obcena le nubla la mente y le ciega la mirada. Los que son hijos de Narciso y que por ello son incapaces de nutrirse de lo que hacen otros a sus pesar. Porque se piensan que son únicos cuando no van más allá de alimentarse patológicamente de si mismos y renunciando a la sabia actitud de Goya que es la mejor que uno puede adoptar en la vida: “Siempre aprendo”.
Los tiempos han cambiado pero algunos se resisten a aceptar lo que les viene encima. Porque son incapaces de mirar más allá de su joven ombligo y de la mano que les da de comer. La vida es como la democracia, lo único aceptable y valido hasta que den con otro. Pero siempre vale la pena vivirla al igual que la política. Tanto es así que su motor y su aliento es no olvidar que se está haciendo algo mucho más grande que uno mismo. De hecho, nuestra sociedad aprende que acompañado se camina más despacio pero se llega más lejos. Lo importante es que las ideas no desaparezcan. Como decía Víctor Hugo: Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, son las ideas. Y en la práctica eso es lo que debe prevalecer por delante de todo porque al final, mientras uno está sentado en su poltrona, la sociedad avanza y como consecuencia va mostrado la propia naturaleza de la gente. En política, no te sientes, puede que se siente alguien a tu lado que no te guste jamás.