Pensamiento

Declaración unilateral de independencia: un mal sueño

25 enero, 2015 09:56

Una vez superada la etapa del "proceso participativo" del pasado 9N, Artur Mas y Oriol Junqueras se han puesto finalmente de acuerdo sobre el siguiente paso a dar hacia la culminación del sueño soberanista: la creación de una Cataluña independiente pasando por la celebración de unas elecciones supuestamente plebiscitarias el próximo 27 de septiembre.

El "dividendo de la independencia" estaría lejos de que pudiera materializarse, al menos en un futuro próximo

Sin embargo, todo parece indicar que los ritmos posteriores variarían: el líder de ERC apuesta por la vía rápida a través de una declaración unilateral de independencia (DUI) y nuestro president prefiere un período durante el cual se negociarían con el Estado las condiciones de la separación. Quizás es el momento de volver a recordar las consecuencias de ambas situaciones.

A los ciudadanos solamente nos cuentan la supuesta parte positiva de la independencia, principalmente, que todos los impuestos recaudados se quedarían en Cataluña, lo que permitiría retrotraer todos los recortes presupuestarios introducidos en los servicios públicos (educación, sanidad, servicios sociales, etc.), cuando no directamente mejorar la prestación de los mismos. Los famosos 16.000 millones de euros.

Sin embargo, el "dividendo de la independencia" estaría lejos de que pudiera materializarse, al menos en un futuro próximo, tanto porque en la actual situación económica el déficit de la Generalidad con el Estado es muy reducido en términos de flujos monetarios como por las consecuencias que un proceso de independencia acarrearía: reducción del comercio y las inversiones, deslocalización de empresas, etc. lo que ocasionaría una contracción del PIB de Cataluña y la subsiguiente reducción en la recaudación de impuestos y aumento de gastos.

En cuanto a la salida de Cataluña de la UE, nos dicen que como esta es muy pragmática y Cataluña ha sido siempre parte de Europa, ya se negociará una solución, y eso a pesar de las reiteradas declaraciones por parte de los responsables de las instituciones europeas en sentido contrario: una Cataluña independiente debería solicitar su ingreso en la UE como cualquier país tercero.

Pero estas dudas se refieren al caso hipotético de que la independencia fuera pactada. En el caso de una DUI, la situación sería mucho peor por la falta de reconocimiento internacional del nuevo Estado (al no encontrarse Cataluña en una situación colonial o de graves deficiencias en el respeto de los valores democráticos y los derechos humanos) y, por ende, la imposibilidad de su ingreso en la UE. Entonces, ya no hablaríamos solamente de subidas de aranceles a las exportaciones catalanas (tanto hacia la UE como hacia aquellos países con los que ésta tiene acuerdos comerciales), pérdidas de subvenciones en las diferentes políticas comunitarias (como, por ejemplo, en la agricultura), etc. sino que, además, dichas exportaciones tendrían muchas dificultades de llevarse a cabo, como ocurre en situaciones similares (como Abjasia, Osetia del Sur y la República Turca del Norte de Chipre (RTNC) donde su 'comercio internacional' se limita a los países que las reconocen, fundamentalmente Rusia y Turquía).

Existen sectores particulares donde el impacto económico de una DUI podría suponer una verdadera debacle económica para Cataluña

Pero es que aún hay más, pues existen sectores particulares donde el impacto económico podría suponer una verdadera debacle económica para Cataluña, como sería el caso del transporte aéreo que al ser regido por la Convención de Chicago, en base a acuerdos bilaterales entre Estados reconocidos internacionalmente, todos los derechos de despegue y aterrizaje del aeropuerto del Prat podrían quedar suspendidos. ¡Imagínense, la suspensión de prácticamente todos los vuelos comerciales hacia y desde Barcelona! No habría economía que lo resistiera. Eso es lo que pasa en Abjasia y en Osetia del Sur, ya que desde que declararon su independencia de Georgia en 2008, sólo tienen vuelos con Rusia y poco más; o en la RTNC cuyas conexiones aéreas deben pasar forzosamente por Turquía (con algunas excepciones, como es el caso de Azerbaiján).

Adicionalmente, y dado que técnicamente es fácil "anular" la validez de los dos documentos que acreditan la nacionalidad española (es decir, el DNI y el pasaporte), una DUI podría suponer que los ciudadanos de Cataluña no podríamos viajar al extranjero, y en el caso de la mayoría de países de la UE y otros países europeos, a través del Acuerdo Schengen, tampoco residir y trabajar libremente en ellos. Bastaría con que el Gobierno español lo comunicara a las autoridades responsables del control de fronteras de países terceros a través de los mecanismos previstos para ello (particularmente eficientes en el caso del Acuerdo Schengen). Desde ese momento, por ejemplo, cualquier DNI que establezca que la residencia del titular está dentro de Cataluña dejaría de ser válido para cruzar una frontera. Esta situación no cambiaría aunque las autoridades del nuevo Estado emitieran nuevos documentos (en substitución de los "españoles") ya que estos no serían aceptados por las autoridades de países terceros en tanto no reconocieran al nuevo Estado. Esto es lo que sucede actualmente con los ciudadanos de la RTNC quienes no pueden viajar al extranjero con sus documentos 'turco-chipriotas' con la excepción de Turquía.

Pero algunos desde el nacionalismo ya han encontrado la solución para el caso en que España pusiera las cosas difíciles: debido a su situación geográfica, una parte importante del transporte de mercancías desde España hacia el exterior pasa por Cataluña, por lo que España debería ser la primera interesada tanto en reconocer al nuevo Estado como en que no quedase fuera de la UE. En el fondo lo que se insinúa es que Cataluña podría impedir o dificultar (por ejemplo, a través de la imposición de aranceles) la exportación de mercancías españolas hacia el exterior, incluido hacia el resto de la propia UE. Efectivamente, es verdad que una Cataluña independiente podría prohibir el paso o imponer trabas (aranceles, licencias, cuotas, etc.) a las exportaciones españolas hacia el exterior, incluida la UE, que las hicieran más onerosas. El problema son las más que probables consecuencias que se derivarían de adoptar una política de tales características.

La UE podría introducir medidas de represalia a las exportaciones catalanas hacia o en tránsito por la UE

Aparte del reconocimiento internacional, el primer objetivo de orden económico de una Cataluña independiente para 'normalizar' su situación debería ser acceder a la OMC (Organización Mundial de Comercio) y, accesoriamente, a la OMA (Organización Mundial de Aduanas) dada la importancia de las exportaciones en la economía catalana. Primero de todo, para conseguir la cláusula MFN (Nación Más Favorecida) para sus exportaciones a terceros países y evitar, así, la imposición de aranceles prohibitivos a las mismas; y, segundo, como paso necesario para poder negociar y firmar un Acuerdo de Asociación con la UE, con el fin de poder tener acceso al Mercado Único Europeo y como antesala a su ingreso en la UE. El único problema es que uno de los pilares fundamentales de la OMC es, precisamente, la "libertad de tránsito" de mercancías en el marco del comercio internacional (por ejemplo, desde Portugal a Francia, "en tránsito" por España) que proscribe la imposición de cualquier tipo de impedimento a las mercancías en tránsito salvo aquellos encaminados a evitar el tráfico ilegal de las mismas (fraude, tráfico de armas, tráfico de drogas, etc.).

Pero aún hay más. Si una Cataluña independiente introdujera este tipo de medidas, la UE podría introducir asimismo medidas de represalia a las exportaciones catalanas hacia o en tránsito por la UE, tales como aranceles (incluso prohibitivos), y en un caso extremo hasta sanciones económicas, pues las mercancías españolas son mercancías de la propia UE. Un muy mal augurio para el ingreso de Cataluña en la UE y un desastre para la economía catalana debido a su dependencia de las exportaciones.

En resumen, un mal sueño con todos los visos de transformarse en una pesadilla.