Un tal William Cole, que escribe en los Ángeles Times, sostiene que los “unionistas” catalanes -para él unos pocos conservadores de piedra picada que no se han enterado que “Franco ya no manda”- le han pedido al presidente que envíe los tanques a Cataluña. ¿Alguno de ustedes ha pedido alguno? Yo tampoco.
Un artículo demencial, con graves acusaciones que, en mi modesta opinión, deberían tener respuesta por parte de nuestros políticos y ciudadanos “unionistas"
A veces uno lee en periódicos de fuera unas aseveraciones sobre lo que está ocurriendo en Cataluña que son para frotarse los ojos. ¿Desinformación? ¿Un unto más de las pródigas arcas del nacionalismo? ¿Estimadísimos prejuicios que encuentran otro soporte? De lo que no cabe duda es de que quien redacta esos párrafos piensa que la independencia de Cataluña es la causa de unos progresistas henchidos de razón. Y que no se la comparen con la escocesa porque los catalanes tenemos razones que dejan en faldita corta a los seguidores de Salmond. Nuestra economía es mucho mayor –y eso para un progre de hoy en día es un motivo de peso-, hablamos de forma extensa el catalán y el gaélico sólo una minoría y, a diferencia de unos acogedores británicos que siempre han celebrado la participación en los asuntos comunes de los políticos escoceses, en España al último presidente catalán se le vio en 1873.
Para él, el referéndum escocés ha tenido la bendición del Gobierno mientras que en Madrid se oponen y, agárrense, “dicen que es ilegal”. ¿Really? Increíble agravio teniendo en cuenta que en España pasan cosas que no tienen parangón en Cataluña. Un paro rampante, gran corrupción del Gobierno e incompetencia absoluta. Claro, con este panorama incluso un partido de “centro-izquierda” (sí, no se rían) como el de Artur Mas no ha podido menos que acabar dando apoyo a la independencia. El sentimiento general es que, España, lejos de apreciar a los catalanes por contribuir más de lo que les toca, en realidad les desprecian y, oh, ¡les ridiculizan! Así las cosas, los catalanes se sienten humillados y furiosos, y salen masivamente a la calle a manifestarse.
En fin, un artículo demencial, con graves acusaciones que, en mi modesta opinión, deberían tener respuesta por parte de nuestros políticos y ciudadanos “unionistas”. Un periodista inconsecuente que, después de meterse en jardines que no conoce e insultar de forma tan burda, termina su artículo confiándonos que, pensándolo bien, todo eso de la independencia podría ser un problemón de cuidado, entre otras razones porque tanto Cataluña como el País Vasco mantienen aspiraciones transnacionales que podrían poner en apuros a los franceses, por quienes debe sentir más simpatía a tenor de su preocupación por si se resienten sus territorios del sur y luego vienen detrás los bretones, los corsos y,“quizá”, los alsacianos. Eso sí que le dolería.