Lengua española y lenguas de España
Intervengo en el debate entre Marita Rodríguez y Mercè Vilarrubias sobre una posible Ley de lenguas en la que se postula que en España -en todo su territorio- sean oficiales todas las lenguas vernáculas. Se dice en el artículo como argumento que, si las instituciones del Estado son de todos los españoles -y catalanes, vascos y gallegos lo son-, precisamente por ello deben atender a catalanes, vascos y gallegos en sus respectivas lenguas regionales, en toda España y ampliar la oficialidad de esas lenguas a todas las instituciones que dependan del Estado. Y eso aunque ya son oficiales en los territorios autónomos donde tradicionalmente se han hablado libremente, excepción hecha de las dos dictaduras que hemos padecido en el siglo XX. Eso como muestra de "comprensión y afecto" de toditos los españoles aunque las instituciones autonómicas -al menos las catalanas- también son de todos los catalanes y solo sirven lingüísticamente a los ciudadanos de habla catalana, los de habla castellana/española están excluidos de esa ciudadanía que tiene asegurados los derechos lingüísticos.
Es curioso que a estas alturas estos promotores de la ampliación de la oficialidad de las lenguas vernáculas esperen de los nacionalistas alguna concesión
Los bienintencionados promotores de esta Ley de lenguas hablan de la voluntariedad de cambiar la mentalidad nacionalista y así conseguir que se respeten los derechos de los castellanohablantes en Cataluña. Pero el nacionalismo catalán ha hecho de la lengua catalana un arma política con la que ha negociado con los distintos partidos políticos que han gobernado España. Los derechos lingüísticos de los catalanes hablantes de español han sido la moneda de cambio en las negociaciones de los nacionalistas con gobiernos del PSOE y del PP.
Es curioso que a estas alturas estos promotores de la ampliación de la oficialidad de las lenguas vernáculas esperen de los nacionalistas alguna concesión.
Dicen: "Queremos ganarnos a la opinión pública catalana". Creo que aquí ingenuamente se confunde la opinión pública catalana con 'la opinión publicada y difundida por los medios catalanes' que apoyados por sustanciales subvenciones escriben lo que el subvencionador quiere leer u oír. Y eso ocurre hasta en ciertos autores consagrados.
El modus operandi es el siguiente: se cocina una opinión, la que convenga, y se difunde en el momento que convenga. Así ha ocurrido con "España nos roba", o "el catalán está amenazado de muerte", aunque la realidad sea justamente la contraria. Ni España roba nada a los catalanes -que son españoles-, ni el catalán está en peligro de extinción.
Parecería que estos insignes estudiosos del plurilingüismo estatal pretendiesen hacer suya la estrategia de los nacionalistas que sintetiza muy bien la frase latina "do ut des" ("te doy para que me des"). Es decir, España, que es de todos, se declara con esta propuesta de Ley de lenguas un país plurilingüe, que no lo es, solo para contentar a los nacionalistas/secesionistas. Para que sean felices y no tengan que utilizar el español en el resto de España. Aunque el resto de españoles no puedan aspirar a un puesto en la Administración catalana, vasca o gallega si no demuestran su conocimiento de la lengua vernácula de la Comunidad.
Un país plurilingüe es aquel en que varias lenguas se extienden por todo el territorio. En España las lenguas españolas minoritarias están circunscritas a unos territorios determinados y concretos donde comparten oficialidad con el idioma español extendido desde tiempo inmemorial por todo el territorio español y presente en dichas Comunidades con otra lengua vernácula desde hace muchísimos siglos. En Cataluña basta solo hojear las crónicas medievales para ver grandes párrafos en castellano.
La propuesta de extender la oficialidad de las lenguas vernáculas nos parece de todo punto improcedente. Creo que estas bienintencionadas personas que proponen esta Ley de lenguas no han tenido en cuenta algunas consideraciones:
1. En España, excepto en las CCAA bilingües, no hay demanda alguna de utilizar otra lengua que no sea el español. El número de ciudadanos que demandan un servicio es determinante para ofrecer ese servicio, especialmente cuando no es indispensable. En español nos entendemos todos.
El hecho de ofrecer todas las lenguas españolas en las instituciones nos parece un despilfarro, ya que tenemos la enorme suerte de tener una lengua en la que nos entendemos todos y eso desde hace siglos. ¿Qué país de nuestro entorno ha tomado semejante medida?
2. A los nacionalismos no se les contentará jamás con nada. La reivindicación constante es su modus vivendi. Los más de 35 años de Constitución lo avalan. Jamás han acatado una sentencia lingüística, y ya van cinco y de distintos tribunales.
3. Los nacionalismos han sido -al menos hasta ahora- traidores a la Constitución. Han buscado permanentemente reventar sus costuras para hacerla inviable. Por el hecho de ampliar la oferta lingüística a toda España no van a dejar de ser lo que son, intrínsecamente desleales cuando la ley no les conviene.
4. Hay un excesivo número de universidades catalanas que ofertan Filología catalana cuyos licenciados, engrosan el paro o las filas de la política regional y de la burocracia catalana ya de por sí excesivamente abultada. Esos serían los únicos beneficiarios de la propuesta de la Ley de lenguas. Sin embargo el ofertar clases de una o varias lenguas de España en el bachillerato y/o las universidades del resto de España -a demanda- podría ser una buena salida para tanto filólogo catalán, vasco o gallego.
5. Los nacionalistas, que son expansionistas per se, utilizarían la supuesta Ley de lenguas como un logro más frente al Estado y los no nacionalistas en Cataluña y el resto de España como otra humillación más a todos los españoles. Esa ampliación de la oficialidad de las lenguas regionales solo beneficia a los nacionalistas, no a todos los españoles. Y el costo lo pagaríamos todos.
Estos promotores de la Ley de lenguas podrían extender el concepto de 'lengua minoritaria' (de pocos hablantes) y la diferencia con el concepto de 'lengua minorizada' (inservible para las funciones altas de la comunicación: política, administración, escuela etc.). Ninguna lengua española esta minorizada en su territorio. También podrían repasar la definición que hicieron de 'conflicto lingüístico' Vallverdú, Aracil y Ninyoles en el Congreso de Cultura Catalana (1978). Hay conflicto lingüístico cuando dos lenguas que conviven en un mismo territorio y una es políticamente dominante mientras otra es políticamente dominada. Cualquier sociolingüista afirmará que todo conflicto lingüístico remite a un conflicto social explícito o latente. Ese conflicto podría extenderse a todo el territorio español.
La extensión de la cooficialidad de las lenguas vernáculas a todo el territorio español no solucionaría absolutamente nada
Si las otras lenguas de España son oficiales en todo el territorio del Estado inmediatamente pasarían a ser oficiales en el Parlamento Europeo, con el costo consiguiente, y hay que suponer que tendría efecto imitativo ante las demás lenguas minoritarias de Europa. Uno de los problemas que tiene Europa es su variedad lingüística. Un tercio del presupuesto del Parlamento Europeo se lo lleva el problema lingüístico, la traducción. Mitterrand antes de morir ya propuso trabajar con solo 5 lenguas: alemán, francés, inglés, italiano y español. Se tenía en cuenta el número de hablantes y "bilingües pasivos" dentro de Europa (alemán, francés e italiano) y las dos lenguas llamadas "de comunicación": inglés y español.
Hay que distinguir entre 'Lengua española y lenguas de España' (libro de D. Gregorio Salvador, de la RAE). Las lenguas de España son aquellas que tienen asentamiento en una parte reducida del territorio español. La lengua española es la que tradicionalmente ha sido hablada, escrita y difundida por la mayoría de los españoles, incluidos catalanes, vascos y gallegos, tenida por tal en la literatura, exportada a América e históricamente bien documentada, aunque no tuviese el rango de oficial hasta la Constitución de 1931.
Los derechos de los hablantes de las lenguas vernáculas de España están asegurados por la Constitución y por los tratados firmados por España como la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias en los términos más amplios posibles, como asegurar la enseñanza obligatoria totalmente en la lengua regional para los hablantes de dicha lengua si quieren, y para todo aquel que viviendo en ese territorio deseen escolarizarse en dicha lengua. Algo que omiten ladinamente los nacionalismos, la voluntariedad de la escolarización en catalán.
La extensión de la cooficialidad de las lenguas vernáculas a todo el territorio español no solucionaría absolutamente nada. Si los nacionalismos han sido incapaces de respetar los derechos de los hablantes de castellano en Cataluña en 35 años, incluso después de tantas sentencias judiciales, el hecho de ampliarles la cooficialidad les daría más fuerza y más seguridad para mantener y ampliar la imposición del catalán incluso con fuerte represión en Cataluña.
¿Cuál es la solución entonces? No votar a los partidos que han demostrado una y otra vez que desprecian los derechos de los ciudadanos si esos derechos colisionan con sus proyectos políticos. Votar a los que quieren una Cataluña plural, con dos lenguas oficiales, con una escuela en catalán y/o en castellano, o en ambas lenguas, y con derecho a la elección de lengua por parte de los padres. Una Cataluña en las que sea el ciudadano quien elija la lengua en su relación con la Administración porque la Administración está al servicio del ciudadano, que es quien la paga con sus impuestos.